EL CASO
VOLKSWAGEN
Hace
tres años adquirí un vehículo diésel Volkswagen Passat automático de 170 CV de
potencia. Hasta ahora ha funcionado de maravilla sin el más mínimo fallo, ni
mecánico ni de seguridad. Como información complementaria he de añadir que el
trato que me ha dispensado el concesionario de la marca en Cáceres, Santano
Automoción, ha sido excelente. No tengo la más mínima queja del vehículo ni del
vendedor del mismo.
De
pronto salta a la palestra una información procedente de Estados Unidos en la
que se asegura que algunos vehículos de esta marca están equipados con un
software para enmascarar el control de las emisiones reales de gases a la
atmósfera y que lo que en realidad ocurre es que emiten más gases, no se dice
cuáles ni la cantidad en exceso, de los que anuncia el fabricante. Ignoro
todavía si mi vehículo está afectado por este problema.
De
inmediato se arma la marimorena y se trata de culpar a la compañía Volkswagen y
también a Audi, Skoda y Seat que equipan motores de la marca alemana, de todas
las muertes por contaminación respiratoria habidas y por haber. Como si los
coches de Volkswagen y de sus filiales fuesen los únicos que emiten gases a la atmósfera y el resto de
vehículos de otras marcas fuesen unos santos varones que están impolutos.
En
España ya hay organizaciones de consumidores que venden la especie de que la
compañía o bien dará un vehículo nuevo o indemnizará a los afectados. Y que van
a por la Volkswagen. Y como la gente se apunta a un bombardeo pues ya tienen
miles de seguidores esperando el aguinaldo. Como era de prever los ecologistas
también se lanzan a la yugular de la empresa. ¡Faltaría más¡
Nuestro
insensato ministro de Industria, sin conocer en profundidad la magnitud del
problema, se tira al ruedo y suelta de inmediato que exigirá a la marca alemana
la devolución de la ayuda de 1.000 € por vehículo del Plan PIVE, RENOVE o como
se llame. Justo lo que necesita el constructor para bloquear la inversión de
4.200 Millones de € que tiene prevista en España. A la semana un comunicado de
Volkswagen indica que sólo se llevarán a cabo las inversiones estrictamente
necesarias, dada la cuantía prevista a la que tendrá que hacer frente la marca
para posibles indemnizaciones. O sea que ya podemos despedirnos de las
ampliaciones en España. Y de los puestos de trabajo.
Todos
estos que se rasgan las vestiduras por el incremento de emisiones como
consecuencia del software pirata de los alemanes, no han abierto el pico ni
culpado de la contaminación ambiental que nos mata a por ejemplo: la emisión de
centrales térmicas de carbón, fuel o gas, la radiación de centrales nucleares y
de la acumulación de sus residuos, los polígonos químicos, las refinerías, las
cementeras, las minas, los vertidos urbanos, industriales o agrícolas no
depurados que van a nuestros ríos y acuíferos, los cultivos transgénicos de
efectos desconocidos, los aditivos múltiples que llevan nuestros alimentos,
bebidas y conservas, los efectos secundarios de los medicamentos y de sus
interacciones, los recortes en sanidad que matan mucho más que las emisiones de
gases o la pobreza y la desigualdad que tienen en la inanición a millones de
personas en el mundo.
Ahora
resulta que por una diferencia todavía no cuantificada - que al menos yo
desconozco porque no he visto que se haya hecho pública en los medios de
comunicación - entre las emisiones
teóricas y las reales Volkswagen se está cargando a media humanidad. No se lo
creen ni ellos.
Da
la impresión de que todo este proceso es una guerra comercial dentro del sector
automovilístico que mira tú por donde se inicia en Estados Unidos, que a lo
mejor trata de presionar a la UE para que suscriba el TTIP, ya que acaba de
firmar el TPP con varios países de América y del Pacífico que, entre otras
cosas, fabrican coches.
¿Por
qué esta liebre no se ha levantado en Europa que es donde se fabrican los
motores Volkswagen? “Chi lo sa” que diría un italiano.
Ya
veremos esto de las emisiones de Volkswagen en qué queda porque el resto de
marcas están calladitas. ¿Por qué será? Me malicio que aquí está emitiendo por
encima del nivel autorizado todo el mundo. Al tiempo.
Lo
sensato es esperar para conocer con la mayor exactitud la magnitud del problema
y después de una evaluación racional de sus efectos exigir a Volkswagen las
responsabilidades que procedan. Y a otras compañías fabricantes si también lo
hacen. Pero con mesura y equidad, no dando palos de ciego.
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