jueves, 26 de abril de 2018


UNA MIRADA AL SECTOR AGRARIO Y AGROALIMENTARIO EXTREMEÑO

El pasado fin de semana se ha celebrado en la bellísima localidad cacereña de Garrovillas de Alconétar el V Foro de Debates del Club Senior de Extremadura.

Me ha correspondido coordinar el informe sobre el sector agrario y agroalimentario que forma parte del general hecho público por el Club. En el grupo de trabajo que lo ha redactado han participado conmigo destacados expertos en materia agraria: Marcelino Díaz, Pedro Martín Ruiz, Enrique de Muslera y Emilio Perianes este último garrovillano de pro.

El Foro dio comienzo con una visita guiada a la localidad. Hubo explicaciones muy detalladas del socio del club Norberto Díez González que versaron sobre los orígenes de la población y las características de sus monumentos más importantes: Palacio de los Condes de Alba de Aliste, la Plaza Porticada, la Judería, el convento Franciscano precisado de actuaciones urgentes para evitar su ruina, el convento de las Jerónimas y las monumentales iglesias de San Pedro y Santa María de la Consolación. En esta última tuvimos el placer de escuchar un delicioso concierto en su muy antiguo órgano renacentista, muy bien conservado hasta nuestros días, a cargo del destacado organista Miguel del Barco Díaz.

Y aquí les dejo una mirada al sector agrario y agroalimentario extremeño resumida del informe.

Extremadura posee los recursos naturales necesarios para convertirse en un foco agrario y agroalimentario de primer nivel en el contexto español y europeo. Tenemos un clima de bastante potencialidad productiva, suelos adecuados y agua regulada de buena calidad y en cantidad suficiente para atender las zonas regables actuales y las ampliaciones de riego previstas. Estos factores son fortalezas que los extremeños hemos de poner en valor y aprovechar en nuestro beneficio.

El objetivo ha de ser que la industria agroalimentaria transforme los productos tanto del secano como del regadío dentro de la región, para después comercializarlos de modo que se quede en Extremadura el valor añadido de los productos.

No obstante el sector agrario tendría que mejorar algunos aspectos entre los que destacamos:

Incrementar el tamaño de las explotaciones agrarias para que puedan ser gestionadas con criterios empresariales.

Rejuvenecer el sector dando entrada a jóvenes agricultores, para lo cual sería necesario aumentar las dotaciones de los programas de incorporación.

Continuar los procesos de modernización de nuestros regadíos con el objetivo de mejorar la eficiencia del riego. Hay que apostar por los riegos localizados y reducir los de gravedad, sobre todo aquellos que se hacen por inundación.

Es preciso priorizar los cultivos de alta productividad por m3 de agua utilizada: frutales, olivar, hortícolas o viñedo.

Hay que apostar por la ampliación de nuestros regadíos en las zonas ya estudiadas: Monterrubio, Barros, Arroyo del Campo y Ortiga – Guadámez demandando la participación financiera del Ministerio en su ejecución.

Debe de estudiarse la construcción de centrales fotovoltaicas para suministro a las estaciones de bombeo de las zonas regables. Habrá que luchar porque los peajes actuales se reduzcan.

En el nuevo Pacto Nacional del Agua, la Junta de Extremadura ha de exigir al Estado que antes de trasvasar agua desde la cuenca del Tajo a otras cuencas, solucione los problemas de déficit que existen en los sistemas de explotación extremeños del Tiétar y del Árrago.

Hay que modernizar el sector agrario introduciendo nuevos cultivos, agricultura ecológica y de gourmets, usar la agricultura de precisión, los drones y aplicar la teledetección en el sector agrario.

Es preciso aumentar el porcentaje de ganado sacrificado en nuestra región que actualmente está en niveles muy bajos. Y además proceder a su despiece y preparación para quedarnos con el valor añadido.

Sería conveniente revisar los métodos aplicados en la lucha contra la tuberculosis bovina y contemplar la influencia que la fauna salvaje pueda tener en el proceso.

Tenemos que incrementar la dimensión de nuestras empresas agroalimentarias que actualmente son pequeñas o medianas en su mayor parte. A pesar de algunos fracasos el movimiento cooperativo puede ser la solución en muchos casos.

Hay que trabajar para evitar la limitación de superficies para cava acordada por el Ministerio; los aranceles impuestos por USA a la aceituna de mesa y las dificultades para la exportación frutera a Rusia.

El futuro del sector agrario y agroalimentario extremeño pasa por su modernización y la utilización de nuevas tecnologías, por la investigación y por la innovación. Del mismo modo ha de existir una formación continuada tanto de los técnicos como de los empresarios del sector.

Aunque debido a la sequía meteorológica padecida, el año 2017 ha sido negativo especialmente para los ganaderos que han visto duplicados sus costes, las lluvias de marzo y abril de este año han resuelto la situación y además han salvado la sequía hidrológica que amenazaba a nuestros abastecimientos y a nuestros regadíos.

Creo que el sector puede mirar al futuro con moderado optimismo. Vendrán tiempos mejores si los extremeños hacemos las cosas bien.

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