jueves, 10 de marzo de 2022

 

LA SEQUÍA QUE NOS AMENAZA.

En Extremadura y especialmente en la cuenca del Guadiana parece que comienza un ciclo de sequía. Los períodos secos no son ajenos a nuestra región y recordamos episodios muy duros como el acontecido entre los años 1992 a 1995.

La sequía afecta negativamente al sector agrícola en general tanto a los cultivos de secano, al olivar o al viñedo, como a los cultivos de regadío. De igual modo, perjudica al sector ganadero que ve disminuida la producción de pastos naturales, con el consiguiente encarecimiento de la alimentación del ganado, y también se reduce la capacidad de abrevadero, siendo necesario el aporte exterior de agua.

Analizaremos con más profundidad la afección de la sequía al regadío en la cuenca del Guadiana extremeño por la proximidad del comienzo de la campaña de riegos de este año.

Desde el comienzo del actual año hidrológico el 1 de octubre de 2021, en la estación agrometeorológica de la finca La Orden de la red REDAREX situada en las Vegas Bajas del Guadiana, y hasta el 28 de febrero de 2022 sólo han llovido 121 mm y desde el 1 de enero hasta esa fecha nada más que 6 mm. Como se ve un régimen de precipitaciones muy reducido.

Utilizando grandes números, una campaña de riegos en el Guadiana extremeño necesita 2.330 Hm3 de agua, de los cuales: 1.150 Hm3 son para riego de cultivos no permanentes, 800 Hm3 para atender caudales ecológicos, 120 Hm3 para asegurar abastecimiento urbano durante dos años, 80 Hm3 para el riego de cultivos permanentes y 180 Hm3 correspondientes a la evaporación de los embalses.

A fecha 28 de febrero de este año los embalses principales de riego acumulaban 1.975 Hm3, 722 Hm3 menos que el año anterior.

Por tanto, nos encontramos ante un déficit de 355 Hm3 que en realidad es mayor si consideramos que un 10% de lo embalsado actualmente no es aprovechable. El déficit real sería de 553 Hm3. Esto supone que se podrían regar los cultivos permanentes y solamente el 52 % de los no permanentes. Una sensible reducción de superficies que afectaría a cultivos muy importantes como el arroz (gran consumidor de agua si no se cultiva en seco), maíz o tomate para transformación.

Destacan los 800 Hm3 para atender los caudales ecológicos que son considerados por la normativa como una restricción previa a los sistemas de explotación. Es decir, tienen carácter prioritario sobre cualquier uso excepto los abastecimientos urbanos si no hay alternativas a ellos.

El volumen destinado a atender estos caudales ecológicos representa el 65 % del volumen destinado a riegos, lo cual es una desmesura, si se considera que los ríos extremeños en régimen natural no cubrirían esta cantidad especialmente en estiaje. Por esta razón dichos caudales ecológicos tienen que ser suministrados desde los embalses de riego restándole garantía a estos últimos y también a otros usos.

La Instrucción de Planificación Hidrológica permitiría una reducción de los caudales ecológicos en época de sequía, excepto en las superficies que pertenezcan a la red Natura 2000 o los humedales del convenio de Ramsar.  

Lo que a nuestro juicio habría que hacer para disminuir los efectos de la sequía sobre el regadío, es reducir esos caudales ecológicos el máximo posible esta campaña, aunque se deteriore algo el estado de las masas de agua afectadas. En todo caso este perjuicio a las masas de agua tendría carácter temporal. La reducción del volumen para caudales ecológicos se destinaría a riegos para mejorar algo el escenario existente.

Ante los acontecimientos que se avecinan se hace necesario aumentar la capacidad de regulación mediante la construcción de nuevos embalses, con vistas a defendernos mejor de las situaciones de sequía que según los expertos en cambio climático serán más frecuentes, al igual que los episodios de lluvias torrenciales que también aumentarán según estos especialistas.

Al mejorar la capacidad de regulación aseguraremos el suministro de caudales ecológicos sin que se vean disminuidas las garantías de agua para los regadíos y se laminarían avenidas en los momentos de lluvias torrenciales y, de paso, se acumularían más recursos hídricos en estos periodos húmedos para usarlos en los períodos secos.

La realidad es que nos encontramos ante una difícil situación y deberían ya preverse por parte de las administraciones ayudas directas, usando las posibilidades que se abren en Europa, adaptar las cortapisas ambientales de la nueva PAC a la situación de sequía, exenciones de pago a los organismos de cuenca de los cánones de regulación y tarifas de utilización del agua, así como moratorias fiscales para aquellos regantes que vean disminuir sus disponibilidades de agua y no puedan regar la totalidad de sus superficies.  

El día 4 de marzo se reunió la Mesa de la Sequía, pero al parecer no se han adoptado soluciones definitivas esperando la evolución de las precipitaciones.

Si llueve con abundancia en corto plazo se podría resolver el problema. Pero me temo que empieza a ser tarde. En la agricultura de regadío no se puede improvisar y hay que saber con antelación el agua utilizable. Hay que preparar las tierras y abonarlas y los precios de los insumos a aplicar no están como para andar tirando el dinero si posteriormente no se puede regar.

Aunque estoy seguro de que los regantes harán todo lo posible para usar el agua de la que dispongan de la mejor manera. Y se adaptarán a esta difícil situación una vez más. Pero hay que dar solución a los problemas que, si no llueve mucho y pronto, se presentarán esta campaña de riegos.

En el secano se podrían salvar los muebles si llueve pronto y se producen pastos naturales de primavera, llenándose las charcas de abrevadero y asimismo mejoraría la situación de los cultivos herbáceos, del viñedo y del olivar.

En todo caso se necesita la lluvia ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario