VENGA A
EXTREMADURA EN TREN, DON MARIANO
Los
medios de comunicación dan cuenta de que el presidente del Gobierno ha
realizado una visita a las bodegas del cava Freixenet, en el transcurso de la
campaña electoral de Cataluña para los comicios del 21 D.
Parece
ser que la visita a esta industria puntera en elaboración de cava la ha realizado
con el fin de enviar el mensaje de que no se boicotee la adquisición de
productos catalanes en el resto de España.
Yo, que soy en principio contrario al boicot, le haría una pregunta a Don
Mariano ¿por qué cree Vd. que muchos españoles boicotean la compra de bienes y
servicios de origen catalán?
Entiendo
que debe conocer las razones pues para eso es el presidente. Seguro que le
suena lo de que España nos roba, o tal vez lo de que lo andaluces y extremeños
viven de la sopa boba y somos unos vagos o quizá aquello de que Cataluña es
Dinamarca y el resto de España es el Magreb tal y como aseguró el charnego
alcalde socialista de Blanes sin que se le desmintiera. Del golpe de estado y
de irse de España, ni hablamos.
Permítame
que le diga que no ha estado Vd. muy fino en la elección de la visita.
Precisamente una industria catalana del cava no es el sitio más idóneo cuando
su Ministerio de Agricultura, tiene pendiente adoptar una decisión para impedir
¿o no? la ampliación de las superficies de viñedo de cava hasta el año 2020. La
congelación de superficies la ha solicitado el Consejo Regulador de la
Denominación Cava, de mayoría catalana, que defiende los intereses de esta región
en contra de los de Extremadura en donde el sector del cava va como un tiro y
necesita ampliar las hectáreas.
Da
la impresión de que con esta visita Vd. apoya los intereses catalanes del cava
en contra de los de otras regiones como la extremeña. Podía Vd. haber visitado
una fábrica textil, de conservas o automovilística. Pero soy consciente de que
estamos en Navidad y hay que promocionar el cava. El de Cataluña, claro.
Así
que para compensar y ya que Vd. es hombre equitativo, no le va a quedar más
remedio que darse una vuelta por Extremadura para animar a mi amigo Marcelino
Díaz y a los otros empresarios del cava que están muy preocupados sobre la
decisión que pueda adoptar su ministerio.
Si
viene a Extremadura yo le sugiero que lo haga en tren. Abandone por una vez su
coche oficial, el helicóptero o el avión y tome el tren. Vivirá una experiencia
muy divertida.
Le
voy a adelantar alguna de las peripecias que puede vivir si decide venir a mi
tierra por vía férrea.
La
primera es que el tren llegue en hora y sin incidencia alguna. La probabilidad
de que esta circunstancia se produzca tiende a cero. No digo que el suceso sea
imposible. Pero es prácticamente nula la probabilidad de que tenga lugar tan
gozoso acontecimiento.
A
partir de ahí lo menos malo que le puede ocurrir es que el tren llegue con
retraso. Esta situación es la que suelen sufrir los usuarios en sus
desplazamientos por vía férrea desde o hacia Extremadura. De las diez últimas veces que he utilizado el
tren de Cáceres a Madrid de ida o de vuelta, en todas menos en una he llegado
con retraso. Entre 15 minutos y media hora.
Y después le puede pasar de todo. Le detallo algunos posibles
escenarios. El primero es que el convoy, que como Vd. se imaginará es de
desecho de otras líneas de regiones más privilegiadas, se averíe y se quede Vd.
tirado en la estación de Talavera de la Reina, unas dos horas. Si se da este
caso, tendrá alguna ventaja adicional: puede comprar en la pujante ciudad
toledana una buena cerámica de la que se fabrica allí. Algo es algo.
También
le puede ocurrir que la avería tenga lugar en pleno campo a un par de
kilómetros de la estación más próxima. Los pasajeros se verán obligados a coger
sus bártulos y recorrer a pie la distancia en busca de su salvación y tal vez
de un autobús que les deje en Extremadura o en Madrid. Si esto sucede en verano,
como ya ha ocurrido, ni le cuento lo que sudan los pasajeros caminando por los
rastrojos con su equipaje a cuestas.
Además
se dan otras minucias en el trayecto. Por ejemplo puertas que no abren por
estar averiadas. Imagínese si hay un accidente. Los indicadores de las
estaciones ubicados en los vagones no funcionan adecuadamente y cuando el tren
se encuentra en Monfragüe el panel marca que estás en Montijo. Así que lo
guiris que nos visitan se encuentran perdidos y obnubilados.
No
le aburro más contándole otras diversas peripecias que suelen ocurrir en estos
viajes férreos, como las entradas a Plasencia o atropellamientos varios.
Para
que pueda comprobar en persona todo lo relatado, le ruego encarecidamente que
venga en tren a Extremadura. Estoy seguro de que además de promocionar nuestro
cava, como ha hecho en Cataluña, a la vista del indecoroso servicio ferroviario
que padecemos, dispondrá lo necesario para que los extremeños disfrutemos de un
tren del siglo XXI y no del siglo XIX en el menor tiempo posible. Su gobierno y
también los anteriores de uno y otro signo político llevan años tomando el pelo
a una región que se caracteriza por su lealtad y resignación cristiana.
Los
extremeños, como Vd. y Montoro bien saben, pagamos los mismos impuestos que el
resto de España y deberíamos tener servicios similares.
Venga
en tren, Don Mariano. Seguro que al terminar su viaje tomará las medidas
precisas para que en Extremadura podamos disponer de una vez por todas de un
ferrocarril decente.
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