FÉRNANDEZ VARA: UN POLÍTICO HONESTO

Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, tras los resultados de las últimas elecciones, abandona la actividad política para retirarse del primer plano, tras bastantes años implicado en la lucha partidista.

Tuve la oportunidad de trabajar para las administraciones socialistas extremeñas de Rodríguez Ibarra en dos legislaturas y de Fernández Vara entre 2006 y 2011, con un paréntesis entre 2004 y 2006 en el que presté servicio como presidente en la Confederación Hidrográfica del Guadiana.

Creo que tengo elementos de juicio bastantes para poder opinar sobre las actuaciones administrativas del socialista que ahora se va del escenario político extremeño, aunque continuará en activo como senador por designación autonómica.

Para entender bien la acción socialista en Extremadura hay que remontarse a la situación que había en el momento de las transferencias de competencias a la comunidad autónoma allá por los años de 1983 y 1984.

Fundamentalmente me referiré a las actuaciones en materia de infraestructuras y regadíos en las que participé más directamente desde los puestos que ocupé en la administración autonómica.

La situación de las carreteras transferidas a la Junta de Extremadura podía considerarse como desastrosa en el año 1984, cuando recibió las competencias. Con gran clarividencia Ibarra y después Vara apostaron por una mejora sustancial de la red autonómica de carreteras para unir mejor los núcleos de población extremeños y vertebrar la región.

Entre las actuaciones más destacadas se encuentran la construcción de las autovías autonómicas EX A1 (Navalmoral – Frontera portuguesa) finalizada actualmente hasta Moraleja Oeste y pendiente de próxima unión con Portugal, una infraestructura estratégica y la EX A2 (Miajadas – Don Benito – Villanueva), así como la puesta en marcha de planes de actuaciones que culminaron en el año 2010 - 2011 con la elaboración del PIVEX (Plan de Infraestructuras Viarias de Extremadura). Las actuaciones han sido de tal magnitud que en el estudio sobre la calidad de las carreteras españolas que lleva a cabo la AEC (Asociación Española de la Carretera), una entidad independiente, en el del año 2022, las carreteras de Extremadura están clasificadas como las segundas mejores de España solo superadas por las del País Vasco.

De igual forma durante las legislaturas con Fernández Vara al frente de la Junta de Extremadura se han llevado a cabo importantes actuaciones en materia de abastecimiento de aguas - en el momento de las transferencias más del 35 % de los núcleos de población de Extremadura no disponían de un suministro de agua adecuado - saneamiento y depuración de aguas residuales y encauzamientos urbanos para prevenir riadas como las de Badajoz y Valverde de Leganés de noviembre de 1997.

En regadíos además de importantes apoyos a los regantes con los decretos de modernización de regadíos que continúan, se ha actuado creando la redes REDAREX (Red de asesoramiento al regante de Extremadura) y RECAREX (Red de control de la calidad del agua de riego en Extremadura), que han permitido junto con la modernización llevada a cabo, la introducción de las nuevas tecnologías y de la digitalización en las zonas regables. También nuevas actuaciones de regadíos de alta eficiencia en la zona Centro de Extremadura, Monterrubio de la Serena y Tierra de Barros o en los regadíos de montaña, dan fe de la ingente labor de la administración socialista de Fernández Vara en materia de infraestructuras y de agua.

Y todo ello se ha hecho con la bandera de la honestidad y de la honradez que han sido muy destacadas en el hacer de Fernández Vara.

El talón de Aquiles del oliventino ha estado en la poca capacidad de reivindicación ante los gobiernos de Madrid. Ahí Extremadura no ha salido nada bien parada. Aunque traten de justificarlo con las inversiones “per cápita”. Pero Extremadura tenía pendiente una deuda histórica de siglos que no se ha conseguido que el resto de España la reconozca y la pague. Desde tiempos inmemoriales Extremadura ha estado abandonada del poder central. Una región periférica olvidada por todos los regímenes incluido el franquista, que trató de justificarse con los planes de regadíos de Badajoz y Cáceres, pero que consiguió que emigraran unos 500.000 extremeños.

En mi opinión y con todo el respeto personal que se merece Vara, su fallo más importante ha radicado en esta poco efectiva capacidad de reclamación ante el poder central. Y especialmente este error ha sido más acusado durante el mandato sanchista. El nombramiento del extremeño como secretario de Política Autonómica del PSOE, redujo al mínimo su capacidad reivindicativa. Aunque en su descargo hay que decir que los extremeños somos una región muy resignada y con reducida capacidad de protesta.

Todo este cúmulo de circunstancias ha traído como consecuencia la falta de exigencia al gobierno central, que tiene como principal efecto el deficiente estado de las infraestructuras ferroviarias, con un tren de altas prestaciones Badajoz – Madrid que se terminará bastantes después del 2030 y sin reivindicar para nada el tramo Plasencia – Salamanca del Corredor Oeste – Ruta de la Plata, cuya reactivación es vital para Extremadura.

La comunidad autónoma extremeña continúa en el furgón de cola de los indicadores macroeconómicos de España, PIB, PIB per cápita, renta disponible o desempleo, pero en valor absoluto ha mejorado sensiblemente y hoy día es una región moderna que va convergiendo con la media de España, aunque muy lentamente. Pero es que partíamos de muy atrás.

Con sus luces y sus sombras, Vara ha llevado a cabo una labor política en Extremadura en la que predominan las primeras. Su principal error ha sido la débil capacidad de reivindicación ante los gobiernos de Madrid. Pero eso lo ha compensado con una honradez y categoría personal acrisoladas. Y eso en política es muy importante.

Por eso creo que seremos muchos los extremeños que le recordaremos con cariño y gratitud.