viernes, 24 de febrero de 2017

“ACAVA CON JAMÓN”

Tranquilos que en el título de esta entrada no hay ninguna falta de ortografía. Si continúan leyendo lo entenderán.

El encabezamiento del post es un eslogan o mensaje que trata de difundir un creativo empresario del vino y del cava extremeños: Marcelino Díaz, de Almendralejo conocida hoy día como la ciudad del cava.

Ingeniero agrónomo de profesión y empresario con importantes iniciativas, fue uno de los primeros bodegueros en producir cava en Extremadura a principios de los años ochenta del siglo pasado. Una revolución en la enología extremeña que por entonces también ya daba a luz buenos caldos tintos. Los vinos blancos venían de tiempo atrás procedentes de la uva Pardina, la variedad que durante muchos años constituyó la base de la viticultura en la Tierra de Barros.

Hace unos días el grupo de trabajo sobre el sector agrario constituido en el seno del Club Senior de Extremadura, celebró una reunión en la industriosa ciudad de Almendralejo para poner en común su análisis del sector primario regional con vistas a presentarlo en el cónclave anual del club que se celebrará en Jerez de los Caballeros el próximo y ya cercano mes de mayo.

Todos los miembros del grupo nos mostramos partidarios de que sería muy conveniente para los intereses regionales que los productos autóctonos de Extremadura se transformaran en la región, para retener en casa el valor añadido que generan, apostando además por la innovación continua en la presentación y consumo de los mismos.

Marcelino además de ofrecernos en su bodega una cata de su cava Puerta Palma y de sus vinos Puerta Palma y Theodosius, durante el almuerzo nos trasmitió varias ideas fuerza sobre el cava, producto con el que está especialmente entusiasmado dado el futuro halagüeño que se vislumbra para él.

Nos apuntó la idea de que el cava no ha de ser un vino de postre sino un caldo que ha de acompañar a las comidas. Esto no es nuevo, en Cataluña, por ejemplo, el cava se toma a lo largo del yantar y no a los postres mezclado con sabores dulces o después del café.

La suavidad de paladar y bajo grado alcohólico del cava lo hace un excelente compañero de nuestros platos principales y es en este ámbito en el que ha de ser consumido preferentemente y no relegado a lo condición de postre o brindis de final de una celebración.

Como es natural durante la reunión hablamos de los productos de nuestra tierra y entre ellos destacamos nuestros magníficos jamones ibéricos de bellota muchos de ellos acogidos a una denominación de origen muy prestigiosa como es Dehesa de Extremadura. Marcelino nos expuso el eslogan que había ideado para promocionar el cava y el jamón conjuntamente. Lema que deberíamos empezar a aplicar y difundir en primer lugar en nuestra comunidad autónoma.

El lema es “Acava con jamón”. Es decir maridar el cava con el jamón ibérico de nuestra tierra. Y esto puede hacerse tanto al final como al comienzo de una buena comida o cena. Un buen jamón y un buen cava constituyen una mezcla ideal para el paladar. Ambos productos los tenemos en Extremadura de una calidad contrastada. Se puede comprobar. Pruébenlo y  verán. Es una magnífica combinación.

Una vez que lo hayan degustado y experimentado que la mezcla de sabores es una delicia para los sentidos, los extremeños hemos de constituirnos en un altavoz de difusión múltiple para dar a conocer primero en Extremadura y luego fuera de ella, esta maravilla que es la combinación de un excelente cava con un sabroso jamón, ambos criados y producidos aquí.

Pero también hemos de llegar al convencimiento de que es un acierto consumir el cava durante las comidas principales. Los componentes del grupo de trabajo lo hicimos en un almuerzo acompañando a dos degustaciones de arroz: con liebre y con zorzales. La combinación es muy agradable. La suavidad del cava contrasta con la fuerza y el especiado del arroz. Pero puede acompañar con éxito a muchos otros platos tanto de vegetales como de carne o de pescado. Y además de al jamón ibérico a otros productos extremeños tan destacados como el lomo embuchado o una buena torta del Casar o de la Serena con los que casa a la perfección.

Por eso confío en que la idea y el eslogan de Marcelino Díaz triunfen primero en Extremadura y fuera de ella después. Sería un éxito de todos los extremeños y una inyección de fortaleza para muchos empresarios de nuestro sector agrario y alimentario.

La Junta de Extremadura debería apoyar campañas de difusión de este lema tan sugerente para favorecer el consumo de cava y de jamón de nuestra tierra. Será un gran beneficio para Extremadura.




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