TERTULIANOS
SABIHONDOS
El
diccionario de la RAE define sabihondo como aquel que presume de sabio sin
serlo.
Entre
los tertulianos que participan en las diversas y numerosas charlas de radio y
televisión en las que se trata de lo divino y de lo humano, podemos encontrar
un buen número de sabihondos que sin el más mínimo recato juzgan sobre
cualquier tema que pueda salir a la palestra. Da igual.
Opinan de todo: de política por supuesto, pero
también de sanidad, de educación, de la industria, de la agricultura, de
religión, de derecho, de las sentencias judiciales, de la sequía, del medio
ambiente, del cambio climático incluso de asuntos del corazón. Y por descontado
de la situación de Cataluña y de las variadas soluciones para salir del
encontronazo. Vamos, largan de cualquier materia que se les ponga por delante.
Son omniscientes, como Dios.
Además
tienen la particularidad de que su opinión la expresan hablando “ex cáthedra”
como el Papa católico aunque no gocen de su infalibilidad. Se escuchan a sí mismos y están encantados de
conocerse y de habitar en este mundo formado por seres inferiores a ellos. Yo
cuando a veces les escucho, lo corriente es que sólo les oiga, llego a la
conclusión de que jamás hemos disfrutado en España de tanto portento ni “portenta”
intelectual como en la actualidad.
Algunos
de ellos en televisión, como medio auxiliar muestra de su modernidad y para
apoyar sus opiniones, utilizan pizarras electrónicas y todo. En ellas exponen
los primeros números que se les ocurren sin la pertinente comprobación ni base
alguna que los sustente. Los sueltan ante audiencias de cientos de miles de
oyentes o de televidentes, que escuchan embelesados la brillante exposición del
tertuliano. Claro que si el exponente trata algún tema que el oyente domina, se
empiezan a romper las costuras y sale a la superficie toda la ignorancia del
tertuliano o contertulio palabras que son sinónimas.
Estos
tertulianos sabelotodo son un exponente del desparpajo, de la osadía y de la
cara dura. Cualquier persona normal tendría sumo cuidado y la máxima precaución
cuando trata un tema que no domina y en el que no es un experto. Ellos no, con
la mayor naturalidad opinan sobre lo divino y lo humano sin cortarse un pelo
con una verborrea y una facundia estremecedoras.
Como
digo no hay tema que se les resista. Opinan de todo incluso sobre los cálculos
y el grado de seguridad de una obra o sobre la mecánica de fluidos. Con esto
del Google, la Wikipedia e Internet se consideran expertos en cualquier materia
de que se trate, incluidos los temas sanitarios, hasta aquellos de los que
tienen dudas los médicos. Ellos pontifican, saben de todo y tienen soluciones
para todo. Hasta para la hepatitis C.
Hace
unos días tuve la oportunidad de presenciar en directo la actuación de uno de
estos contertulios en un programa de televisión. Aunque es presidente de una
Comunidad Autónoma se convirtió por un momento en avezado experto en agua y en
regadíos. Dibujó en una pizarra muy moderna y a su estilo, el croquis de un
embalse, el del Ebro, que está ubicado en Cantabria aunque su vaso ocupa
también una pequeña superficie en Castilla y León.
Después
de criticar con acritud los métodos de construcción y pago de expropiaciones
del embalse - ya pueden imaginarse durante el mandato de quien se construyó -
llegó a la conclusión de que gracias a él regaba toda la cuenca del Ebro. Después
de la diatriba sobre su ejecución y sobre el mentor principal de ella, vino a
reconocer la bondad e incluso las propiedades sobrenaturales de la obra en
cuestión.
Continuando
su intervención y sin sonrojo alguno, aseguró sin la menor duda ni vacilación
que el susodicho embalse que tiene una capacidad de almacenamiento de 540 Hm3,
regaba 900.000 ha, todas las que se riegan en la cuenca del Ebro. Y que claro
gracias a Cantabria que se había sacrificado regaban los de aguas abajo.
900.000 ha ¡casi nada¡ Y que a él o a Cantabria, en compensación ni siquiera le
habían construido un puente necesario para evitar un rodeo de 30 km.
El
presentador se tragó la proclama sin oponer reparo alguno a la indudable fantasía
del político. Me temo que el auditorio quedaría convencido de lo que es capaz
de hacer este taumatúrgico embalse. Que con tan sólo 540 Hm3 de capacidad
suministra el agua para el riego de casi 1 millón de hectáreas.
Como
del tema que trataba tengo ciertos conocimientos, sobrecogido de espanto cambié
de cadena y me puse a reflexionar sobre la necesidad de escribir una entrada en
este blog que tratase de estos contertulios que saben de todo y no saben de
nada.
Decía
una de mis abuelas que era muy sabia, como la mayoría de las personas de su
época que lo tuvieron muy difícil para salir adelante, que “el que mucho habla,
mucho yerra”. Este aforismo se cumple con holgura en estos tertulianos de
amplio espectro que hablan de todo y no saben de nada. Son los tertulianos
sabihondos.
De
estos especímenes de la opinión que proliferan en nuestras tertulias se podría
decir aquello de que: deslumbran pero no alumbran.
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