¿QUÉ HA OCURRIDO
REALMENTE EN CATALUÑA?
Pues
cosas gravísimas que no se veían en España desde tiempos de la II República, en
la que por cierto no se llegó a tanto. La culminación ha sido una Declaración
Unilateral de Independencia (DUI) de Cataluña que fue precedida de un
referéndum ilegal llevado a cabo el 1-O. Todo ello ante la pasividad del
gobierno central dirigido por el presidente Rajoy que débil y dubitativo se
limitó a hacer el Don Tancredo, pasándole la patata caliente al poder judicial.
Gracias
al discurso del Rey y a la independencia de actuaciones del poder judicial, se
pudo reconducir la situación y enchironar a parte de los cabecillas de esta
rebelión. Otra parte se fugó con Puigdemont a la cabeza cuando se olieron la
tostada judicial. Y andan por ahí fuera denigrando a España y a su sistema
democrático un día sí y otro también.
Tras
muchas vacilaciones Rajoy aplicó el dichoso artículo 155 de la Constitución
Española, que está ahí para precisamente evitar los desmanes producidos y
corregirlos. Pues bien, el popular aplicó el artículo, pero poquito. Lo hizo
tan mal que convocando unas apresuradas elecciones consiguió con su torpeza que
los separatistas las volvieran a ganar. Les dejó en sus manos todos los
resortes especialmente los medios de comunicación altavoces del golpismo como
son TV3 y Cataluña Radio. Como era previsible los separatistas volvieron a
ganar. ¿Es que alguien lo dudaba?
En
su continuada torpeza Rajoy en lugar de convocar elecciones generales tras la
sentencia Gürtel, se atrincheró en la poltrona, dando lugar a la moción de
censura que se tradujo en un gobierno ¿socialista? apoyado por un heterogéneo
conjunto de partidos: podemitas radicales y sus mareas diversas, golpistas
catalanes y futuros golpistas vascos. Es decir que el gobierno que tiene que
hacer frente a los gravísimos hechos acontecidos en Cataluña resulta que está
sustentado por los separatistas responsables de los mismos. Ya me contarán.
Y
a partir de ahí comenzó el guateque. El presidente cuando sólo era Pedro
Sánchez consideró que los hechos acontecidos en Cataluña podían ser calificados
como delitos de rebelión. En cuanto tomó el poder consideró que no era así.
Algunos juristas de la cuerda, pocos en realidad, empezaron con el mantra de
que no existía delito de rebelión y que la cosa no era para tanto. Siguiendo
las tesis separatistas parece que lo acontecido en Cataluña ha sido una
pacífica fiesta de la democracia. Al abogado del Estado que había calificado
los delitos como de rebelión, tal y como hiciera el presidente del gobierno en
su día, lo destituyeron “ipso facto”.
Al
parecer, asediar a las fuerzas de orden público destrozando sus vehículos,
escrachar al juez Llarena en diversas ocasiones o cortar carreteras, vías
férreas o calles cuando le viene en gana a los CDR o la CUP, animados por
Torra, eso no es violencia, es cariño.
Incluso
adelantándose a futuras sentencias, varios miembros del consejo de ministros y
la delegada del gobierno en Cataluña, así como el eximio bailarín Iceta, entre
otros, propugnaban posibles indultos para los presuntos golpistas, en una
intromisión intolerable en las actuaciones de los jueces. Estos hasta el
momento han mostrado una total independencia y una elevada profesionalidad,
gracias a las cuales se ha podido instruir el procedimiento. Además, han mantenido
en prisión provisional a los golpistas no huidos, ante el elevado riesgo de
fuga y de destrucción de pruebas si los ponían en libertad.
El
gobierno para mantenerse en el poder ha entrado en un proceso que ellos llaman
de “diálogo” con los golpistas. En realidad, es un proceso de cesión continuada
del gobierno central a los chantajes de Torra y de la Generalitat, que aprietan
al mandatario con la posible retirada de su apoyo a la aprobación de los
presupuestos para 2019. En los que por cierto les regalan miles de millones de
euros para que sigan jugando a la independencia. Con lo cual después de varios
espectáculos circenses los apoyarán por los beneficios recibidos.
Las
cesiones del gobierno son de tal entidad que consideran a Cataluña como si
fuera un estado soberano, en igualdad con España y pretenden nombrar un
mediador como si esto fuera un conflicto entre dos estados.
Esta
última concesión y la publicación de los 21 puntos que Torra exige al gobierno
central, todos inmersos en una total inconstitucionalidad, han colmado la
paciencia de algunos barones socialistas y de muchos militantes significativos
del partido. Las líneas rojas que se han rebasado son de una gravedad extrema y
parte del partido socialista que durante toda la transición ha sido un partido
defensor de la Constitución, no está de acuerdo en esta deriva. Consideran que
puede traer consigo grandes perjuicios para esa formación en los resultados de
las próximas elecciones.
Entretanto
los españolitos contemplan atónitos y perplejos el esperpento catalán,
confiando en que el poder judicial meta en el talego a estos desaprensivos a
raíz del juicio que se inicia el 12 de febrero. Veremos.
De
todos modos, a los golpistas siempre les quedarán los tribunales europeos. Allí
ganan fijo. Como san Otegui. Y es que por Europa se deben estar haciendo cruces
de lo que ocurre en España. Un gobierno favorable a los golpistas (presuntos, claro)
y que pacta con ellos. Así que probablemente de nuevo los tribunales de la UE
nos dejarán en ridículo ante tanta incoherencia.
Ok
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