viernes, 28 de octubre de 2016

ESTRATEGIA PELIGROSA

En una entrada de este blog de fecha 27 de diciembre de 2015 aventuré que Pablo Iglesias, el líder de Podemos, era muy probable que empezara a agitar la calle. Me basaba para afirmarlo en que no tendría suficiente con su representación parlamentaria para hacerse notar.

Al parecer las cosas van a ir por ahí a tenor de las últimas manifestaciones del jerarca de Podemos. En su enésimo giro ideológico, ha pasado de la socialdemocracia condimentada con su alianza con IU - que les costó un millón de votos en las elecciones del 26 J - a la agitación callejera, ya que al parecer no tiene bastante con trabajar en el Congreso para, por medios democráticos, modificar las normas en beneficio de los españoles. Tampoco le basta con los “números” que monta en esa institución.

Después del “tortasso” del 26 J ha culpado del mismo a la campaña electoral diseñada por su camarada Errejón, al que quiere eliminar a toda costa para quedarse él como único dueño de la finca podemita. Ambos rivales venden en los medios de comunicación esta lucha fratricida como un debate interno muy saludable.   

Iglesias en una deriva radical impropia de los tiempos en los que vivimos se ha lanzado a la tribuna y con soflamas propias de un líder demagógico y populista ha sentenciado que el Parlamento no es suficiente y que hay que tirarse al barro. O sea mover la calle.

En el último mitin que ha dado – con bastante menos gente de la que cabía esperar, por cierto - su exaltación ha ido “in crescendo” a medida que transcurrían los minutos. Ha vilipendiado al Parlamento que es el único órgano de representación de la voluntad de los electores. Y el lugar en el que han de discutirse las normas mediante un diálogo sensato, respetuoso y democrático.

El excitar al personal es asunto propio de irresponsables. Y este “profesor” debería medir sus palabras y sus métodos de actuación. Porque el agitar la calle puede traer consecuencias indeseables. De las que los españoles tenemos, por desgracia, muy amargas experiencias. A la calle hay que salir cuando existan causas justificadas. Porque el derecho de manifestación es irrenunciable. Pero siempre con orden y concierto.

Este líder debería recuperar la sensatez y medir un poco más su lenguaje y su proyecto de futuras actuaciones callejeras, no calentando a la masa. Estas algaradas por las rúas suele cargarlas el diablo. Y muchas veces terminan como el Rosario de la Aurora.

La adopción de esta peligrosa estrategia callejera es indicio de una falta de formación y de equilibrio notables. También denota que no sabe adaptarse ni al espacio ni al tiempo.

No se ha percatado de que estamos en la UE (Unión Europea) – creo que todavía no se ha enterado de lo que significan estas siglas - y no en la Venezuela de sus amores ni en el Irán de sus dineros. Somos un país democrático, con algunas carencias, pero democrático. Y, mal que le pese, estamos en Europa a pesar de las posibles deficiencias que puedan existir. Peor sería estar fuera de ella en manos de desaprensivos como los que asesoraron a Chávez y ahora siguen haciéndolo con Maduro.

Por otra parte vivimos en el siglo XXI y no se pueden aplicar recetas que se han demostrado inviables y que han dado lugar a conflictos muy penosos en épocas pasadas.

Garzón su aliado de IU, también opta por agitar la calle. Y así se lo ha hecho saber al Rey en su reciente consulta para proponer candidato a presidente del Gobierno. Dios los cría y ellos se juntan.

La primera consecuencia de la soflama de Iglesias ya ha tomado cuerpo en la Universidad Autónoma de Madrid. Doscientos borregos “universitarios” han reventado una conferencia de Felipe González y Juan Luis Cebrián. Como se ve pura tolerancia en la institución que debería ser ejemplo de ella.

El líder de Podemos ha considerado que los hechos son “una protesta estudiantil” en lugar de condenarlos sin paliativos. Veremos el día que le ocurra a él cómo los califica. Seguro que de fascismo.

Su última perla la ha soltado en el discurso pronunciado en la investidura de Rajoy. Ha sentenciado: Hay más delincuentes potenciales en esta Cámara, que fuera de ella. Frase que puede aplicarse a sí mismo pues él también potencialmente lo es por su condición de diputado. Como se ve un lenguaje indigno de un parlamento.

En resumen, este excitado prócer debería de tranquilizarse. Y no pensar que España es una asamblea de facultad universitaria que él maneja a su antojo. Nuestro país es algo mucho más serio y merece líderes que antepongan el bienestar de los ciudadanos a sus mezquinos intereses.

A la calle habrá que salir cuando la gente libremente quiera manifestar su descontento. No cuando le convenga a un exaltado de verborrea incendiaria y demagógica.


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