JUVENTUD
LUCHADORA
Carlos
San Juan es un joven farmacéutico cacereño hijo de unos buenos amigos: María
José y Paco. Trabaja en la oficina de farmacia familiar junto a su madre que es
la titular de la misma. Hace unos días ha defendido su tesis doctoral en la
facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura obteniendo la
calificación de “cum laude”.
Carlos
representa a una buena parte de la juventud española que posee un notable grado
de preparación académica y lucha por hacerse un puesto en la sociedad.
Es un ejemplo de superación del que dan
muestras muchos de nuestros jóvenes. Ha dedicado varios años y numerosas horas
de labor a realizar un proceso de investigación académica para conseguir
culminar su doctorado. Y lo ha hecho compatibilizándolo con su trabajo en la
empresa privada, sin la cobertura que proporciona el estar integrado de lleno
en la universidad. Lo que es un mérito todavía mayor y además demuestra un afán
de progreso encomiable.
Como
contrapunto nos encontramos que para una buena parte de nuestra juventud que
tiene una preparación excelente - es fácil hallar jóvenes titulados con dos
carreras, uno o varios másteres y el dominio de más de un idioma – la sociedad
española se muestra incapaz de ofrecerles un puesto de trabajo digno, acorde
con su capacidad y sus conocimientos.
Pese
a disponer de un número muy elevado de licenciados universitarios e ingenieros,
España está inmersa en un proceso de desindustrialización galopante:
prácticamente han desaparecido del mapa la siderurgia y los astilleros y en
general la industria pesada y también se han reducido sensiblemente subsectores
como el textil o el electrónico por lo que el sector industrial ha pasado de
representar más del 30 % del PIB nacional hace unos años a tan sólo un 15 % en
la actualidad.
Con
la minería y la pesca en claro retroceso; con el sector de la construcción en
crisis; con la agricultura y la industria agroalimentaria estancadas cuando
deberían ser uno de los pilares de nuestro desarrollo; con recortes en cultura,
en educación o sanidad, y con la inversión pública en infraestructuras muy
afectada por importantes reducciones, nos encontramos ante un país que no es
capaz de renovar su modelo productivo y escapar de la crisis.
Desde
que con una torpeza inconcebible en un genio de las letras y con una gran falta
de prospectiva Don Miguel de Unamuno sentenció aquello de “que inventen ellos”
España no ha sido capaz de dotarse de una adecuada infraestructura científica y
tecnológica de investigación e innovación, indispensable para poder ampliar y
diversificar nuevos sectores de actividad económica, mejorar la productividad o
generar nuevos bienes o servicios de alto valor añadido.
Nos
encontramos anclados en el ladrillo y en el turismo que, aunque en estos
últimos años funciona bien, tiene un marcado carácter estacional lo cual
condiciona la calidad del empleo. No somos capaces de generar en España
sectores innovadores basados en las nuevas tecnologías o en novedosos
materiales, descubrimientos y diseños que nos permitan llevar a cabo el cambio
hacia un modelo de producción más moderno y eficiente.
Miles
de jóvenes españoles dotados de gran talento y preparación se ven obligados a
emigrar ante la falta de unos mínimos incentivos en el territorio nacional.
Formamos a nuestros jóvenes en el seno del sistema universitario español, para
una vez adiestrados exportarlos a otros países que se aprovechan,
gratuitamente, de nuestro esfuerzo.
Estas
naciones incorporan a sus sectores innovadores, de investigación o productivos
a nuestros mejores cerebros los cuáles terminan integrándose en esos países,
perdiéndose para el nuestro un importante conjunto de personas con una alta
cualificación profesional.
Para
salir de esta situación es imprescindible que España regenere e impulse su
sector innovador e investigador y a la par se lleve a cabo un proceso de
reindustrialización con producción de nuevos bienes y puesta en marcha de
sectores innovadores. De este modo nuestros jóvenes podrán entregar su talento
y su trabajo al progreso de España. Como ha hecho mi amigo Carlos San Juan con
su tesis doctoral.
José Ignacio, en tu entrada del 27/11/2015, "Desigual retribución del mérito", ya reflejabas la realidad actual de la investigación, desarrollo, innovación científica y tecnológica. Que por otro lado, no difiere mucho de la de hace cuarenta años, cuando estudié yo. Por eso hay que admirar a la juventud, como Carlos San Juan Serrano, que siguen formándose sin tirar la toalla. Aunque algunos, por desgracia, lo tienen que hacer para poder subsistir en esta sociedad. Enhorabuena Carlos!!!
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