viernes, 28 de diciembre de 2018


LA CASPA ESPAÑOLA

 Parece que al “sanchismo” gobernante le ha dado por abjurar de los toros y de la caza, de modo que algunos dirigentes de alto rango están que no paran en el intento.

Abrió el espectáculo cómico - taurino la imprudente ministra de Transición Ecológica que ya antes la había organizado morrocotuda con el diésel y la cosa energética. No contenta con la hazaña, se manifestó en contra de la caza y de los toros. Cuando fue consciente de su metedura de pata, se acogió a la tesis de que era una opinión personal, extremo aireado por los medios de comunicación turiferarios del gobierno, tratando de quitar importancia al asunto.

Estos dirigentes de tan alto rango deberían comprender que cuando uno llega a ministro las opiniones personales hay que expresarlas en el seno familiar o en la barra del bar, preferiblemente en voz baja, pero nunca ante los medios de comunicación, porque de inmediato se transforman en opiniones gubernamentales. Cuando se llega a estos puestos tan destacados hay que tener algo más de prudencia en los juicios. Esa virtud cardinal hay que practicarla todavía más cuando el conocimiento que se tiene del tema que se aborda, resulta ser más bien escaso.

Antes de calmarse las procelosas aguas agitadas por la ministra, y sin encomendarse a Dios ni al diablo, el ministro de Fomento y segundo del partido ha asegurado que la caza y los toros forman parte de la España casposa.

Argumenta el prócer que se encuentra legitimado para decir esta “boutade” porque su padre fue torero ¿Y qué tiene que ver el culo con las témporas? El padre pudo ser torero y el hijo ser antitaurino. Aunque el ministro no debe de tener los conceptos muy claros porque se han publicado fotografías en las que se le ve presenciando algún que otro festejo de toros.

Pero volviendo a la caspa. El ministro yo creo que no ha dirigido bien el tiro y se le ha revuelto el toro. Probablemente consecuencia de la verborrea eufórica que muestran muchos de nuestros políticos. Se vienen arriba con suma facilidad y no controlan.

Me imagino que conoce - o antes de hablar debería haberse informado del dato - que hay en nuestro país casi 350.000 cazadores federados y cerca de 1 millón de licencias de caza.

Y respecto de los toros, en España durante el año 2017 asistieron 5 millones de espectadores a los festejos taurinos (corridas y novilladas) y unos 20 millones de españolitos presenciaron los festejos populares con participación de estos bóvidos.

Aunque haya algunas coincidencias de aficionados a estas modalidades, me parece que en España todavía queda mucha caspa, señor ministro. Podríamos decir que hay casi más caspa que pretendida progresía. Y un político prudente debería tener sumo cuidado con estas cosas. Porque estos casposos, luego van y se les ocurre votar. Y el “sanchismo” lleva una carrera descendente de votos que ni te cuento. Y a lo peor con manifestaciones como las de este eximio ministro va a continuar en caída libre. Aunque Tezanos y su CIS pretendan ignorarlo.

Lo que hemos comentado hasta aquí se refiere al aspecto externo de las manifestaciones ministeriales. Si entramos en los entresijos del asunto la cosa pinta todavía peor. Mucho peor diría yo.

Estos dos destacados ministros dan la impresión de que desconocen un montón de aspectos relevantes de la caza y de los toros.

La caza que se viene practicando desde tiempos inmemoriales (creo que desde el Paleolítico) supone una actividad necesaria y conveniente para que la fauna permanezca en un equilibrio sostenible con el medio ambiente. Cuando se ha restringido su práctica, caso de algunas zonas protegidas, se ha producido una proliferación excesiva del número de ejemplares existentes en el hábitat, lo que ha traído consigo el incremento de enfermedades y su más fácil transmisión a las especies domésticas aprovechadas por el hombre, al aumentar la probabilidad de contactos.

Que se lo pregunten a los ganaderos, que también votan, con los problemas de brucelosis y de tuberculosis que padecen sus animales, transmitidos por la fauna silvestre y que les originan cuantiosas pérdidas.

Esto sin tener en cuenta el aspecto económico que genera la caza en muchas comunidades autónomas como Extremadura, Castilla la Mancha o Andalucía. Unos 190.000 puestos de trabajo están ligados a este aprovechamiento. Más los indirectos que se generan en las actividades conexas, como la hostelería.

Respecto al toro está casi todo dicho. El toro de lidia es una especie única y está ligada al ecosistema de la dehesa en la que se integra. Su destino es la pelea debido a su especial configuración genética que determina la casta, la fiereza y la nobleza. En las plazas de toros se expresa esta genética en la lucha del animal con la inteligencia del torero. La mayoría de las veces vence el hombre, pero en ocasiones gana el toro. Y este espectáculo sigue suscitando el interés de muchos casposos españoles. Y generando miles de puestos de trabajo. Se estiman en 180.000. Más los que se crean en actividades conexas con la tauromaquia.

Por eso a estos ministros hay que sugerirles que practiquen más la virtud de la prudencia, si puede ser acompañada de otra virtud cardinal como es la templanza. Y antes de hablar piensen en las consecuencias de lo que dicen. Sobre todo, si, como parece, tienen exiguos conocimientos de los temas sobre los que opinan. Porque pudiera ocurrir que el voto de los casposos les dejara sin cargo. Y entonces vendría el llanto y el crujir de dientes. Amén.



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