PARADOJAS EN EL DESEMPLEO
EXTREMEÑO
En
los últimos tiempos se están produciendo una serie de acontecimientos que ponen
de relieve las dificultades que tienen los empresarios para encontrar mano de
obra en algunos sectores económicos extremeños. Mi perplejidad aumenta por
momentos cuando analizo las circunstancias que concurren.
Los
fruticultores de Extremadura han tenido serias dificultades durante la campaña
de 2019 para encontrar mano de obra con vistas a recoger la fruta producida en
nuestras tierras. Los productores de cerezas, ciruelas, melocotones o
nectarinas, se topan con obstáculos de todo tipo para poder encontrar la mano
de obra necesaria para la recolección de estos frutos que constituyen una parte
muy importante de nuestra producción agraria.
Igual
situación se da cuando llega la vendimia o la época de recolección de la
aceituna, otros importantes productos de nuestra tierra, o para localizar mano
de obra para las diferentes faenas agrícolas o ganaderas en general.
Podría
darse la circunstancia de que el problema estuviese circunscrito al sector
agrario pero es que en la industria tampoco los empresarios son capaces de
hallar la mano de obra necesaria para sus emprendimientos, de modo que me
consta que alguno de ellos está pensando en hacer las maletas para irse con su
negocio a Portugal, que está ahí al lado.
Parecería
razonable que hubiese dificultades para encontrar trabajadores en aquellas
comunidades autónomas españolas en donde existe una tasa de paro muy reducida.
Lo que ya no es tan lógico es que en una de las regiones con más alto
porcentaje de paro sobre la población activa como es Extremadura, los
empresarios se las ven y se las desean para poder contratar mano de obra.
Veamos
datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al primer
trimestre de 2019 justo antes del comienzo de las campañas agrícolas más
importantes que se dan en Extremadura. Están publicados por el INE (Instituto
Nacional de Estadística) y por tanto son
cifras oficiales.
Había
en nuestra comunidad autónoma en ese momento, un total de 112.200 parados de
los cuales 20.300 correspondían a la agricultura, 3.400 a la industria, 2.300 a
la construcción, 38.000 al sector servicios y 48.300 buscaban un primer empleo
o lo habían perdido el último año.
La
primera reflexión que se me ocurre es la siguiente ¿cómo es posible que
habiendo 20.300 parados en el sector de la agricultura, los empresarios
agrarios no sean capaces de encontrar mano de obra para recolectar sus
productos? Y eso sin contar los demandantes de primer empleo que son más de
48.000.
De
los datos del número de parados se deduce que hay potencial mano de obra en
número suficiente para cubrir la demanda de empleo, puesto que las cifras
oficiales así lo avalan. El problema en mi opinión es que fallan o no se han
habilitado los mecanismos para obligar a los desempleados, al menos los del
sector correspondiente, a que trabajen cuando exista demanda de empleo como es
el caso.
Sin
ninguna duda soy defensor de la protección social a los parados, faltaría más,
pero también lo soy, de que si existe demanda de empleo la normativa obligue a
los parados que perciben prestaciones por desempleo a trabajar. Si se niegan
procedería la retirada de las ayudas que perciben.
Tampoco
entiendo en qué consisten los traídos y llevados planes de empleo que tanto gustan a nuestros políticos. El primer plan de
empleo es aceptar el trabajo cuando existe y un parado es requerido para ello.
Me
malicio que en esta extraña paradoja: hay desempleados y no se encuentra mano
de obra, el Plan de Empleo Rural, el AEPSA o como se llame ahora, tiene
bastante que ver. Y es inadmisible que esto ocurra.
La
sopa boba siempre ha sido una mala solución. Y debería procederse a una nueva
regulación de todo este tinglado para evitar la picaresca, de modo que los
desempleados tengan la obligación de ir trabajar cuando exista demanda de empleo.
Porque
si no se actúa así las prestaciones por desempleo pueden estar convirtiéndose
en un refugio para gentes de pocos escrúpulos, que se aprovechan de unas ayudas
que en realidad no les corresponden y están perjudicando a aquellos
desempleados que realmente las necesitan.
Y
no es de recibo la justificación de que se paga poco el trabajo en la
agricultura como algunos argumentan. Ya es obligatorio abonar el Salario Mínimo
Interprofesional y por tanto no hay excusa posible. De modo que con el número
de parados tan alto que existe, encontrar mano de obra no debería ser difícil.
Aunque
en este tema, que es complejo, también los precios percibidos por los agricultores
y ganaderos puede que tengan una importante influencia en el mismo. Con precios
estabilizados desde hace muchos años es imposible mejorar los salarios. Y si la
diferencia entre lo que se percibe trabajando y la prestación por desempleo es
pequeña, la tendencia es a no trabajar. La PAC tiene aspectos negativos que
también tienen mucho que ver en esto. Pero no la cambiarán. Se trataría de
mejorar precios y quitar o reducir subvenciones. Pero esto a muchos no les
interesa. Empezando por los intermediarios. Productos pagados en campo a 0,3 €/kg
se venden en la tienda a 3 €/kg. Nadie ha sido capaz de resolver este enigma.
Pero
me temo que en todo esta paradoja del desempleo extremeño, hay votos de por
medio. Y me malicio que ni tirios ni troyanos moverán un dedo para resolver el
problema. Y Extremadura seguirá languideciendo cada vez más hundida y sin posibilidad
de levantar cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario