viernes, 20 de mayo de 2016

EL “BREXIT” UN RIESGO PARA EUROPA Y PARA ESPAÑA

El Reino Unido de la Gran Bretaña (Inglaterra, Escocia y Gales) e Irlanda del Norte, aislado en el Atlántico aunque muy cercano a Europa, ha llegado a ser un imperio a pesar de la reducida extensión de su territorio y de sus recursos naturales limitados. Y  sus conquistas y dominaciones a lo largo y ancho del mundo, así como su tradicional alianza con los americanos lo han convertido en una potencia a nivel mundial.

Hoy día es la quinta economía del planeta y la segunda de Europa. No formó parte del núcleo fundacional de la Comunidad Económica Europea creada en el Tratado de Roma de 1957, incorporándose a ella en 1973. En 1992 suscribió el tratado de Maastrich por el que se constituyó la Unión Europea y en la actualidad forma parte de la UE – 28.

Actualmente Londres, su capital, es uno de los centros más importantes de finanzas a nivel mundial y el Reino Unido forma parte de los principales grupos que gobiernan la economía de nuestro planeta (G 8; G 20…etc.) Fue una de las sedes de la revolución industrial para luego ir transformando paulatinamente su economía dirigiéndola a las finanzas, los servicios y el comercio.

En el seno de la UE el Reino Unido siempre ha ido a su aire. No se integró en la eurozona pues necesitaba las manos libres para poder diseñar su propia política monetaria, lo que le permite adaptarse con mucha más facilidad a las condiciones del mercado global, buscando favorecer con prioridad sus propios intereses por delante de los del resto de países de la UE, que es lo que supondría su plena integración en Europa.

Cuando la crisis agrede sin piedad a Europa, diversos estamentos británicos plantean que el Reino Unido abandone la Unión Europea, lo que se conoce como “Brexit”, y para decidir la postura a adoptar se celebrará un referéndum el próximo 23 de junio.

Evaluar con precisión las consecuencias del posible abandono del Reino Unido es tarea harto difícil. Al parecer ocurrirá, si se confirma el voto afirmativo que propiciaría su exclusión, tal y como muchos expertos profetizan, un cataclismo que afectaría no sólo al conjunto de la UE, al desgajarse de ella la segunda economía en importancia, sino también y con mayor virulencia, a determinados países en particular. Entre ellos está el nuestro pues sólo en banca, presenta un riesgo que se evalúa en 478.000 millones de euros, casi la mitad del PIB anual de España. Nada más que los bancos americanos y alemanes nos superan en nivel de riesgo financiero.

Luego está por ver en qué condiciones quedarán los intercambios económicos entre el Reino Unido y la UE, pues entiendo que los británicos, si al fin se van del club, habrán de arrostrar las consecuencias correspondientes. Especialmente tendrán que quedar gravadas con aranceles sus exportaciones y también todas las relaciones bancarias y financieras, así como el mercado de capitales. Hacer lo contrario significaría que el resto de la UE asume la totalidad de los inconvenientes sin ventaja alguna.  

Cuando se toma una decisión tan trascendental como la que tienen que adoptar los británicos, previamente los votantes deberían estar perfectamente informados sobre lo que van a decidir. Para poder ser conscientes de las consecuencias de su voto. Si es que tienen capacidad de discernimiento entre el bien y el mal en esta materia altamente compleja. Tomar decisiones de este calibre es difícil para el común de la población y ni siquiera creo que esté al alcance de muchos expertos dada la diversidad de opiniones que se manejan.

Lo de andar jugando con fuego con las consultas a los ciudadanos tiene sus riesgos. A David Cameron le salió bien lo de Escocia, aunque los nacionalistas pronto volverán a solicitar otro referéndum, pero puede que se pille los dedos en el caso del “Brexit”.

Las consultas son muy saludables en democracia, pero las de este tipo que encierran unos problemas tan complejos para poder ser comprendidos por la población, de modo que se emita un voto con conocimiento de causa, son de más difícil puesta en marcha.

Además existen segundas derivadas de esta salida, principalmente en el sentido de cómo quedaría la posición británica en el futuro TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership = Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión), pendiente de firma entre la UE y los Estados Unidos. Obama ya ha advertido a los ingleses sobre las posibles consecuencias en la economía y en el comercio entre los dos países.

El Reino Unido siempre ha tratado de aprovechar las ventajas de su integración en la UE y aunque contribuyente neto, pero no en la medida que le tocaba, siempre ha sacado réditos comerciales y financieros a su inversión en el club europeo.

Probablemente el sentido común lleve a sus ciudadanos a votar la continuidad, pero…



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