HACE 70 AÑOS
El
14 de mayo de 1948, hace 70 años, Gran Bretaña, que era la potencia
administradora de Palestina desde 1922 porque así lo había acordado la Sociedad
de Naciones, abandonaba este territorio para cumplir el mandato de la ONU de 29
de noviembre de 1947 por el que se repartía el territorio palestino entre
judíos y árabes.
Para
los judíos la repartición abría la posibilidad de constituir un nuevo estado
con una base territorial propia, pues no disponían de ella desde que en el año
135 d.C. se produjera la diáspora. Los judíos habían estado dando tumbos y
perseguidos por distintos países entre otros España que los expulsó en 1492
durante el reinado de los Reyes Católicos. La última barrabasada cometida contra
este pueblo errante fue el holocausto hitleriano que entre 1939 y 1945 eliminó de
la faz de la tierra en los “Einsatzgruppen” y en los campos de
concentración nazi a seis millones de ellos en un genocidio de tintes racistas.
La
resolución de la ONU permitía al pueblo judío, con Ben Gurion a la cabeza como
líder supremo, poder establecer en Palestina, en donde se encontraba la tierra
prometida de Canaán, el Estado de Israel (Eretz Yisrael), objetivo que desde
hacía años perseguía el sionismo que fundara el periodista Theodor Herzl a
finales del siglo XIX.
Entre
la fecha de la resolución del reparto y la de la nueva ocupación del territorio,
se produjeron cientos de incidentes por uno y otro lado ante las barbas de los
ingleses: atentados con bombas, ametrallamientos, ataques a convoyes que
abastecían al barrio judío de Jerusalén y escaramuzas por doquier con un buen
número de muertos y heridos.
El
mismo día que abandonaba la región el último inglés, el 14 de mayo de 1948,
comenzaba la primera guerra árabe -
israelí. No existió ni un solo día de tregua. Tras muchas vicisitudes y
combates la trifulca terminó con la derrota de las fuerzas auspiciadas por la
Liga Árabe. Durante la contienda Israel se apoderó del 23 % del territorio que
la repartición de la ONU había asignado a los árabes aumentando su superficie
en más de 5.000 Km2. Los armisticios firmados en 1949 por Israel con varios de
los países árabes participantes en el conflicto: Egipto, Líbano, Transjordania
y Siria pusieron fin al primer episodio de una serie de enfrentamientos que se
repetirían a lo largo del tiempo.
En
1953 se inició por los judíos una obra de trascendental importancia para su
supervivencia: el acueducto nacional del agua. Una obra de ingeniería que
transporta agua desde el lago de Tiberíades, alimentado por el río Jordán que
nace en las cumbres del Monte Hermón y es el único curso de agua del territorio
israelí que dispone de este elemento con calidad adecuada y en cantidad
suficiente. Las obras duraron hasta 1964 y el acueducto con unos 130 km de
recorrido sirve para abastecer de agua, alrededor de 1.700 Hm3 anuales, a
diversas ciudades y para regar las tierras áridas y secas del estado judío
llegando hasta el desierto del Neguev que los israelitas han convertido en un
vergel regado por goteo.
Un
intento sirio – jordano de desviar agua de uno de los principales afluentes de
cabecera del río Jordán quitándosela a Israel, fue una de las causas que propició
la llamada guerra de los Seis Días acontecida en junio de 1967. Esta guerra relámpago
finalizó con un incuestionable triunfo israelí que se apoderó de la península
del Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania, los altos del Golán en Siria y
Jerusalén Este incluida la ciudad vieja.
Tras
acuerdos posteriores Israel sólo retendría los Altos del Golán tras volver a
los límites del armisticio de 1949. Y considerarían a Jerusalén como la capital
de su estado a pesar de resoluciones contrarias de la ONU de 1981.
Seguirían más guerras como las del Yon Kippur en 1973 y algunas intifadas
y también nuevos tratados de paz como el firmado con Jordania en 1995.
Desde
entonces, como ha sido tradicional, la situación entre Israel y Palestina se
encuentra en un equilibrio inestable que cualquier mínima alteración puede
romper.
Y
este endeble equilibrio se ha vuelto a perturbar con la insensata decisión del
presidente americano Donald Trump de trasladar la embajada de los Estados
Unidos desde Tel Aviv, en donde se ubicaba hasta ahora junto con las legaciones
del resto de países, a Jerusalén.
El traslado ha tenido lugar justo cuando se
cumple el 70 aniversario de la constitución del estado de Israel en 1948.
Consecuencias: se han producido nuevos incidentes y disturbios en la zona
palestina que ya veremos en qué acaban. De momento en la franja de Gaza ya se
cuenta con un considerable número de víctimas tras las protestas por el
traslado.
He
visitado Israel y Palestina el pasado mes de marzo: Galilea, Cisjordania y
Jerusalén y la situación era tranquila en esos territorios. No se apreciaba
tensión alguna ni observé ningún incidente aunque en la franja de Gaza, la zona
más conflictiva parece que había algunos problemas en la frontera.
Lo
que resulta insólito es que decisiones poco pensadas vuelvan a alterar los
precarios equilibrios existentes en la zona y a desencadenar nuevos y más
graves incidentes. Esperemos que no llegue la sangre al río y se imponga la
cordura.
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