ORDENACIÓN DEL TERRITORIO DE EXTREMADURA
Hace
unos pocos días he tenido la oportunidad de participar en una reunión para opinar
y debatir sobre el contenido de las Directrices de Ordenación del Territorio de
Extremadura (DOTEX) que está redactando la Junta de Extremadura por medio de la
Dirección General de Urbanismo y Ordenación del Territorio.
El
tema del debate versaba sobre la potenciación de las infraestructuras
productivas, que es un aspecto básico para garantizar nuestro desarrollo
regional.
Los
participantes en la reunión procedían de diferentes áreas multidisciplinares:
administración autonómica y local, universidad, colegios profesionales,
organizaciones sindicales y empresariales, comunidades de regantes,
industriales, en fin, un amplio espectro de puntos de vista que en mi opinión
enriqueció la reunión, de la que salí bastante satisfecho. Lo tratado me lleva
a pensar que, si se trabaja bien, se puede llegar a diseñar una ordenación del
territorio de Extremadura que sirva de base para que, de una vez por todas, alcancemos
un desarrollo regional que nos haga abandonar el furgón de cola que ocupamos en
relación con los datos macroeconómicos: PIB, Renta, Índices de pobreza,
Desempleo y Despoblamiento, para tratar de converger con los valores medios
nacionales de dichos índices.
Es
fundamental que se logre una ordenación del territorio en la que cada área esté
dedicada a la vocación que mejor sirva a los intereses extremeños y se busque
siempre una interacción o sinergia positiva entre los diferentes usos.
Si
se logra obtener un buen estudio se podría conseguir en Extremadura un uso racional
del territorio, de modo que quedaran cohonestados todos los intereses y que
prevaleciera siempre el interés general de Extremadura y el equilibrio
territorial por encima de cualquier otra consideración de tipo provincial o
localista.
Habría
que definir una red básica de infraestructuras de carreteras, ferroviarias, y
aeroportuarias con vistas a futuro, aunque en estas últimas se pueda empezar
con instalaciones modestas susceptibles de ampliación si todo va bien. Pero
todo ello ha de llevarse a cabo en el marco de dotar a la región de una
infraestructura de comunicaciones (fibra óptica, wifi, 5G) con el objetivo de
lograr nuestra digitalización condición ineludible para que Extremadura pueda
desarrollarse.
En
base a unas directrices de ordenación del territorio bien construidas y
consensuadas podrían establecerse las áreas de actuación en cada uno de los
usos. Podríamos delimitar áreas de uso forestal, áreas de uso agrario tanto de
cultivos de secano, pastos y dehesa como de regadío estableciendo zonas
prioritarias para la transformación en riego de nuevas superficies. Y también
definir nuestras necesidades de nuevas estructuras de regulación de agua tanto
para usos urbanos como para el resto de usos económicos y ambientales
(mantenimiento de caudales ecológicos).
Habrían
de delimitarse áreas de uso industrial para instalación de polígonos o
plataformas logísticas que acojan nuevas empresas y también situar en el
territorio los aprovechamientos mineros o de extracción de materiales (áridos,
por ejemplo) así como las redes gasísticas y de suministro eléctrico y las
áreas prioritarias para instalaciones de energías renovables: solar, eólica,
biomasa o hidráulica.
Las
nuevas zonas urbanas o urbanizables habrían de situarse evitando zonas
inundables sometidas a posibles avenidas incontrolables de modo que se evite el
riesgo de inundación y afección a las poblaciones. Todo ello debería ir ligado
a una adecuación de los cauces para mantener operativa su sección hidráulica.
De
igual modo estas Directrices de Ordenación del Territorio (DOTEX) deberían
reconsiderar el estudio y delimitación de áreas protegidas. Este es un aspecto
muy importante a considerar.
Es
evidente que existen en nuestra región áreas con valores ambientales de alto
interés que han de ser protegidas. Pero en este sentido, hay que aquilatar muy
bien las zonas a mantener en la red Natura 2000, ya que un exceso de protección
ambiental se convertiría en un corsé para el desarrollo extremeño. No olvidemos
que, Extremadura es la región de
España con más protección ambiental. Con sus 1.280.000 ha, Extremadura que
representa el 8 % del territorio nacional, aporta el 24 % del total de
superficie protegida de España. Por otra parte, mientras la media española es
de 0,11 ha de superficie protegida por habitante, en Extremadura ya andamos por
1,2 ha/habitante. Excesivo a todas luces.
Esta exageración de protección ambiental puede
ser una de las causas, desde luego no es la única y hay algunas más, que
mantienen a Extremadura con un débil grado de desarrollo y en el furgón de cola
de la economía nacional.
En resumen, creo que estamos ante una
oportunidad muy conveniente para diseñar una nueva ordenación del territorio
extremeño en base a estas DOTEX, que han de ser refrendadas por un equipo
multidisciplinar de expertos en áreas muy diversas, a fin de lograr un
documento consensuado que sirva de base para que Extremadura salga, de una vez
por todas, del pozo en el que se encuentra. A ver si hay suerte y esta vez se
acierta.
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