viernes, 10 de enero de 2020


PARADOJAS EN EL DESEMPLEO EXTREMEÑO

En los últimos tiempos se están produciendo una serie de acontecimientos que ponen de relieve las dificultades que tienen los empresarios para encontrar mano de obra en algunos sectores económicos extremeños. Mi perplejidad aumenta por momentos cuando analizo las circunstancias que concurren.

Los fruticultores de Extremadura han tenido serias dificultades durante la campaña de 2019 para encontrar mano de obra con vistas a recoger la fruta producida en nuestras tierras. Los productores de cerezas, ciruelas, melocotones o nectarinas, se topan con obstáculos de todo tipo para poder encontrar la mano de obra necesaria para la recolección de estos frutos que constituyen una parte muy importante de nuestra producción agraria.

Igual situación se da cuando llega la vendimia o la época de recolección de la aceituna, otros importantes productos de nuestra tierra, o para localizar mano de obra para las diferentes faenas agrícolas o ganaderas en general.

Podría darse la circunstancia de que el problema estuviese circunscrito al sector agrario pero es que en la industria tampoco los empresarios son capaces de hallar la mano de obra necesaria para sus emprendimientos, de modo que me consta que alguno de ellos está pensando en hacer las maletas para irse con su negocio a Portugal, que está ahí al lado.

Parecería razonable que hubiese dificultades para encontrar trabajadores en aquellas comunidades autónomas españolas en donde existe una tasa de paro muy reducida. Lo que ya no es tan lógico es que en una de las regiones con más alto porcentaje de paro sobre la población activa como es Extremadura, los empresarios se las ven y se las desean para poder contratar mano de obra.

Veamos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al primer trimestre de 2019 justo antes del comienzo de las campañas agrícolas más importantes que se dan en Extremadura. Están publicados por el INE (Instituto Nacional de Estadística) y  por tanto son cifras oficiales.

Había en nuestra comunidad autónoma en ese momento, un total de 112.200 parados de los cuales 20.300 correspondían a la agricultura, 3.400 a la industria, 2.300 a la construcción, 38.000 al sector servicios y 48.300 buscaban un primer empleo o lo habían perdido el último año.

La primera reflexión que se me ocurre es la siguiente ¿cómo es posible que habiendo 20.300 parados en el sector de la agricultura, los empresarios agrarios no sean capaces de encontrar mano de obra para recolectar sus productos? Y eso sin contar los demandantes de primer empleo que son más de 48.000.

De los datos del número de parados se deduce que hay potencial mano de obra en número suficiente para cubrir la demanda de empleo, puesto que las cifras oficiales así lo avalan. El problema en mi opinión es que fallan o no se han habilitado los mecanismos para obligar a los desempleados, al menos los del sector correspondiente, a que trabajen cuando exista demanda de empleo como es el caso.

Sin ninguna duda soy defensor de la protección social a los parados, faltaría más, pero también lo soy, de que si existe demanda de empleo la normativa obligue a los parados que perciben prestaciones por desempleo a trabajar. Si se niegan procedería la retirada de las ayudas que perciben.

Tampoco entiendo en qué consisten los traídos y llevados planes de empleo que tanto  gustan a nuestros políticos. El primer plan de empleo es aceptar el trabajo cuando existe y un parado es requerido para ello.

Me malicio que en esta extraña paradoja: hay desempleados y no se encuentra mano de obra, el Plan de Empleo Rural, el AEPSA o como se llame ahora, tiene bastante que ver. Y es inadmisible que esto ocurra.

La sopa boba siempre ha sido una mala solución. Y debería procederse a una nueva regulación de todo este tinglado para evitar la picaresca, de modo que los desempleados tengan la obligación de ir trabajar cuando exista demanda de empleo.

Porque si no se actúa así las prestaciones por desempleo pueden estar convirtiéndose en un refugio para gentes de pocos escrúpulos, que se aprovechan de unas ayudas que en realidad no les corresponden y están perjudicando a aquellos desempleados que realmente las necesitan.

Y no es de recibo la justificación de que se paga poco el trabajo en la agricultura como algunos argumentan. Ya es obligatorio abonar el Salario Mínimo Interprofesional y por tanto no hay excusa posible. De modo que con el número de parados tan alto que existe, encontrar mano de obra no debería ser difícil.

Aunque en este tema, que es complejo, también los precios percibidos por los agricultores y ganaderos puede que tengan una importante influencia en el mismo. Con precios estabilizados desde hace muchos años es imposible mejorar los salarios. Y si la diferencia entre lo que se percibe trabajando y la prestación por desempleo es pequeña, la tendencia es a no trabajar. La PAC tiene aspectos negativos que también tienen mucho que ver en esto. Pero no la cambiarán. Se trataría de mejorar precios y quitar o reducir subvenciones. Pero esto a muchos no les interesa. Empezando por los intermediarios. Productos pagados en campo a 0,3 €/kg se venden en la tienda a 3 €/kg. Nadie ha sido capaz de resolver este enigma.

Pero me temo que en todo esta paradoja del desempleo extremeño, hay votos de por medio. Y me malicio que ni tirios ni troyanos moverán un dedo para resolver el problema. Y Extremadura seguirá languideciendo cada vez más hundida y sin posibilidad de levantar cabeza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario