viernes, 29 de abril de 2016

EXTREMADURA EN EL FURGÓN DE COLA

Hace unos días se han hecho públicos los datos del PIB “per cápita” del año 2015 para las Comunidades Autónomas españolas, así como los del año 2013 desglosados por provincias.  

Como era previsible Extremadura ocupa los últimos lugares en ambas clasificaciones: es la última en el ranking de Comunidades Autónomas y las provincias extremeñas ocupan los dos últimos puestos de su lista. Un desastre sin paliativos.

Esta situación es una demostración patente de la ineficacia de las políticas regionales que se vienen aplicando, las cuales están promoviendo un modelo proteccionista “verde” con muy baja capacidad de generación de renta. Somos el parque natural más bonito de España con los habitantes más pobres. Esta es la cruda realidad. Sobre la que deberían reflexionar nuestros políticos para tratar de cambiar el rumbo. Pero me temo que seguirán en sus trece. Porque es lo fácil.

Veamos los datos: El PIB “per cápita” extremeño asciende a 16.166 € y se sitúa un 30,6 % por debajo de la media nacional que alcanza los 23.290 €. Como referencia la Comunidad Autónoma con un PIB por habitante más elevado es Madrid con 31.812 € casi el doble que el extremeño.

Por provincias referidos los datos publicados al año 2013, las extremeñas ocupan los dos últimos lugares de la clasificación: Cáceres es penúltima con un PIB por habitante de 15.617 € y Badajoz la última con 15.167 €.

Los políticos extremeños deberían abrir urgentemente un período de reflexión con participación de diferentes paneles de expertos, para tratar de alumbrar un nuevo modelo de actividad económica que nos saque de este marasmo y nos haga converger con el resto de España.

La primera actuación a acometer ha de ser un frenazo a la declaración de más zonas protegidas. Con un 35 % del territorio extremeño afectado por medidas de protección en la red Natura 2000, debe ser suficiente. Ya hemos puesto nuestra parte alícuota para conservar el territorio. Ahora hay que fomentar el desarrollo. Sin agresiones al medio ambiente, pero es la hora de desarrollar los potenciales regionales.

La segunda es dotar a Extremadura de unas infraestructuras de comunicación adecuadas. Hay actuaciones sobre todo en ferrocarril que han de acometerse sin dilación. La primera es la electrificación y duplicación de la línea Madrid – Badajoz. No es necesario un tren tipo AVE si Lisboa no entra en el juego. Bastaría con la posibilidad de que circulasen trenes tipo Alvia o similar con velocidad de 200 km/h que permitiesen el trayecto a Madrid desde Badajoz en un poco más de 2 horas. Y paralelamente con el mismo modelo recuperar de modo prioritario la línea férrea Ruta de la Plata para enlazar la región con los ejes ferroviarios transeuropeos. Como actuación complementaria mejorar la línea férrea Badajoz – Brazatortas con iguales parámetros.

Estas nuevas infraestructuras, junto con la red de autovías de momento bastante aceptable, aunque habría de completarse de manera paulatina, servirían para comunicar la región y facilitar la salida de productos y entradas de personas e inputs.

Quedaría como asignatura pendiente la aeroportuaria que es indispensable para completar nuestra infraestructura de comunicaciones. El aeropuerto de Badajoz, que es una base militar, queda muy excéntrico respecto al resto de la región. Tal vez podría comenzarse con un aeropuerto modesto, funcional y barato situado en el eje de la A 66 entre Cáceres y Mérida. Esta ubicación sería la de mejor relación habitante – distancia.

Nuestra economía debería basarse en primer lugar en el aprovechamiento de nuestros recursos naturales: tierra, agua, sol y viento. La mejora de nuestros regadíos completada con algunas zonas regables nuevas y la profundización en el desarrollo e internacionalización de la industria agroalimentaria asociada a ellos y a los productos del secano. Sería una primera base de actuación.

La segunda pasaría por el fomento del turismo introduciendo la región en las grandes rutas turísticas, hoy día estamos fuera de ellas, y poner en valor nuestro importante patrimonio histórico, cultural, paisajístico y gastronómico que se vería muy favorecido por la mejora de las comunicaciones. Nuestras zonas protegidas podrían entrar en este juego también. Lisboa podría ser el final de esas rutas internacionales.

Habría que orientar la Universidad especializándola en la aplicación de las nuevas tecnologías para formar jóvenes que pudieran ser la base de la instalación de una industria del conocimiento y de la innovación. Ese podría ser un tercer fundamento de nuestro futuro desarrollo. La biotecnología, los nuevos materiales o la nanotecnología podrían ser posibles salidas en la industrialización extremeña.

Y por último desarrollar con seguridad jurídica una política decidida en las energías renovables que serán el futuro en la lucha contra el cambio climático. Tenemos las bases para ello: horas de sol, zonas con viento, biomasa y posibilidad de hidroelectricidad.

Hay que hacer algo con urgencia para salir del pozo. No podemos seguir así.




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