viernes, 28 de febrero de 2020


LOS EXPERIMENTOS CON GASEOSA

Da la impresión de que a algunos ministros de este gobierno les falta experiencia, ya que se advierte en ellos alguna falta de prudencia en sus manifestaciones y toma de decisiones. Puede ser debido a que todavía no dominan las materias de su competencia.

En la pasada etapa del gobierno en funciones, pudo comprobarse lo anterior con la actuación de la Ministra de Transición Ecológica que a menos de un mes de haber tomado posesión, manifestó sin encomendarse a Dios ni al diablo, que “el diésel tiene los días contados” Y se quedó tan ancha.

La prudencia exigida a un servidor público de nivel ministerial, habría aconsejado que antes de proferir tan rotundo aserto, hubiera mantenido reuniones previas con el sector automovilístico: fabricantes, concesionarios, expertos, industria auxiliar, representantes de los trabajadores, suministradores de carburantes…etc. A fin de consensuar con ellos unos períodos de transición y una estrategia común que minimizara los posibles daños que tal decisión iba a acarrear al sector. Eso hubiera sido lo razonable.

Pero no, la señora, ferviente defensora de la eliminación del carbono de la sociedad - aspiración muy respetable, siempre que no se elimine del todo el CO2 de la atmósfera pues entonces la temperatura media en la tierra será de unos -18 ºC -  se tiró a la piscina sin el agua de un consenso previo, que hubiera establecido las bases para un abandono paulatino del diésel, si de verdad esa fuera la solución de nuestros males ambientales. Que al parecer no lo es, tal y como se deduce de la opinión de muchos expertos en la materia.

Las consecuencias de la frasecita de marras ya son patentes: dudas de los consumidores ante el tipo de vehículo a adquirir, disminución de ventas, obreros de las cadenas de montaje al desempleo, EREs y ERTEs, cierre de industrias auxiliares. En fin un panorama nada halagüeño.

Como premio al éxito conseguido, en lugar de mandarla a reflexionar a su casa, se la nombra vicepresidenta cuarta a cargo del Ministerio de Transición Ecológica y del Reto Demográfico. “Casi ná” que diría un castizo.

La ministra y vicepresidenta, ha seguido su hoja de ruta y la ha emprendido con la cogeneración. Al parecer, ya hay 500 empresas que aplican cogeneración en sus procesos productivos, que anuncian recursos administrativos y judiciales ante el cambio inesperado de la regulación en el sector. Este Ministerio va a parecer la casa de los líos. Al tiempo.

Aún le quedan sectores en los que no ha puesto sus manos. Pero las pondrá. El sector del agua y especialmente los regadíos ya están temblando de lo que pueda ocurrírsele a esta ministra tan ambientalista. Ya saben ustedes que estos ecologistas radicales son enemigos declarados de nuestros regadíos a los que acusan de infinitos males sin mezcla de bien alguno. Según ellos los riegos: despilfarran agua, contaminan los acuíferos superficiales y subterráneos con nitratos, fosfatos y pesticidas y emiten CO2 cuando en realidad son sumideros del mismo. Todo menos reconocer que gracias a las producciones obtenidas en ellos, comemos nosotros y los más de 80 millones de turistas que nos visitan, exportamos mejorando nuestra balanza comercial exterior, se fija la población en el territorio y es la base de nuestra industria agroalimentaria. Además son incapaces de poner de manifiesto el considerable esfuerzo que están realizando los regantes para que sus regadíos sean sostenibles. De esto último “ni mú” que diría otro castizo.

De los ministros más nuevos, mejor es “no meneallo”. Esto es lo que exclamaría un clásico. Los de Podemos se han propuesto salvar el sector agrario, sobre el cuál los ministerios y la vicepresidencia que manejan tienen más bien escasas competencias.

Los podemitas se han puesto al frente de las manifestaciones de agricultores y ganaderos, y el vicepresidente ¿segundo? les arenga a que “aprieten” porque, según él, tienen razón. Este gobierno mixto de coalición, ya ha descubierto la piedra filosofal: actúan como gobierno y como oposición al mismo tiempo. Esto no se ve en ningún país europeo. Tienen que patentarlo.

Claro que como sobre el campo las nociones de estos ministros neófitos son más bien escasas han adoptado dos decisiones bastante perjudiciales para el sector. Una ha sido subir por segundo año consecutivo el importe del Salario Mínimo Interprofesional. En dos años lo han elevado casi en un 28 %. Esta decisión ya está afectando a muchas explotaciones agrarias que por falta de rentabilidad se ven obligadas al cierre y por otro lado ha incrementado sensiblemente el paro en las áreas rurales como por ejemplo Extremadura.

No contentos con la hazaña, han bajado el número de peonadas necesarias para cobrar el AEPSA o como se llame ahora (antiguo PER) en Andalucía y Extremadura, de 35 a 20. Así que pondrán en serias dificultades a las explotaciones que todavía subsisten, en la contratación de mano de obra para las campañas de recolección de los productos agrarios que más la necesitan: horticultura, fresa, frutales, aceituna o viñedo.

Sería conveniente que, antes de tomar decisiones a la ligera sin valorar sus consecuencias, estos ministros noveles y poco experimentados, procuraran conocer a fondo los sectores que les conciernen o en su defecto dejarse asesorar por personas que los conozcan.

Como sentenciara el eximio don Eugenio D’Ors: Los experimentos, con gaseosa.

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