viernes, 4 de diciembre de 2020

 

ORDENACIÓN DEL TERRITORIO DE EXTREMADURA

Hace unos pocos días he tenido la oportunidad de participar en una reunión para opinar y debatir sobre el contenido de las Directrices de Ordenación del Territorio de Extremadura (DOTEX) que está redactando la Junta de Extremadura por medio de la Dirección General de Urbanismo y Ordenación del Territorio.

El tema del debate versaba sobre la potenciación de las infraestructuras productivas, que es un aspecto básico para garantizar nuestro desarrollo regional.

Los participantes en la reunión procedían de diferentes áreas multidisciplinares: administración autonómica y local, universidad, colegios profesionales, organizaciones sindicales y empresariales, comunidades de regantes, industriales, en fin, un amplio espectro de puntos de vista que en mi opinión enriqueció la reunión, de la que salí bastante satisfecho. Lo tratado me lleva a pensar que, si se trabaja bien, se puede llegar a diseñar una ordenación del territorio de Extremadura que sirva de base para que, de una vez por todas, alcancemos un desarrollo regional que nos haga abandonar el furgón de cola que ocupamos en relación con los datos macroeconómicos: PIB, Renta, Índices de pobreza, Desempleo y Despoblamiento, para tratar de converger con los valores medios nacionales de dichos índices.

Es fundamental que se logre una ordenación del territorio en la que cada área esté dedicada a la vocación que mejor sirva a los intereses extremeños y se busque siempre una interacción o sinergia positiva entre los diferentes usos.

Si se logra obtener un buen estudio se podría conseguir en Extremadura un uso racional del territorio, de modo que quedaran cohonestados todos los intereses y que prevaleciera siempre el interés general de Extremadura y el equilibrio territorial por encima de cualquier otra consideración de tipo provincial o localista.

Habría que definir una red básica de infraestructuras de carreteras, ferroviarias, y aeroportuarias con vistas a futuro, aunque en estas últimas se pueda empezar con instalaciones modestas susceptibles de ampliación si todo va bien. Pero todo ello ha de llevarse a cabo en el marco de dotar a la región de una infraestructura de comunicaciones (fibra óptica, wifi, 5G) con el objetivo de lograr nuestra digitalización condición ineludible para que Extremadura pueda desarrollarse.

En base a unas directrices de ordenación del territorio bien construidas y consensuadas podrían establecerse las áreas de actuación en cada uno de los usos. Podríamos delimitar áreas de uso forestal, áreas de uso agrario tanto de cultivos de secano, pastos y dehesa como de regadío estableciendo zonas prioritarias para la transformación en riego de nuevas superficies. Y también definir nuestras necesidades de nuevas estructuras de regulación de agua tanto para usos urbanos como para el resto de usos económicos y ambientales (mantenimiento de caudales ecológicos).

Habrían de delimitarse áreas de uso industrial para instalación de polígonos o plataformas logísticas que acojan nuevas empresas y también situar en el territorio los aprovechamientos mineros o de extracción de materiales (áridos, por ejemplo) así como las redes gasísticas y de suministro eléctrico y las áreas prioritarias para instalaciones de energías renovables: solar, eólica, biomasa o hidráulica.

Las nuevas zonas urbanas o urbanizables habrían de situarse evitando zonas inundables sometidas a posibles avenidas incontrolables de modo que se evite el riesgo de inundación y afección a las poblaciones. Todo ello debería ir ligado a una adecuación de los cauces para mantener operativa su sección hidráulica.

De igual modo estas Directrices de Ordenación del Territorio (DOTEX) deberían reconsiderar el estudio y delimitación de áreas protegidas. Este es un aspecto muy importante a considerar.

Es evidente que existen en nuestra región áreas con valores ambientales de alto interés que han de ser protegidas. Pero en este sentido, hay que aquilatar muy bien las zonas a mantener en la red Natura 2000, ya que un exceso de protección ambiental se convertiría en un corsé para el desarrollo extremeño. No olvidemos que, Extremadura es la región de España con más protección ambiental. Con sus 1.280.000 ha, Extremadura que representa el 8 % del territorio nacional, aporta el 24 % del total de superficie protegida de España. Por otra parte, mientras la media española es de 0,11 ha de superficie protegida por habitante, en Extremadura ya andamos por 1,2 ha/habitante. Excesivo a todas luces.

Esta exageración de protección ambiental puede ser una de las causas, desde luego no es la única y hay algunas más, que mantienen a Extremadura con un débil grado de desarrollo y en el furgón de cola de la economía nacional.

En resumen, creo que estamos ante una oportunidad muy conveniente para diseñar una nueva ordenación del territorio extremeño en base a estas DOTEX, que han de ser refrendadas por un equipo multidisciplinar de expertos en áreas muy diversas, a fin de lograr un documento consensuado que sirva de base para que Extremadura salga, de una vez por todas, del pozo en el que se encuentra. A ver si hay suerte y esta vez se acierta.

 

 

 

 

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