EL NUEVO
HOSPITAL DE CÁCERES
Nunca
había escrito en este blog sobre un tema de tanta relevancia para los cacereños
y para los pacientes de su área de influencia sanitaria como es la construcción
del nuevo hospital de Cáceres. Dado que el tema está de gran actualidad y como
posible afectado, me propongo reflexionar sobre la situación en la que se
encuentra el proceso de terminación del mismo, intentando contribuir a que se
culmine la actuación con racionalidad y éxito.
Advierto
que soy lego en materia sanitaria y en temas de medicina en general. Sólo soy
portador de algunas ideas básicas que me transmitió mi padre, que era médico y
ejerció su profesión durante más de 40 años. Así que para analizar situaciones
que se producen en el ámbito de la sanidad suelo aplicar las únicas armas de las
que dispongo: el sentido común y la consulta a los que saben.
Reúno,
eso sí, la condición de paciente. Uno ya tiene una cierta edad y empieza a
padecer diferentes goteras que exigen revisiones periódicas por parte del
personal sanitario: médicos y enfermeros principalmente, para tratar de paliar
el menoscabo que el tiempo va causando en el organismo. Y en esa condición
expreso mi opinión.
Hace
unos años que se tomó la decisión por parte de las autoridades competentes de
dotar a Cáceres de un nuevo hospital. Las dos principales instalaciones de la
sanidad pública de la ciudad: los hospitales de la Virgen de la Montaña y de San
Pedro de Alcántara son bastante antiguas y la solución de construir un nuevo
hospital en el que se fundieran todas las especialidades ahora divididas entre
los centros, me pareció muy acertada.
También
su ubicación en la finca El Cuartillo, próximo al Centro de Cirugía de Mínima
Invasión y cercano a vías de comunicación como la autovía A 58 y la nueva Ronda
Sureste de Cáceres (de próxima ejecución) fue en mi opinión un acierto.
Mi
sorpresa fue que las autoridades competentes acordaran que el nuevo hospital se
hiciera por fases, lo que me pareció una decisión poco meditada. Pregunté para
asegurarme de que mi opinión era correcta a diversos amigos médicos y a gentes
de la sanidad, los cuáles al igual que yo estaban perplejos ante una resolución
que ellos consideraban errónea. Un hospital por fases también les parecía una
solución poco racional.
El
análisis pormenorizado de lo que significa para los pacientes y familiares,
para el personal sanitario e incluso para los profesionales que se formarán en
él construir un hospital por fases, lleva a la conclusión de que hacerlo así es
un error mayúsculo. Enfermos y recursos partidos en dos. Transportes continuos
de enfermos entre la primera fase del nuevo hospital en el extrarradio de la
ciudad y el San Pedro de Alcántara que permanecería activo que está ubicado en una
zona bastante céntrica. En fin algo pocas veces visto, reñido con la lógica y
que repugna al buen sentido y a una consideración inteligente del problema.
Durante el proceso de gestación del nuevo
hospital se han producido una serie de vicisitudes en su adjudicación y
construcción que hacen que la primera fase todavía no esté concluida, llevando
un retraso de varios años. Muchos. Falta todavía por rematar los edificios e
instalar todo el equipamiento de esta fase inicial.
A
consecuencia de todo lo anterior la sanidad cacereña lleva unos cuantos años
con sus problemas sin resolver y además se avizoran nuevas situaciones no
deseadas si se continúa en la idea de hacer el nuevo hospital partido.
La
opinión más común entre los cacereños, expresada con gran claridad por el grupo
de Facebook creado por el Dr. Corchero, propugna que con la mayor urgencia
posible se termine el proceso constructivo del hospital en sus dos fases,
equiparlo entero, formar el personal en las nuevas técnicas y aparataje y
comenzar un complejo proceso de traslado desde los dos hospitales actuales. De
modo que todo comenzase a funcionar como una unidad. Posiblemente el hospital San
Pedro de Alcántara permanecería activo para ciertas consultas externas y
algunas intervenciones de menor cuantía.
Los
actuales dirigentes de la sanidad extremeña parece que persisten en su idea del
hospital por fases. Pero no han explicado las razones en las que sustentan esta
posición. Me malicio que puedan ser de tipo presupuestario. Pues bien, esto no
justificaría en modo alguno su postura. La sanidad ha de ser prioritaria a cualquier
otra partida del presupuesto. Incluso a la de festejos varios. O a la de
viajecitos y cosas de esas que tanto les gustan a nuestros políticos. O tal vez
a la contratación de asesores sin tasa ni medida.
Decía
con gran sabiduría mi recordado tío Antonio Hernández que fue médico traumatólogo en
Plasencia, con el gracejo que tenía en sus manifestaciones, que lo malo de
meter la pata no es introducirla, que nadie está libre de hacerlo, sino
menearla, decía él, cuando la has metido y no sacarla de inmediato.
Así
que nuestras autoridades sanitarias todavía están a tiempo de rectificar y
reconducir la construcción del nuevo hospital por los caminos de la
racionalidad y del buen sentido.
No
debieran olvidar que rectificar es de sabios. “Sostenella y no enmendalla”
suele ser cosa de torpes y además prepotentes.
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