EN LA SOLEDAD
DEL DESIERTO
Hace
unos meses en la hamada argelina - el desierto pedregoso de las cercanías de
Tinduf en Argelia – en los campos de refugiados saharauis, era enterrado en una
casi absoluta soledad diplomática, el líder del Frente Polisario y presidente
de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) Abdelaziz Mohamed, que
durante cuarenta años llevó el timón de esta nación.
Ni
un solo representante del gobierno español ni de nuestros partidos políticos
asistió al sepelio. A los partidos antiguos no les interesa el tema, hace mucho
que abandonaron a su suerte a los saharauis y los de nuevo cuño tienen toda la
pinta de ser unos analfabetos históricos.
José
Taboada Valdés que es primer mandatario de una organización civil como es la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara
y el presidente de la Federación Madrileña de Asociaciones Saharauis José Luis
Sampedro, han sido los españoles más destacados que acudieron a las exequias.
Inconcebible.
Abdelaziz Mohamed fue uno de los principales dirigentes del
Frente Polisario en los momentos de la Marcha Verde en 1975, cuando España en
una actitud vergonzosa y cobarde, abandonó a su suerte a los saharauis, que
eran ciudadanos españoles. España los dejó a merced de las fuerzas marroquíes,
las cuales por el imperio de las armas y a base de napalm les despojaron de sus
territorios, que constituían una provincia española, expulsándolos al desierto
sahariano.
Después de sufrir innumerables bajas y padecer tremendas
dosis de sufrimiento y dolor, los saharauis terminaron trasterrados a la hamada
sahariana, acogidos gracias a la buena voluntad de Argelia, que desde entonces
les permite habitar un territorio inhóspito con un clima extremo y unas
condiciones de vida durísimas.
El estamento político español y los sucesivos gobiernos - los
intereses de ciertos potentados y empresarios en Marruecos pesan mucho - no
quieren asumir la responsabilidad que España tuvo y tiene aún en la permanencia
de este conflicto, ya que era la potencia colonizadora administradora del
territorio cuando abandonó a los saharauis en manos de Marruecos. Ahora
nuestros gobernantes y políticos miran la situación con indiferencia como si el
asunto no fuera de nuestra incumbencia.
El pueblo español yo creo que tiene una opinión totalmente
distinta de la de sus políticos sobre la situación del pueblo saharaui. Al
menos una buena parte de él que hace lo humanamente posible para suavizar las
condiciones de vida de estas gentes en el desierto argelino. Bien mediante el
envío de alimentos y enseres o con el acogimiento durante el verano de los más
pequeños para evitarles las temperaturas extremas del estío en los campamentos.
Abdelaziz Mohamed participó en la desigual lucha armada de
los saharauis contra los marroquíes hasta 1991, cuando optó por la vía diplomática
que ha mantenido hasta su muerte, con resultados poco esperanzadores. A pesar
de distintas resoluciones favorables de la ONU, nunca se lleva a efecto el
dichoso referéndum. A Marruecos no le interesa la consulta y en esta postura
está apoyado por Francia y Estados Unidos, además de por España que mira hacia
otro lado pues predominan sus intereses con los alauitas.
Conozco por propia experiencia los campos de refugiados y sé
de las dificultades que pasan los saharauis en su vida cotidiana, que superan
con la fe y la esperanza de que retornarán algún día a sus territorios de
origen y allí podrán rehacer sus vidas como país independiente y pacífico.
Asociaciones españolas de amigos del pueblo saharaui y
algunas Comunidades Autónomas - estas medio de tapadillo - tratan de ayudar y de hacer la vida un poco
más fácil a este pueblo valiente y esforzado. Para ello han puesto en marcha
diversos proyectos de cooperación con el objetivo de mejorar las condiciones de
vida en el desierto de unas 150.000 personas que esperan ilusionadas desde hace
40 años volver a su tierra. Allí dispondrían de recursos suficientes:
minerales, petróleo, pesca y turismo para poder vivir dignamente como pueblo.
Algunos países como Cuba también han prestado ayuda muy
importante tanto en materia de asistencia sanitaria como de formación de
personal. Y sobre todo Argelia en donde se forman muchos cuadros y
profesionales saharauis.
España y sus gobernantes tienen una deuda muy importante con
este pueblo. Y deberíamos ser solidarios con él y buscar de una vez por todas
algún tipo de solución a este conflicto que dura 40 años.
Abdelaziz Mohamed descansa en la soledad del incandescente desierto
del Sáhara, bajo un firmamento nocturno de estrellas rutilantes. A pesar de su
infatigable lucha no logró el sueño de reintegrar a su pueblo a sus tierras de
origen. Que Alá le de la paz.
La vida sigue y la RASD ya tiene un nuevo presidente: Brahim
Galli un histórico de la lucha del Frente Polisario. Ojalá pueda conseguir el retorno
de los saharauis a sus tierras. Sería un acontecimiento de estricta justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario