viernes, 8 de febrero de 2019


¿QUÉ HA OCURRIDO REALMENTE EN CATALUÑA?

Pues cosas gravísimas que no se veían en España desde tiempos de la II República, en la que por cierto no se llegó a tanto. La culminación ha sido una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) de Cataluña que fue precedida de un referéndum ilegal llevado a cabo el 1-O. Todo ello ante la pasividad del gobierno central dirigido por el presidente Rajoy que débil y dubitativo se limitó a hacer el Don Tancredo, pasándole la patata caliente al poder judicial.

Gracias al discurso del Rey y a la independencia de actuaciones del poder judicial, se pudo reconducir la situación y enchironar a parte de los cabecillas de esta rebelión. Otra parte se fugó con Puigdemont a la cabeza cuando se olieron la tostada judicial. Y andan por ahí fuera denigrando a España y a su sistema democrático un día sí y otro también.

Tras muchas vacilaciones Rajoy aplicó el dichoso artículo 155 de la Constitución Española, que está ahí para precisamente evitar los desmanes producidos y corregirlos. Pues bien, el popular aplicó el artículo, pero poquito. Lo hizo tan mal que convocando unas apresuradas elecciones consiguió con su torpeza que los separatistas las volvieran a ganar. Les dejó en sus manos todos los resortes especialmente los medios de comunicación altavoces del golpismo como son TV3 y Cataluña Radio. Como era previsible los separatistas volvieron a ganar. ¿Es que alguien lo dudaba?

En su continuada torpeza Rajoy en lugar de convocar elecciones generales tras la sentencia Gürtel, se atrincheró en la poltrona, dando lugar a la moción de censura que se tradujo en un gobierno ¿socialista? apoyado por un heterogéneo conjunto de partidos: podemitas radicales y sus mareas diversas, golpistas catalanes y futuros golpistas vascos. Es decir que el gobierno que tiene que hacer frente a los gravísimos hechos acontecidos en Cataluña resulta que está sustentado por los separatistas responsables de los mismos. Ya me contarán.

Y a partir de ahí comenzó el guateque. El presidente cuando sólo era Pedro Sánchez consideró que los hechos acontecidos en Cataluña podían ser calificados como delitos de rebelión. En cuanto tomó el poder consideró que no era así. Algunos juristas de la cuerda, pocos en realidad, empezaron con el mantra de que no existía delito de rebelión y que la cosa no era para tanto. Siguiendo las tesis separatistas parece que lo acontecido en Cataluña ha sido una pacífica fiesta de la democracia. Al abogado del Estado que había calificado los delitos como de rebelión, tal y como hiciera el presidente del gobierno en su día, lo destituyeron “ipso facto”.

Al parecer, asediar a las fuerzas de orden público destrozando sus vehículos, escrachar al juez Llarena en diversas ocasiones o cortar carreteras, vías férreas o calles cuando le viene en gana a los CDR o la CUP, animados por Torra, eso no es violencia, es cariño.

Incluso adelantándose a futuras sentencias, varios miembros del consejo de ministros y la delegada del gobierno en Cataluña, así como el eximio bailarín Iceta, entre otros, propugnaban posibles indultos para los presuntos golpistas, en una intromisión intolerable en las actuaciones de los jueces. Estos hasta el momento han mostrado una total independencia y una elevada profesionalidad, gracias a las cuales se ha podido instruir el procedimiento. Además, han mantenido en prisión provisional a los golpistas no huidos, ante el elevado riesgo de fuga y de destrucción de pruebas si los ponían en libertad.

El gobierno para mantenerse en el poder ha entrado en un proceso que ellos llaman de “diálogo” con los golpistas. En realidad, es un proceso de cesión continuada del gobierno central a los chantajes de Torra y de la Generalitat, que aprietan al mandatario con la posible retirada de su apoyo a la aprobación de los presupuestos para 2019. En los que por cierto les regalan miles de millones de euros para que sigan jugando a la independencia. Con lo cual después de varios espectáculos circenses los apoyarán por los beneficios recibidos.

Las cesiones del gobierno son de tal entidad que consideran a Cataluña como si fuera un estado soberano, en igualdad con España y pretenden nombrar un mediador como si esto fuera un conflicto entre dos estados.

Esta última concesión y la publicación de los 21 puntos que Torra exige al gobierno central, todos inmersos en una total inconstitucionalidad, han colmado la paciencia de algunos barones socialistas y de muchos militantes significativos del partido. Las líneas rojas que se han rebasado son de una gravedad extrema y parte del partido socialista que durante toda la transición ha sido un partido defensor de la Constitución, no está de acuerdo en esta deriva. Consideran que puede traer consigo grandes perjuicios para esa formación en los resultados de las próximas elecciones.

Entretanto los españolitos contemplan atónitos y perplejos el esperpento catalán, confiando en que el poder judicial meta en el talego a estos desaprensivos a raíz del juicio que se inicia el 12 de febrero. Veremos.

De todos modos, a los golpistas siempre les quedarán los tribunales europeos. Allí ganan fijo. Como san Otegui. Y es que por Europa se deben estar haciendo cruces de lo que ocurre en España. Un gobierno favorable a los golpistas (presuntos, claro) y que pacta con ellos. Así que probablemente de nuevo los tribunales de la UE nos dejarán en ridículo ante tanta incoherencia.


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