EXTREMADURA
¿VAMOS HACIA UN DESIERTO DEMOGRÁFICO?
Según
datos oficiales del INE (Instituto Nacional de Estadística), Extremadura y las
dos provincias que la integran, Badajoz y Cáceres, han perdido población en la
última década (2013 – 2022). Mientras España en este período de tiempo
aumentaba su población en 305.814 personas, un incremento del 0,65 %,
Extremadura perdía 49.759 habitantes, una disminución del 4,51 %.
Esto
supone que en la última década Extremadura ha perdido una media de casi 5.000
habitantes al año, lo que da idea del vaciado demográfico que se está
produciendo en nuestra región.
Por
provincias en dicho período perdían población las dos que integran la comunidad
autónoma. Pero el problema era de más gravedad en Cáceres que en Badajoz.
Badajoz perdía 29.605 habitantes, un 3,88 % (una media de 2.960 al año) y
Cáceres disminuía su población en 22.854 personas, un 5,57 % (una media de
2.285 anuales).
En
la estimación del INE para el año 2022. Extremadura alcanzaba una población de
1.054.245 habitantes que se distribuían entre Badajoz poblada por 666.824
habitantes (el 63,25 %) y Cáceres en donde vivían 387.421 personas (el 36,75
%). La tradicional proporción de la que siempre se hablaba del 60 % de la
población habitando en la provincia de Badajoz y 40 % en la de Cáceres, se está
rompiendo en favor de la provincia pacense.
No
siempre ocurrió este descenso demográfico. Entre 1998 y 2013 (período de 16
años) Extremadura aumentó su población en 34.585 habitantes, un 3,23 %. Badajoz
incrementó su censo en 29.926 personas, un 4,51 % y Cáceres 4.659 habitantes un
1,15 %.
Pero
además se está produciendo un hecho preocupante en los últimos años. No sólo
pierde población el medio rural extremeño. El problema afecta en mayor o menor
medida a alguna de las grandes ciudades, las mayores de 25.000 habitantes. El
Atlas Socioeconómico de Extremadura 2021 publicado por el IEEX (Instituto de
Estadística de Extremadura) nos da los siguientes datos.
En
el período más reciente (2016 – 2021) experimentan una regresión en su
población las ciudades de Almendralejo, Cáceres, Plasencia y Villanueva de la
Serena. Crecen Badajoz, Don Benito y Mérida.
En
las grandes ciudades el porcentaje de extranjeros varía entre el 9,31 % de
Almendralejo y el 2,53 % de Plasencia.
A
nivel provincial las dos provincias tienden a la regresión poblacional y
Extremadura en consecuencia también.
Un
análisis por Mancomunidades en las que no se integran las grandes ciudades muestra
que todas ellas tanto en la provincia de Badajoz como en la de Cáceres se
encuentran en regresión poblacional.
Si
continúa este ritmo de pérdida de población en un plazo de 10 – 12 años la
comunidad autónoma perderá la cifra – referencia del millón de habitantes.
¿Y cómo solucionamos este grave problema?
Para
frenar este vaciado demográfico Extremadura ha de poner en valor sus fortalezas
y mejorar sus debilidades, aprovechando la coyuntura de oportunidad que existe
en la actualidad con la entrada en juego de una importante cantidad de Fondos
Next Generation procedentes de Europa.
Ha
de llevar a cabo además de la industrialización, las segundas o terceras
transformaciones de sus productos agroalimentarios. Son recursos naturales
procedentes de un potente sector agroganadero, que han de ser industrializados
y comercializados desde la región para retener aquí su valor añadido y no
exportarlos en bruto o semitransformados, para que se conviertan en otras
regiones que se aprovecharán de la plusvalía generada.
El
turismo es otro recurso natural que presenta en Extremadura un alto potencial.
Ha de mejorarse la calidad de nuestra oferta turística y ofrecer nuevas
perspectivas al visitante. Creo que se está recorriendo un camino acertado,
aunando el turismo de ciudades históricas como: Cáceres. Mérida, Plasencia,
Trujillo, Jerez de los Caballeros, Zafra o Coria entre otras, con el turismo de
naturaleza de comarcas de extraordinaria belleza en el del norte de Cáceres y
otras de la provincia de Badajoz como Tentudía o la dehesa sureña.
En
la nueva coyuntura climática que vivimos, ha de apostarse por la explotación
racional de las energías renovables. Tenemos sol, viento y agua, pero no
podemos convertirnos en un suministrador de energía exclusivamente, sino acoger
industrias relacionadas con las nuevas tecnologías aprovechando nuestra
producción energética renovable. La industrialización apoyada en nuestras
fuentes de energía puede convertirse en una fortaleza a explotar. Minería y
transformación del litio en baterías, producción de hidrógeno verde, centros de
proceso de datos o empresas de biotecnología, podrían ser abastecidas con energías
renovables, además de favorecer el autoconsumo para la industria ya existente,
buscando una reducción de costes.
Se
necesita con urgencia terminar nuestras infraestructuras de transporte. La alta
velocidad Madrid – Lisboa por Cáceres y Badajoz, la mejora de la línea Mérida –
Brazatortas y la reapertura con nuevo trazado de la vía férrea Corredor Oeste –
Ruta de la Plata prioritariamente en el tramo Plasencia – Salamanca, se revelan
como muy importantes para que Extremadura pueda asegurar en el futuro un
desarrollo económico adecuado. La terminación de la autovía autonómica EX – A1
hasta Portugal, la Autovía Cáceres - Badajoz y la autovía A 43 (actual N- 430)
son muy también muy necesarias.
De
igual modo, es imprescindible la instalación de redes de conectividad con
vistas a usar las nuevas tecnologías y propiciar la digitalización, para que
Extremadura frene su vaciado demográfico y no se convierta en un desierto
poblacional.
Y
una revisión a fondo de sus zonas protegidas para evitar que se conviertan en
un obstáculo para el desarrollo regional. Sólo ha de protegerse aquello que
tenga destacados valores ambientales tras llevar a cabo un estudio
multidisciplinar del territorio.
Todas
las actuaciones anteriores constituyen una ardua tarea que ha de acometerse de
inmediato. Si no se hace así, terminaremos convertidos en un parque natural y
en consecuencia en un desierto demográfico.
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