viernes, 4 de mayo de 2018


INCULTURA  Y SECTARISMO

Está comprobado hasta la saciedad que el nivel cultural de bastantes políticos a los que hoy día tenemos que padecer en España, deja mucho que desear. A pesar de algunos “curricula vitarum” engordados con másteres de bajo coste académico, como el de la señora Cifuentes.

Hay otros casos como el de Ada Colau, alcaldesa por chiripa de Barcelona pues cuenta con solamente 11 ediles de los 41 que componen la corporación, a la que por el contrario habría que recomendarle que cursase de inmediato, con asistencia presencial ineludible a las clases, varios másteres. Uno al que le es imprescindible   acudir es el que tenga como tema de base la Historia de España y de Europa. Urgente. Sería bueno para ella a fin de evitar que continúe haciendo el ridículo en sus discursos.

Hace unos días en un ejercicio de indigencia cultural intolerable en una primera edil de una ciudad de la importancia de Barcelona, esta joven en una intervención aderezada de un sectarismo extremo, se ha permitido calificar de “facha” a un honorable marino español que defendió a España, incluida Cataluña y los negocios ultramarinos de su burguesía, en diversos episodios bélicos en África, Filipinas o Cuba.

Ha calificado de este modo al Almirante Cervera para justificar el cambio de denominación de una calle de la Ciudad Condal dedicada a este ilustre marino, a fin de ponerle un nuevo nombre, el de un personaje cuyo mérito principal ha sido  insultar a España entre otras lindezas. Sorprendente.

La alcaldesa de Barcelona antes de pronunciar esas despectivas palabras contra el Almirante Cervera, un héroe de la Marina Española, debería haber dedicado un mínimo de tiempo a dos cosas: una a informarse adecuadamente sobre la figura del almirante y otra a documentarse sobre el fascismo, especialmente en lo referente a sus orígenes y al tiempo en que ese movimiento irrumpió en la sociedad.

Ayuna de conocimientos y con la osadía propia del ignorante, ha hecho afirmaciones sobre nuestro insigne marino que no resisten el menor análisis ni siquiera cronológico, lo que ya es el colmo de la falta de conocimientos y de la imprudencia. Todo ello aderezado con un sectarismo antimilitarista de la que la alcaldesa ha dado numerosas muestras. Entre otras el impedir la presencia del ejército español en un certamen juvenil que se celebró en la Ciudad Condal el pasado año. Y se salió con la suya.

El Almirante Cervera había nacido en Medina Sidonia en 1839 y falleció en Puerto Real en 1909. Ocupó diversos cargos en nuestra marina y llegó a ser ministro del ramo aunque por un breve plazo de tiempo.

Fue protagonista principal, ya que mandaba la armada, en la derrota de nuestra escuadra en la batalla de Santiago de Cuba en 1898. En el transcurso de la lid - en la que parece ser que no se adoptó la mejor estrategia naval, aunque hubiese dado igual dada la superioridad aplastante de la armada americana sobre la española - consiguió salvar la vida pero fue hecho prisionero. En la refriega murieron 343 españoles y hubo numerosos heridos.

En Cuba lo consideran un héroe y tiene monumentos en su honor. En España se denigra su figura por una alcaldesa sectaria. Cosas de este país de nuestros pecados.

Calificar al Almirante Cervera de “facha” como ha hecho esta poco formada edil sólo puede deberse a que tiene una obsesión enfermiza, además de equivocada, sobre lo que significa este concepto. En su sectarismo extremo lo aplica a todo lo que huela a algo castrense. Adereza el guiso con un supino desconocimiento de la historia de España propio de una persona poco o nada ilustrada

Porque calificar de fascista al Almirante es un despropósito ya que cuando el marino murió el fascismo no había nacido todavía. Tendrían que pasar varios años para que  este movimiento surgiera en tierras italianas alentado por Benito Mussolini, que luego confluiría con el nazismo alemán y que aprovecharía en parte la dictadura franquista.

Esta decisión de la alcaldesa secundada por parte de los ediles de Barcelona debería poder ser recurrida de oficio por la Fiscalía, pues huele a prevaricación por todas partes. No se puede, basado en una mentira de tal calibre, cambiar de la noche a la mañana el nombre de una calle dedicada a un héroe español, el cual nunca pudo ser fascista porque este movimiento surgió bastante después de su muerte.

Y es que en Cataluña empieza a generarse un clima de odio contra todo lo español que recuerda a lo que pasaba en la II República en la que el movimiento anarquista, hoy día redivivo en la CUP y en los CDR, provocó una guerra interna dentro del propio movimiento republicano.

Esta alcaldesa tan poco sensata debería pensar un poco más e informarse antes de llevar a cabo un despropósito basado en el odio como ha sido el de insultar a un hombre digno como fue el Almirante Cervera. Y además reconsiderar el disparate cometido sin razón alguna que lo sustente, manteniendo el nombre de la calle y el homenaje que la ciudad de Barcelona le había ofrecido hace muchos años al eminente marino.




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