FLORES
Y CEREZAS
El paisaje es en sí mismo espectacular
y grandioso debido a su propia geomorfología. Hago referencia al Valle del
Jerte situado en el norte de la provincia de Cáceres aledaño a la fría
divisoria con las tierras de lo que fue Castilla la Vieja antaño y de lo que es
hoy Castilla y León, en los límites con la provincia de Ávila.
Se trata de un valle en forma de V,
que se inicia en las inmediaciones de Plasencia y asciende con una pendiente
suave al principio, que se inclina más en su parte final cara al puerto de
Tornavacas. Por su fondo, en competencia espacial con la carretera N - 110
(Plasencia – Soria), borbotea el río Jerte, el río Xerete o Xerit de los
antiguos - un río de aguas cristalinas y régimen
fluvial de tipo nival - torrencial, alimentado por las gargantas que se
descuelgan desde las elevadas cumbres –
el cual discurre por la falla tectónica Alentejo – Plasencia y después de
abrazar, contorneándola, a la urbe placentina, va a fundir mansamente sus aguas
con el río Alagón tras recorrer más de 70 km.
En los primeros días de primavera, en
fecha variable según sea el clima más o menos cálido, se produce todos los años
en este valle un espectáculo grandioso y bellísimo. Es la floración de más de
un millón de cerezos, que se distribuyen escalonadamente por las laderas
abancaladas gracias a un trabajo laborioso de los jerteños, la que da lugar a
una copiosa nevada cuya distribución en el espacio y en el tiempo viene
determinada: por la variedad de cerezo de que se trate, por la altitud en la
que esté ubicado el árbol y por el grado de insolación que reciba según se
encuentre en la solana (ladera oeste) o en la umbría (ladera este). La
floración primera comienza en las partes más bajas y en la solana y la más tardía
en las zonas más altas y en la umbría.
Cerca de 6.000 ha de cerezos producen todos los
años una cosecha en torno a las 20.000 t que provienen en su mayor parte de
explotaciones familiares de tamaño medio o pequeño y que son cultivadas, desde
tiempos inmemoriales, por unos agricultores laboriosos que viven pendientes de
estos árboles que constituyen su sustento.
En este valle han sido capaces de evolucionar con
los tiempos. Han avanzado en técnicas de cultivo, poda y tratamientos e
introducido nuevas variedades buscando las producciones más tempranas y de
mejor calidad para el consumidor. La introducción de la cereza Burlat y otras
variedades precoces constituyó en su momento un importante adelanto para
ampliar el tiempo de mercado.
De igual modo se ha mejorado sensiblemente la
infraestructura de caminos rurales que han servido de base para mecanizar todo
lo posible las explotaciones y para poder sacar los productos con medios
mecánicos, abandonando el transporte animal de antaño que utilizaba vericuetos
de lento y complicado tránsito.
La comercialización de los rojos frutos se ha
realizado mediante un potente movimiento cooperativo iniciado hace más de 50
años, el cual ha conseguido construir modernas instalaciones para someter el fruto a
los últimos tratamientos tecnológicos con vistas a mejorar la resistencia al
transporte asegurando a su vez una mayor calidad del producto.
En 11
pueblos, el mayor de poco más de 2.000 habitantes ubicados en el fondo del
valle al lado del río principal y en las laderas, viven algo más de 11.000
personas que han conseguido gracias a su trabajo y a un microclima idóneo, a
veces soliviantado por episodios de exceso de agua o granizo, que las cerezas y
las picotas, que son las variedades más típicas del Valle, se conviertan en su
principal modo de vida.
La explosión de belleza primaveral en la floración
del cerezo se completa con los colores ocres, verdes y rojizos de su vegetación
senescente en otoño, momento en el que el valle vuelve a adquirir entonaciones
cromáticas dignas de un óleo de la mejor pintura de la naturaleza.
Si no han tenido oportunidad de visitarlo les
recomiendo esta doble cita de primavera y otoño en el Valle del Jerte. Además
de unos paisajes de singular belleza encontrarán unas gentes hospitalarias que
les atenderán con gran cariño en buenas instalaciones turísticas. Sigan mi
consejo y visítenlo. Me lo agradecerán.
Un viaje me impedirá
estar con mis lectores los próximos 15 días. Les agradezco el tiempo que
dedican a este blog.
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