viernes, 22 de abril de 2022

 

LO QUE NOS FALTABA: UNA ZEPA FANTASMA

El culebrón de la urbanización Marina Isla de Valdecañas parece que da sus últimos estertores con la sentencia del Tribunal Supremo ordenando la demolición total de lo construido, aunque todavía sean posibles algunos recursos últimos que puedan alargar el proceso.

Pues bien, ha surgido una noticia que es un bombazo para el procedimiento judicial, que ya veremos cómo termina tras haberse hecho pública.

El promotor de la urbanización, a la vista de la senda desfavorable a sus intereses por la que transita el procedimiento judicial, que puede terminar con el derribo de todo lo construido: 185 villas, un hotel de cuatro estrellas, un campo de golf y una playa artificial con embarcadero, solicita de la Junta de Extremadura que le facilite el expediente administrativo por el que la comunidad autónoma declaró como ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) la de Valdecañas (más de 7.000 ha), el cual debería haberse elevado al gobierno español y a la Comisión Europea para la inclusión del territorio protegido en la red Natura 2000.

La consejera de Transición Ecológica que es la competente en el tema, contesta al promotor que no hay constancia en los archivos autonómicos de ningún expediente, decreto ni resolución expresa del Consejo de Gobierno extremeño, por el que se acordase la declaración como ZEPA del territorio sobre el que se asienta la urbanización Marina Isla de Valdecañas, la cual ocupa unas 135 ha del mencionado espacio supuestamente protegido.

Ante el asombro general a que dan lugar las manifestaciones de la consejera, el presidente de la Junta de Extremadura ratifica lo expresado por su compañera en el Consejo de Gobierno y confirma que no hay indicios de que exista expediente alguno, ni resolución expresa, ni acuerdo del Consejo de Gobierno por el que se declarara el mencionado territorio como ZEPA. Por eso digo que estamos ante una ZEPA fantasma. O al menos eso parece.

Ante estas manifestaciones los ciudadanos nos hemos quedado confusos y desconcertados. Cómo se puede declarar una ZEPA e incluir su territorio en la Red Natura 2000, si no existe expediente, resolución o un acuerdo expreso de quien tiene la facultad de iniciar el procedimiento que es la Junta de Extremadura.

En mi opinión, que ha de tomarse con cautela, ya que es la de un lego en materia jurídica y por tanto tiene elevada probabilidad de ser equivocada, es que todo el procedimiento podría declarase nulo porque falta la base principal que da origen a todas las actuaciones posteriores, que es una resolución o el acuerdo del Consejo de Gobierno extremeño.

Ahora veremos qué opinan los tribunales que han juzgado el caso. Supongo que sus miembros estarán igual de atónitos con la ZEPA fantasma como lo estamos los ciudadanos.

El Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEX) sentenció en su momento aplicando elevadas dosis de sensatez, y a mi juicio muy acertadamente, que se mantuviera lo construido y se impidiera la continuación de la segunda fase. Lo cual salvaba los muebles a todo el mundo: Junta, promotores, ayuntamientos y adquirentes de buena fe, menos a una parte de los ecologistas que recurrió ante el Tribunal Supremo (TS).

Y este alto Tribunal, emitió una sentencia radical y ejemplarizante pero que es de imposible cumplimiento: derribar todo y volver el territorio a su estado inicial. Esta sentencia no se puede ejecutar en sus términos porque el territorio nunca podrá alcanzar el estado que tenía antes de la transformación. Es física y ambientalmente imposible.

Quizás el Supremo ha tirado por el camino fácil y ha aplicado a rajatabla la ley bajo el conocido principio de “Dura Lex, Sed Lex” sin valorar el perjuicio económico y social que supondría el desmantelamiento de todo lo construido, y sin tener en cuenta el nulo valor ambiental que tenía el territorio en su estado prístino, como se demuestra en diversos informes.

Pero si no hay expediente de la Junta, ni resolución, acuerdo o decreto del Consejo de Gobierno extremeño declarando el territorio como ZEPA, ha de concluirse que esa ZEPA es inexistente y por tanto todos los fundamentos de la sentencia del TS se vienen abajo como un castillo de naipes.

Claro que el tema se complica porque al parecer y según manifestaciones del presidente de la Junta de Extremadura, sí que existen comunicaciones a la UE en el sentido de que se hizo una propuesta, sólo esto, para que la zona fuese una ZEPA. Los ecologistas se agarran a esta circunstancia para asegurar que sí hay ZEPA desde el año 2003. En todo caso sería una ZEPA fantasma a la que le falta un requisito fundamental: una resolución o el acuerdo del Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura.  ¿O es que antes una ZEPA se declaraba con un simple mapa y un escrito autonómico, sin más requisitos, ni estudios, ni siquiera información pública?

Así que ahora toca esperar hasta ver qué es lo que dictaminan los tribunales sobre el particular y especialmente si hay ZEPA o no la hay. Si hay vicio de procedimiento en la declaración de la ZEPA y esta no ha existido nunca, aunque esté inscrita en la red Natura 2000, todo se volvería al origen y los promotores incluso podrían seguir con la segunda fase: otras 185 villas, otro campo de golf y un hotel de 5 estrellas que al parecer era lo que estaba previsto.

Hay malévolos que piensan en algún tipo de subterfugio en este asunto. Yo voy a creer en la palabra del presidente Vara que habla de transparencia. La que ha permitido descubrir lo que parece un tremendo error administrativo.

Una conclusión muy triste. Todo este proceso desde el principio al fin ha constituido una enorme desdicha administrativa y también judicial - la sentencia del TS no se puede cumplir en sus estrictos términos, - en la que se han ido sucediendo error tras error hasta rematar en la noticia de la ZEPA fantasma. Que es lo que nos faltaba.

Y una pregunta final ¿hay más zonas protegidas en las que haya ocurrido lo mismo que en la ZEPA de Valdecañas?

 

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