LO QUE NOS FALTABA: UNA ZEPA FANTASMA
El
culebrón de la urbanización Marina Isla de Valdecañas parece que da sus últimos
estertores con la sentencia del Tribunal Supremo ordenando la demolición total
de lo construido, aunque todavía sean posibles algunos recursos últimos que
puedan alargar el proceso.
Pues
bien, ha surgido una noticia que es un bombazo para el procedimiento judicial, que
ya veremos cómo termina tras haberse hecho pública.
El
promotor de la urbanización, a la vista de la senda desfavorable a sus
intereses por la que transita el procedimiento judicial, que puede terminar con
el derribo de todo lo construido: 185 villas, un hotel de cuatro estrellas, un
campo de golf y una playa artificial con embarcadero, solicita de la Junta de
Extremadura que le facilite el expediente administrativo por el que la
comunidad autónoma declaró como ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) la
de Valdecañas (más de 7.000 ha), el cual debería haberse elevado al gobierno
español y a la Comisión Europea para la inclusión del territorio protegido en
la red Natura 2000.
La
consejera de Transición Ecológica que es la competente en el tema, contesta al
promotor que no hay constancia en los archivos autonómicos de ningún
expediente, decreto ni resolución expresa del Consejo de Gobierno extremeño,
por el que se acordase la declaración como ZEPA del territorio sobre el que se
asienta la urbanización Marina Isla de Valdecañas, la cual ocupa unas 135 ha
del mencionado espacio supuestamente protegido.
Ante
el asombro general a que dan lugar las manifestaciones de la consejera, el
presidente de la Junta de Extremadura ratifica lo expresado por su compañera en
el Consejo de Gobierno y confirma que no hay indicios de que exista expediente alguno,
ni resolución expresa, ni acuerdo del Consejo de Gobierno por el que se declarara
el mencionado territorio como ZEPA. Por eso digo que estamos ante una ZEPA
fantasma. O al menos eso parece.
Ante
estas manifestaciones los ciudadanos nos hemos quedado confusos y
desconcertados. Cómo se puede declarar una ZEPA e incluir su territorio en la
Red Natura 2000, si no existe expediente, resolución o un acuerdo expreso de
quien tiene la facultad de iniciar el procedimiento que es la Junta de
Extremadura.
En
mi opinión, que ha de tomarse con cautela, ya que es la de un lego en materia
jurídica y por tanto tiene elevada probabilidad de ser equivocada, es que todo
el procedimiento podría declarase nulo porque falta la base principal que da
origen a todas las actuaciones posteriores, que es una resolución o el acuerdo
del Consejo de Gobierno extremeño.
Ahora
veremos qué opinan los tribunales que han juzgado el caso. Supongo que sus
miembros estarán igual de atónitos con la ZEPA fantasma como lo estamos los
ciudadanos.
El
Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEX) sentenció en su momento aplicando
elevadas dosis de sensatez, y a mi juicio muy acertadamente, que se mantuviera
lo construido y se impidiera la continuación de la segunda fase. Lo cual
salvaba los muebles a todo el mundo: Junta, promotores, ayuntamientos y
adquirentes de buena fe, menos a una parte de los ecologistas que recurrió ante
el Tribunal Supremo (TS).
Y
este alto Tribunal, emitió una sentencia radical y ejemplarizante pero que es
de imposible cumplimiento: derribar todo y volver el territorio a su estado
inicial. Esta sentencia no se puede ejecutar en sus términos porque el
territorio nunca podrá alcanzar el estado que tenía antes de la transformación.
Es física y ambientalmente imposible.
Quizás
el Supremo ha tirado por el camino fácil y ha aplicado a rajatabla la ley bajo
el conocido principio de “Dura Lex, Sed Lex” sin valorar el perjuicio económico
y social que supondría el desmantelamiento de todo lo construido, y sin tener en
cuenta el nulo valor ambiental que tenía el territorio en su estado prístino,
como se demuestra en diversos informes.
Pero
si no hay expediente de la Junta, ni resolución, acuerdo o decreto del Consejo
de Gobierno extremeño declarando el territorio como ZEPA, ha de concluirse que
esa ZEPA es inexistente y por tanto todos los fundamentos de la sentencia del TS
se vienen abajo como un castillo de naipes.
Claro
que el tema se complica porque al parecer y según manifestaciones del
presidente de la Junta de Extremadura, sí que existen comunicaciones a la UE en
el sentido de que se hizo una propuesta, sólo esto, para que la zona fuese una
ZEPA. Los ecologistas se agarran a esta circunstancia para asegurar que sí hay
ZEPA desde el año 2003. En todo caso sería una ZEPA fantasma a la que le falta
un requisito fundamental: una resolución o el acuerdo del Consejo de Gobierno
de la Junta de Extremadura. ¿O es que
antes una ZEPA se declaraba con un simple mapa y un escrito autonómico, sin más
requisitos, ni estudios, ni siquiera información pública?
Así
que ahora toca esperar hasta ver qué es lo que dictaminan los tribunales sobre
el particular y especialmente si hay ZEPA o no la hay. Si hay vicio de
procedimiento en la declaración de la ZEPA y esta no ha existido nunca, aunque
esté inscrita en la red Natura 2000, todo se volvería al origen y los
promotores incluso podrían seguir con la segunda fase: otras 185 villas, otro
campo de golf y un hotel de 5 estrellas que al parecer era lo que estaba previsto.
Hay
malévolos que piensan en algún tipo de subterfugio en este asunto. Yo voy a
creer en la palabra del presidente Vara que habla de transparencia. La que ha
permitido descubrir lo que parece un tremendo error administrativo.
Una
conclusión muy triste. Todo este proceso desde el principio al fin ha
constituido una enorme desdicha administrativa y también judicial - la
sentencia del TS no se puede cumplir en sus estrictos términos, - en la que se
han ido sucediendo error tras error hasta rematar en la noticia de la ZEPA
fantasma. Que es lo que nos faltaba.
Y
una pregunta final ¿hay más zonas protegidas en las que haya ocurrido lo mismo
que en la ZEPA de Valdecañas?
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