¿QUIÉN DEFIENDE AL IDIOMA ESPAÑOL?
Hace
ya unos años entre 1987 y 1989 tuve ocasión de impartir docencia como profesor
en una serie de másteres sobre ingeniería de regadíos que organizó en Brasil el
IRYDA (Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario) - organismo de la
administración española en el que presté servicio durante 23 años - al amparo
de un convenio de cooperación firmado entre los estados brasileño y español.
A
lo largo de los diferentes cursos impartidos durante este trienio, llegamos a
formar en este tipo de ingeniería a 450 posgraduados (ingenieros agrónomos,
agrícolas y civiles), que eran necesarios para diseñar y ejecutar la
transformación en regadío de unos dos millones de hectáreas, en nuevos
perímetros de riego ubicados en diferentes estados de ese maravilloso e
interesante país que es Brasil.
Para
obviar los posibles problemas con el idioma - la lengua oficial en Brasil es la
portuguesa - la semana previa al inicio de las clases se impartía a los alumnos
un curso de inmersión lingüística en español.
Gracias
a ese curso previo no tuvimos problema alguno para entendernos con nuestros
alumnos brasileños de los que guardo un agradable recuerdo por su atención y
seriedad en las clases y su amabilidad con los profesores fuera de ellas.
Nuestro entendimiento con los alumnos se debió
en gran parte a que las bibliotecas de las universidades en las que impartimos el
máster - desde Brasilia a Recife (Pernambuco), Campina Grande (Paraiba) y
Salvador de Bahía, y desde Fortaleza (Ceará) a Porto Alegre (Rio Grande do Sul),
Maringá (Paraná), Botucatu (Sao Paulo) y Viçosa (Minas Gerais) - contienen numerosos
libros editados en lengua española que son utilizados con profusión por el
alumnado. De ahí que nuestras dificultades con el idioma al impartir las clases
fueran mínimas.
Por
esa época, al igual que hoy, el español era la segunda lengua que se estudiaba
y utilizaba en Brasil, un país con el que siempre hemos mantenido excelentes
relaciones. Por otra parte, en muchos temas, los relativos al regadío entre
otros, los brasileños han tomado como ejemplo a España.
No
se puede olvidar que en la actualidad Brasil tiene más de 200 millones de
habitantes y adquiere una singular importancia que el español sea la segunda
lengua más hablada en ese país, el cual por sus dimensiones (8,5 millones de
km2, 16 veces la superficie de España) y características puede considerarse como
un continente más.
El
español es una de las lenguas más utilizadas en el mundo. Las últimas
estimaciones determinan que 577 millones de personas tienen
como idioma matriz nuestra lengua. Ocupamos el segundo lugar entre los idiomas
más hablados, por detrás del mandarín y por delante del inglés.
Por
eso cuando uno observa lo que ocurre en la propia España, se queda estupefacto contemplando
el maltrato que se le está dispensando al idioma español. Que es deplorable e
intolerable.
Una
serie de políticos analfabetos de mentes provincianas y catetas de algunas de
nuestras comunidades autónomas, pretenden anular en la práctica la enseñanza
del idioma español en nuestro propio país, intentando que se conozcan y
utilicen de forma prioritaria idiomas locales como el catalán, el gallego o el
euskera.
Gobiernos
de España de todo signo, aquí no hay excepciones, para mantener el poder y
congraciarse con los nacionalistas han cedido al chantaje de estos, los cuales
pretenden y están consiguiendo que la enseñanza se lleve a cabo en el idioma
local, postergando el español e impidiendo que muchos padres puedan optar por
formar a sus hijos en nuestra lengua.
Es
razonable que se promocione, se hable y se conserven los idiomas regionales. Lo
que es intolerable es que se haga a costa de denigrar la lengua común de todos
los españoles y de millones de habitantes del planeta.
No
ha de olvidarse que el idioma nacional de España, aquel que es el oficial en
todas las regiones españolas es el español. Los otros idiomas sólo son oficiales
en las comunidades autónomas en las que se habla. Eso no lo digo yo, lo
establece nuestra Carta Magna.
Es
ridículo que los nacionalistas de tintes separatistas impidan que los niños se
formen en una lengua universal como es el español, para que lo hagan en un
idioma localista de ámbito mucho más reducido y de perspectivas de habla mucho
más limitadas lo que reduce a su vez su capacidad de acceso a otras culturas.
La
Real Academia Española (RAE) hace lo que buenamente puede para defender nuestra
lengua, ahogada económicamente y falta de medios de todo tipo. Yo creo que es
la única institución que intenta hacer algo en su defensa. El Instituto
Cervantes el altavoz de la lengua española en el exterior se encuentra
politizado y a las órdenes de los gobiernos de turno que tratan de no enfadar a
los nacionalistas.
Habrán
advertido que a lo largo de este escrito no he utilizado una sola vez la
palabra castellano. Por una razón muy simple. La lengua común a los españoles
es el español. Como la de Francia es el francés o la de Alemania el alemán.
El maltrato a nuestra lengua sólo es posible
que se de en un país tan singular como España. Otto von Bismarck ya lo advirtió en su día
cuando sentenció: "España es el país más fuerte
del mundo; los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han
conseguido." Y así seguimos. Intentándolo.
Un viaje
durante el puente de la Constitución es la causa del adelanto de esta
publicación. Espero que disfruten estos días de fiesta. Y gracias por su
lectura.
La frase del alemán debería ser puesta en las puertas del Congreso de los Diputados. Porque es allí el lugar en el que nace ,de verdad, la destrucción, no sólo de la lengua, sino de España.Es ahí y en el Senado donde se pergeña todo este sin sentido. Para ejemplo un botón.¿ Hay cosa más absurda que usar traductores simultáneos en un foro en el que todos tienen un idioma común? Pero lo absurdo ha cuajado en España, y está para quedarse. Convencido estoy de que si Portugal, nos invadiera, muchos se pondrían a aplaudir. Ya sabes: " España, y yo somos así, señora"
ResponderEliminar