EL SECTOR AGRARIO Y EL CAMBIO
CLIMÁTICO
En
los tiempos que corremos tan agitados que casi no nos queda tiempo para
reflexionar, uno encuentra, a veces, opiniones emitidas por ciertos grupos o
personas que no están basadas en la realidad de los hechos. Se obra con mucha
ligereza por parte de algunos cuando se exponen apreciaciones y juicios que
pueden causar daño a los sectores afectados por esas manifestaciones las cuáles
no tienen fundamento alguno.
En
diversas ocasiones he podido comprobar que se considera al sector agrario como
uno de los causantes del cambio climático debido a sus emisiones de GEIs (Gases
de Efecto Invernadero) a la atmósfera. Y no es cierta esta apreciación. El
sector agrario que está constituido por la agricultura, la ganadería y la silvicultura
prácticamente no contamina, como comprobaremos por los datos que seguidamente
se exponen y analizan, tomados de publicaciones oficiales del Ministerio para
la Transición Ecológica.
De
acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones a la Atmósfera (Emisiones de
Gases de Efecto Invernadero – Edición 2019) publicado por este ministerio, se
detallan los datos de emisiones correspondientes al año 2017, último
completado.
De
un total de emisiones brutas de 340.231 kt de CO2 equivalente correspondiente a
España, el sector energético en el que se integran las industrias de la energía y manufactureras,
el transporte y los combustibles emite a la atmósfera un total de 258.913,1 kt
o lo que es lo mismo el 76,1 % del total.
Los
procesos industriales y uso de productos que integran las industrias de
minerales, química y del metal emiten un total de 28.247,3 kt de CO2
equivalente lo que significa el 8,3 % de la totalidad de las emisiones.
El
apartado de residuos emite 13.545,8 kt de CO2 equivalente lo que representa el 3,98
% del total.
Por
último la agricultura emite 39.524,5 kt de CO2 equivalente lo que supone el
11,61 % de todas las emisiones. Pero el sector agrario presenta una
particularidad muy destacable. Además de emitir Gases de Efecto Invernadero a
la atmósfera actúa como sumidero de CO2 fijando los sistemas forestales, los
cultivos y los suelos agrícolas un total de 38.327,8 kt de CO2. Así que el
balance neto de emisiones del sector agrario alcanza en realidad la cifra de
1.196,7 kt de CO2.
Por tanto gracias a la exclusiva actuación del
sector agrario que actúa como sumidero de CO2 las emisiones brutas de 340.231
kt de CO2 equivalente quedan reducidas a 301.903 kt de emisiones netas.
Las
emisiones reales del sector agrario representan solamente el 0,4 % de las
emisiones netas. Como puede deducirse la agricultura, la ganadería y la
silvicultura tienen una muy reducida participación en la emisión de GEIs y por
tanto en la componente de influencia antrópica sobre el cambio climático.
El
efecto sumidero proviene principalmente del sector forestal y de las tierras de
cultivo. Su explicación es que a través de la función clorofílica o fotosíntesis
las plantas fijan CO2 que junto a la absorción de agua da lugar a los hidratos
de carbono que constituyen la materia seca de los árboles y cultivos. De paso
en el proceso fotosintético se emite O2 a la atmósfera.
Este
aspecto ha de resaltarse porque al sector agrario muchas veces se le
culpabiliza de efectos perniciosos sobre el cambio climático que como hemos
visto no son ciertos.
La
capacidad de fijar CO2 por parte de los sistemas forestales y de las tierras de
cultivo hace que la contribución del sector agrario a las emisiones de CO2
equivalente sea muy reducida y casi equilibrada.
Por
eso toda la parafernalia montada en contra del sector agrario, con especial
incidencia en las emisiones de metano por parte de la ganadería de rumiantes,
es una falacia si se tiene en cuenta el sector en su conjunto. Al cual no ha de
culpabilizarse más que en una parte mínima de la emisión de GEIs. Toda la
presión que se hace para reducir el consumo de carne de vacuno y de ovino a
causa de la emisión de metano por estas especies, es absurda y su resultado
final será causar perjuicios innecesarios a los ganaderos que crían estas
cabañas. Aunque en este asunto pueden subyacer
otras cuestiones relacionadas con el movimiento animalista. Pero esa es otra
historia.
La
consecuencia que puede extraerse de los datos analizados, es que el sector
agrario actúa como un importante sumidero de CO2 y que su participación en la
componente antrópica del cambio climático es mínima.
Si
extrapolamos la situación a regiones como Extremadura, en la que el sector
agrario tiene un peso importante en el PIB, la conclusión es que en nuestra
comunidad autónoma este sector de la economía no sólo no es emisor de GEIs a la
atmósfera, sino que tiene un efecto positivo por su capacidad de fijar CO2 y su
efecto sumidero es ventajoso frente al cambio climático.
Y
no debemos olvidar que además de los beneficios anteriores el sector agrario,
asegura el abastecimiento alimenticio a los ciudadanos, genera rentas y puestos
de trabajo, fija la población en el territorio evitando su despoblamiento y es
la base de una potente industria agroalimentaria. Deberían subrayarse y poner
en valor todos estos beneficios del sector agrario y descargarle de culpas que
no tiene.
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