DEBATE
FRUSTRADO
Con
el tipo de formato que se pactó, en el que se adivinaba la larga mano de Moragas
el jefe de campaña de Rajoy que lo transformó en algo parecido a una sesión de
control del Congreso, el debate electoral devino en un fiasco notable. Si debatir
consiste en eso que presenciamos por la televisión, sobran todos los debates
posteriores a éste, participen cuatro, tres o dos líderes porque no lo
soportarán más que los “hooligans” de los diferentes partidos.
El
esperado enfrentamiento resultó ser un muermo que me temo debió enviar a la
cama antes de tiempo a la mayor parte del personal. Y es que la discusión brilló
por su ausencia y lo que tuvo lugar fueron una serie de monólogos, en los que
cada uno vendió su burra y prometió el oro y el moro, sin decir de dónde y cómo
iba a sacar los fondos necesarios para sufragarlo. Aunque nos tememos que será
de los estrujados bolsillos de los espectadores.
Después
de lo visto, lo preocupante es que aún existe la posibilidad de vernos abocados
a unos terceros comicios. Si Sánchez no apoya a Rajoy, Rivera no apoya a
Iglesias ni tampoco a Rajoy si éste no hace mutis por el foro, Sánchez se
suicida si pacta con Podemos y si los resultados en las urnas, siempre según
las encuestas, van a ser bastante parecidos a los del 20 D, me temo que o aquí
hay un notable cambio de posturas o vamos a por la tercera entrega. Aunque si
se diera esta circunstancia entraríamos de lleno en lo que los clásicos
denominan el “acabose”.
A
mí personalmente no me gustó ninguno de los cuatro participantes. Destacó algo
Rivera, que tiene sus ideas claras, otra cuestión es que sean acertadas, se mostró
más entusiasta e intentó repartir leña a diestra y siniestra. Pero fue un
“allegro ma non troppo”.
Sánchez
explicó bastante bien su programa, pero está obsesionado con la pinza que le
hicieron PP y Podemos en las negociaciones posteriores al 20 D que le
impidieron acceder a la presidencia del gobierno. Lo repitió siete u ocho
veces, cuando con un par de ellas le hubiese bastado. Los electores saben perfectamente
lo que pasó. Y lo aficionados que son a las pinzas Rajoy e Iglesias.
Estos
dos últimos salieron a verlas venir, sin arriesgar lo más mínimo pues están
convencidos de que serán los triunfadores de los comicios. Pero deben de tener
cuidado porque muchas veces las encuestas las carga el diablo. Y al menos en la
última del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) hay una serie de
incongruencias que revelan que ha habido mucha cocina en favor de la polarización
entre PP y Unidos Podemos, los cuales salen claramente beneficiados.
Don
Mariano aburre a las ovejas. Repite una y otra vez su mantra de que vamos
mejorando, de que creamos empleo, de que vamos a generar otros dos millones de
puestos de trabajo en la nueva legislatura y de que no hemos sido rescatados.
Deja de lado los problemas reales de las familias a las que no llegan los
efectos de ese pretendido crecimiento, la desigualdad galopante que se pasea
por España y el tipo de empleo precario que se está generando. Y si no hemos
sido rescatados, qué pinta la “troika” vigilando nuestro devenir económico. O
es que lo de los bancos y cajas no fue un rescate que nos va a costar 40.000
Millones de Euros. También se dejó en el tintero la situación del crecimiento
incesante de la deuda pública y del déficit incontrolado. Ni pío.
Reconozco
que Pablo Iglesias no es santo de mi devoción. A un debate tiene que ir uno
presentable, porque se va a dirigir al pueblo español y eso merece un respeto.
Pero como es nada más que un aspecto estético de la cuestión no me preocupa en
exceso.
Lo
que sí me intranquiliza de este líder es su capacidad de adaptación ideológica.
Puede ser, según interese en cada momento: profesor de universidad en libertad
de cátedra, populista, comunista o socialdemócrata. De centro se hará si lo
exige el guión. Lo que haga falta. Y así no hay debate que valga. No sabes que
registro tocará. Aplica los principios de Groucho Marx y también se sabe lo de
los dos (él dijo tres) huevos duros.
Se
pasó el tiempo diciéndole a Sánchez que él no es su enemigo, que le tiende la
mano, será para ahogarlo porque su pretensión es destruir al PSOE y ocupar su
sitio, como ya ha hecho con IU a la que se ha llevado al huerto con la
bendición de Anguita. Como los socialistas de aquí a final de campaña no se
unan y saquen a relucir sus 137 años de historia, su arraigo social, su
experiencia y pongan a Alfonso Guerra en acción pueden terminar mal. Pedro
Sánchez, no debiera dejarse engañar por los cantos de sirena de este caudillo
en ciernes que ahora está verde pero que puede “madurar”.
En
fin que por una u otras causas, el debate fue un bodrio insoportable. Creo que
los españoles no nos merecemos esto. Van a terminar alejándonos de la política.
El CIS ya lo detecta en sus encuestas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario