INCULTURA Y SECTARISMO
Está
comprobado hasta la saciedad que el nivel cultural de bastantes políticos a los
que hoy día tenemos que padecer en España, deja mucho que desear. A pesar de
algunos “curricula vitarum” engordados con másteres de bajo coste académico,
como el de la señora Cifuentes.
Hay
otros casos como el de Ada Colau, alcaldesa por chiripa de Barcelona pues
cuenta con solamente 11 ediles de los 41 que componen la corporación, a la que
por el contrario habría que recomendarle que cursase de inmediato, con
asistencia presencial ineludible a las clases, varios másteres. Uno al que le
es imprescindible acudir es el que tenga como tema de base la
Historia de España y de Europa. Urgente. Sería bueno para ella a fin de evitar
que continúe haciendo el ridículo en sus discursos.
Hace
unos días en un ejercicio de indigencia cultural intolerable en una primera
edil de una ciudad de la importancia de Barcelona, esta joven en una
intervención aderezada de un sectarismo extremo, se ha permitido calificar de
“facha” a un honorable marino español que defendió a España, incluida Cataluña
y los negocios ultramarinos de su burguesía, en diversos episodios bélicos en
África, Filipinas o Cuba.
Ha
calificado de este modo al Almirante Cervera para justificar el cambio de
denominación de una calle de la Ciudad Condal dedicada a este ilustre marino, a
fin de ponerle un nuevo nombre, el de un personaje cuyo mérito principal ha
sido insultar a España entre otras lindezas.
Sorprendente.
La
alcaldesa de Barcelona antes de pronunciar esas despectivas palabras contra el
Almirante Cervera, un héroe de la Marina Española, debería haber dedicado un
mínimo de tiempo a dos cosas: una a informarse adecuadamente sobre la figura del
almirante y otra a documentarse sobre el fascismo, especialmente en lo
referente a sus orígenes y al tiempo en que ese movimiento irrumpió en la
sociedad.
Ayuna
de conocimientos y con la osadía propia del ignorante, ha hecho afirmaciones
sobre nuestro insigne marino que no resisten el menor análisis ni siquiera
cronológico, lo que ya es el colmo de la falta de conocimientos y de la
imprudencia. Todo ello aderezado con un sectarismo antimilitarista de la que la
alcaldesa ha dado numerosas muestras. Entre otras el impedir la presencia del
ejército español en un certamen juvenil que se celebró en la Ciudad Condal el
pasado año. Y se salió con la suya.
El
Almirante Cervera había nacido en Medina Sidonia en 1839 y falleció en Puerto
Real en 1909. Ocupó diversos cargos en nuestra marina y llegó a ser ministro
del ramo aunque por un breve plazo de tiempo.
Fue
protagonista principal, ya que mandaba la armada, en la derrota de nuestra
escuadra en la batalla de Santiago de Cuba en 1898. En el transcurso de la lid
- en la que parece ser que no se adoptó la mejor estrategia naval, aunque
hubiese dado igual dada la superioridad aplastante de la armada americana sobre
la española - consiguió salvar la vida pero fue hecho prisionero. En la
refriega murieron 343 españoles y hubo numerosos heridos.
En
Cuba lo consideran un héroe y tiene monumentos en su honor. En España se
denigra su figura por una alcaldesa sectaria. Cosas de este país de nuestros
pecados.
Calificar
al Almirante Cervera de “facha” como ha hecho esta poco formada edil sólo puede
deberse a que tiene una obsesión enfermiza, además de equivocada, sobre lo que
significa este concepto. En su sectarismo extremo lo aplica a todo lo que huela
a algo castrense. Adereza el guiso con un supino desconocimiento de la historia
de España propio de una persona poco o nada ilustrada
Porque
calificar de fascista al Almirante es un despropósito ya que cuando el marino
murió el fascismo no había nacido todavía. Tendrían que pasar varios años para
que este movimiento surgiera en tierras
italianas alentado por Benito Mussolini, que luego confluiría con el nazismo
alemán y que aprovecharía en parte la dictadura franquista.
Esta
decisión de la alcaldesa secundada por parte de los ediles de Barcelona debería
poder ser recurrida de oficio por la Fiscalía, pues huele a prevaricación por
todas partes. No se puede, basado en una mentira de tal calibre, cambiar de la
noche a la mañana el nombre de una calle dedicada a un héroe español, el cual
nunca pudo ser fascista porque este movimiento surgió bastante después de su
muerte.
Y
es que en Cataluña empieza a generarse un clima de odio contra todo lo español
que recuerda a lo que pasaba en la II República en la que el movimiento
anarquista, hoy día redivivo en la CUP y en los CDR, provocó una guerra interna
dentro del propio movimiento republicano.
Esta
alcaldesa tan poco sensata debería pensar un poco más e informarse antes de
llevar a cabo un despropósito basado en el odio como ha sido el de insultar a
un hombre digno como fue el Almirante Cervera. Y además reconsiderar el
disparate cometido sin razón alguna que lo sustente, manteniendo el nombre de
la calle y el homenaje que la ciudad de Barcelona le había ofrecido hace muchos
años al eminente marino.
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