viernes, 3 de septiembre de 2021

 

SECTARISMO, IGNORANCIA Y CACIQUISMO

La alcaldesa de Gijón ha impartido una lección de sectarismo y uso de métodos dictatoriales al decidir unilateralmente que a partir de ahora en su ciudad no habrá más corridas de toros. Porque a ella le viene en gana, y porque ella lo vale. Y sanseacabó que toman a misa. Una cacicada en toda regla.  

Como argumento para tomar tan drástica decisión ha utilizado uno que además de ser inadecuado, revela una gran ignorancia de esta primera edil gijonesa en lo referente a lo que es y significa la tauromaquia. Esta abarca no sólo la corrida de toros, sino todo el proceso de cría y manejo del toro de lidia en el campo. Esta edil ha demostrado no tener ni repajolera idea de la cuestión.

La peregrina razón a la que se agarra para suspender en el futuro las corridas de toros en su ciudad, es la de que en un festejo celebrado hace unos días en la plaza de El Bibio de Gijón dos de los toros lidiados llevaban como nombres Feminista y Nigeriano.

Parece que dado el grado de acentuado sectarismo en el que se encuentra inmersa esta alcaldesa, estos nombres deben tener para ella (cree el ladrón que todos son de su condición) connotaciones machistas o racistas. Parece que considera que el ganadero al dar nombre a sus toros, ha pretendido insultar a las feministas, en todo caso sería con retraso porque el nombre se le dio al astado hace 4 años al menos, y también denigrar a los negros nigerianos, aunque no se especifique la raza, porque en Nigeria también hay blancos.

El desconocimiento que esta señora tiene sobre el mecanismo habitual que se aplica hace muchos años en las dehesas y ganaderías de bravo de España, para dar apelativo a los toros de lidia es mayúsculo. En su imprudencia ni siquiera ha tenido la humildad de asesorarse antes de utilizar esta justificación de los nombres de los toros, tan pedestre, falta de contenido y además mendaz, para tomar la drástica decisión de inhabilitar en el futuro el coso gijonés para albergar festejos taurinos.

Debería saber que en contra de su indocta opinión los toros reciben el nombre de sus vacas madre, adaptado a su sexo. Esto se hace en las ganaderías de bravo desde tiempos inmemoriales y el nombre no tiene ninguna finalidad de cara a defender una idea o de insultar o denigrar a alguna persona, grupo o etnia. Sólo en una mente tan retorcida como la de esta alcaldesa puede caber la atribución de intencionalidad alguna en el nombre que se impone a los toros bravos.

La alcaldesa antes de proseguir con su actuación caciquil y supresora de los festejos de toros en Gijón, debiera darse una vuelta por alguna de las ganaderías que pastan por nuestra piel de toro, para que le expliquen cómo se nominan las vacas y los toros de lidia. Y de paso comprobar el exquisito trato que reciben estos animales en las dehesas de España. Y además que los técnicos y veterinarios, le pongan al día sobre la genética de esta raza de toros en donde anida la bravura y la nobleza que es lo que permite que la fiesta nacional tenga lugar. Sólo esta raza es capaz de soportar el castigo que recibe sin rehuirlo. Por algo será.

Puede ser comprensible que a la primera edil gijonesa no le atraigan los toros. A mucha gente no le gusta este espectáculo. Pero a muchos otros gijoneses y asturianos, por reducirlo al marco regional, estoy seguro que sí les atraen las corridas y acuden a los festejos de la plaza gijonesa. Y habrá otro grupo de ciudadanos que, sin gustarles los toros, no quieren impedir que otras personas asistan a este espectáculo. La edil debería considerar que los toros son un bien cultural protegido por la ley y no puede prohibirlos, ni denigrarlos, salvo que se modifique la norma. Debería conocer estos extremos porque la joven ocupó la Consejería de Cultura del Principado de Asturias.

Por otra parte, la alcaldesa no representa a todos los gijoneses porque no la han votado todos en masa a ella y debe respetar que un número más o menos elevado de aquellos gocen de la tauromaquia que es un espectáculo legal. La alcaldesa, aunque parece que le gustaría, no puede imponer el pensamiento único, que es el suyo, en Gijón. A estos socialistas sanchistas de nuevo cuño, abrazados al comunismo, les gusta mucho que todos pensemos como ellos.

Hay otra razón de peso más. La plaza de El Bibio se construyó con el fin exclusivo de que hubiera corridas de toros. Fue la causa primigenia de que se levantara este coso. Habrá que analizar la procedencia de los fondos que se emplearon para construirlo, si eran exclusivamente fondos municipales o hubo otro tipo de aportaciones privadas o de asociaciones taurinas, si los terrenos en los que se levantó eran de propiedad municipal o fueron objeto de expropiación. Sería muy interesante que la alcaldesa desvelara estos pormenores que son de gran importancia.

Lo que sí puede la alcaldesa es anular las subvenciones de dinero público municipal para las corridas si el Ayuntamiento mediante la oportuna votación así lo decide. Pero no puede prohibirlas. Los toros son un bien cultural protegido por la ley.

También en el supuesto que la plaza fuera de propiedad municipal de forma indubitable, tal vez procedería que esta alcaldesa convocase un referéndum o consulta con los ciudadanos al objeto de dilucidar quienes están de acuerdo con su iniciativa de que no vuelva a haber toros en esta plaza gijonesa. Claro que habría de ser un referéndum imparcial sin interferencias sesgadas del Ayuntamiento.

Pero con los modos dictatoriales y caciquiles que exhibe esta primera edil, no parece que eso sea posible.

Terminado el período vacacional, volvemos a las andadas. Reitero mi agradecimiento a los lectores del blog por el tiempo que dedican al mismo.

1 comentario:

  1. Esa señora ni siquiera es demócrata. Será Dictadora del Consistorio a estilo Robespierre.

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