viernes, 1 de diciembre de 2017

NUEVOS USOS Y COSTUMBRES

Los españoles somos especialmente proclives a acoger con un inusitado grado de entusiasmo costumbres y modas que vienen de fuera de nuestras fronteras. Nos prestamos a arrumbar nuestras propias tradiciones para echarnos en brazos de usos foráneos que no tienen raigambre alguna en España.

Ya hace años que papá Noel o Santa Klaus, una tradición europea con antecedentes estadounidenses, se metió en los entresijos de la sociedad hispana para suplantar en parte nuestra Navidad y a los tradicionales Reyes Magos, que siguen luchando con denuedo por mantenerse. De momento parece que lo consiguen pero ya veremos por cuanto tiempo. Tienen muchos enemigos de corte republicano.  

En época más reciente costumbres que son tradición de la sociedad norteamericana como Halloween, el Black Friday o el Thanksgiving Day (Día de Acción de Gracias) están calando a través de una ósmosis imparable hasta penetrar en los hábitos de la sociedad española.

Su altavoz son los medios de comunicación y la publicidad machacona en ellos y sus agentes de acogida las empresas y algunos entes sociales que lo hacen con un entusiasmo que pienso es fruto de los posibles beneficios económicos que estos nuevos usos les puedan proporcionar.

La globalización, las nuevas tecnologías aplicadas al proceso de ventas, y las redes sociales con su potente capacidad de extender las nuevas costumbres han contribuido sobremanera a que la absorción de esos usos extranjeros por parte de una sociedad como la española que está teledirigida sea más fácil. Nuestras capas sociales, con algunas excepciones, se caracterizan por su carácter gregario en donde la masa sin capacidad de pensar debido a su bajo nivel cultural y a su elevada estulticia, sigue las directrices que le marcan los agentes que movilizan los hábitos ciudadanos.

Esta manipulación generada desde los medios de comunicación y las redes sociales es la que permite que nuevos usos se introduzcan con inusitada rapidez en la sociedad, la cual los engulle sin reflexionar sobre su origen ni sobre la conveniencia de su asunción.

Yo pienso que la sociedad española que alberga una escala de valores muy reducida, trata de dar patadas a seguir como en el rugby olvidándose con presteza de sus tradiciones, del concepto de lo que es clásico, para despeñarse por un torrente de sensaciones desconocidas en una enloquecida carrera por lo novedoso.

Niños y jóvenes disfrazados de Halloween, frases de ridícula traducción como “truco o trato” proliferan estos días por los diferentes estamentos sociales de España los cuales dejan de lado, en una enloquecida carrera para romper con su pasado, tradiciones ancestrales del día de Todos los Santos, tales como las salidas al campo para asar las castañas, los populares calbotes denominación con la que se conocen en Extremadura, o la representación del Don Juan de Zorrilla en la noche de difuntos.

Lo del Black Friday (Viernes Negro: horrible y ordinaria denominación) al final se convierte en un adelanto de las tradicionales compras de Navidad. Aquí es posible que se produzca un simple cambio de cromos, dado que los individuos tenemos una capacidad de gasto limitada por nuestra renta disponible. Esta disponibilidad monetaria para la  compra se distribuiría en un espacio de tiempo más largo.

Aunque ahora la recuperación económica que ya afecta a distintas capas de la población, aunque no a todas ni mucho menos, hará posible un aumento en el volumen total de ventas. Algún incremento de compra a nivel individual también se conseguirá sobre la base de machacar las meninges de los adictos al consumismo para que aumenten su nivel de endeudamiento.

Y lo del pavo del Día de Acción de Gracias es otro despropósito que adquiere cada día más seguidores. Las gracias me imagino hay que dárselas a Dios Padre y nunca al gobierno que francamente hace más bien poco por el bienestar de los españoles. Aquí en España hemos de agradecer todos los días al Altísimo por permitirnos sobrevivir en este frenesí en el que hemos convertido a la piel de toro. Pues bien todos los cuartos jueves del mes de noviembre empieza a introducirse en España la costumbre de comer pavo relleno, como los americanos. Al menos se beneficiarán los granjeros que los crían.

Claro que todavía mantenemos incólumes en España algunas ancestrales costumbres. Ante la grave sequía que padecemos de la que no se ven signos evidentes de finalización, en nuestro medio rural empieza a movilizarse a los santos haciéndoles rogativas para que el líquido elemento nos riegue de nuevo. Y es que con las cosas de comer (y con las  de beber) no se juega. Y los santos todavía tienen mucha influencia allí arriba.

A este respecto me viene a la memoria la anécdota de aquel cura rural que le espetó a los campesinos que estaban muy alarmados por la sequía y pretendían hacer rogativas al santo patrón del pueblo para que lloviera: no andéis moviendo el santo todavía que no está el tiempo “lloveor” y me vais a fastidiar el invento.

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