viernes, 30 de marzo de 2018


POR TIERRAS DE ISRAEL, PALESTINA Y JORDANIA

Por segunda vez he tenido la suerte de visitar Tierra Santa y Jordania. Esta vez de la mano de dos padres franciscanos TOR: Federico y Joan y de Pedro un sacerdote diocesano de Madrid que han corrido con la parte espiritual del viaje, la cual incluyó el bautismo de los participantes en el río Jordán. La vertiente técnica ha estado a cargo de la agencia de viajes Traveleus con su director Abel a la cabeza y con la compañía de Sonsoles una guapa guía y excelente persona.

Hemos participado en el viaje el grupo de amigos conocido como los Indochinos. En esta ocasión se han incorporado dos matrimonios: Carmen y Fernando y Carmen Hernández y Pedro Antonio. El resto son los ya conocidos: Rosi y  Luis, María José y Paco y Victoria mi mujer y yo. Un grupo estupendo que solemos viajar juntos al menos una vez al año. Esta vez faltaron Julia y Carlos por poderosas razones. Nos acordamos mucho de ellos. Volverán.

Personalmente tenía cierta preocupación con el desarrollo del viaje. La última ocurrencia del presidente norteamericano de trasladar la embajada de su país desde Tel Aviv a Jerusalén había desatado la indignación de los palestinos. Consideran que si se lleva a efecto esa actuación constituiría una ruptura del equilibrio inestable que hoy día existe en la zona. La cual es un foco de conflicto permanente desde que en noviembre de 1947 la ONU acordó el reparto de Palestina entre judíos y árabes.

Como lo de Trump ha quedado en una baladronada al menos por el momento, nos hemos encontrado con un clima de tranquilidad absoluta en los tres países visitados: Israel, Palestina y Jordania. Ni un atisbo de violencia, ni un solo incidente durante el viaje. Paz total en la zona. Tal vez la procesión vaya por dentro, pero al exterior no he visto ningún signo negativo.

Israel es un país en progreso y se nota. La última vez que estuvimos fue hace 7 años en 2011 y hoy se percibe una clara mejoría. Un parque automovilístico moderno y un montón de obras en infraestructuras así lo acreditan. Progresan a pesar de sus limitaciones territoriales y de tipo político: hay muchos países en donde el antisemitismo sigue vigente. Ciudades como Jerusalén, Haifa o Tel Aviv muestran su pujanza. Galilea mejora su agricultura y sus instalaciones para los turistas que siguen el itinerario del Nazareno: El mar de Galilea, Cafarnaúm, el Monte de las Bienaventuranzas, el Monte Tabor, Caná con nueva boda y Nazaret entre otras visitas. Como nota negativa se mantiene en pie el vergonzante muro construido por Israel situado entre Belén y el área de Jerusalén.

La zona Palestina de Cisjordania que es la que visitamos es más pobre que Israel pero también he notado mejoría tantos en sus infraestructuras como en lo referente al turismo. Ciudades bíblicas como Jericó o Belén - es notable la restauración que están llevando a cabo en la Basílica de la Natividad - mejoran sus condiciones para acoger a un turismo creciente. El progreso de las excavaciones en Qumrán me ha permitido apreciar mejor que en la visita anterior la vida y actuaciones de los esenios.

Jordania es un país emergente que prospera notablemente. Ammán se ha convertido en una moderna y pacífica capital con barrios nuevos muy pujantes formados por edificios de arquitectura muy avanzada. También están acometiendo importantes obras de infraestructura. El macro proyecto de llevar agua desde Áqaba en el Mar Rojo hasta el Mar Muerto para evitar su desecación va adquiriendo forma. Será la salvación del mar bíblico. Las instalaciones hoteleras jordanas en la costa de esta mar son de gran categoría. Las principales cadenas tienen allí instalaciones de lujo.

Pudimos volver a disfrutar la belleza de dos enclaves que son una maravilla de la naturaleza: la ciudad de los nabateos, Petra, con sus tumbas y  hemispeos excavados en la roca y su profundo desfiladero de acceso a la ciudad y la antigua capital de la Decápolis romana: Jerasha que conserva restos muy notables de su antiguo poderío.

Y dejo pare el final lo mejor del viaje para un creyente: Jerusalén. La capital de las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islamismo tiene su máxima expresión en la Ciudad Vieja. El Muro de las Lamentaciones, la Basílica del Santo Sepulcro y la Cúpula de la Roca junto a la Mezquita de Al Aqsa son los símbolos emblemáticos de esta tres creencias.

Por segunda vez he experimentado en Jerusalén la alegría de seguir los pasos de Jesucristo. Especialmente los que dio en su Pasión, Muerte y Resurrección.

El Vía Crucis a lo largo de la Vía Dolorosa constituye una experiencia sin igual para un cristiano. Seguir el camino recorrido por Jesús desde la Torre Antonia donde se cree que estaba el pretorio hasta el Gólgota, en donde hoy se ubica la Basílica del Santo Sepulcro, es una experiencia difícil de olvidar. Aunque los múltiples cambios padecidos por la ciudad vieja de Jerusalén a lo largo de más de 2.000 años puedan haber conducido a que esa Vía actualmente sólo coincida en parte con la antigua. Eso es lo de menos para las gentes con fe. Da igual que todo transcurriera por esa o por otra Vía parecida. Jesús llevó su cruz hasta el Calvario para morir allí por nosotros. Por los que creemos con mayor o menor fe  y también por el resto de la humanidad.

Con nostalgia ha finalizado un viaje que los Indochinos recordaremos con cariño y emoción. Como suele suceder en estos periplos no existió ni un solo problema importante en su transcurso. Mérito de los organizadores y también de los asistentes.


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