viernes, 4 de marzo de 2016

UNOS DIALOGAN Y OTROS NO

La fragmentación en la composición del Congreso de los Diputados consecuencia de los resultados electorales del 20 D, da a entender que los votantes están sugiriendo a los partidos políticos la conveniencia de dialogar para obtener mayorías que permitan el gobierno de España.

El PP pese a su victoria, que podría calificarse como pírrica, ha contado con pocos o ningún apoyo de otras formaciones, fundamentalmente por dos razones: la política de rodillo aplicada desde su mayoría absoluta en la última legislatura y procesos de corrupción que, a diferencia de otros partidos, afectan a la esencia del mismo pues se refieren a su financiación irregular obtenida por un entramado muy amplio de degeneración que incluye a sus vertientes nacional, autonómica y local.

Rajoy constatada la imposibilidad de encontrar socios, declinó la invitación que le hizo el Jefe del Estado para que intentara formar gobierno. A partir de su negativa, adoptó una posición como la del perro del hortelano cuando el Rey solicitó al siguiente partido en número de votos, el PSOE, que tomara su relevo.

El PSOE empezó mirando a su izquierda, a Podemos, y se encontró con un líder prepotente, ensoberbecido, aplicando las mismas tácticas que utiliza en la universidad en donde se ha erigido en el rey del mambo, gracias al materia tan dúctil y maleable que se maneja allí. Iglesias, 69 diputados, solamente 42 directamente suyos,  después de asegurar que no se fiaba de los socialistas, nombró a Pedro Sánchez presidente del gobierno con vocación de jarrón chino, se adjudicó para sí la vicepresidencia ejecutiva y los principales ministerios y regaló uno a IU. Nada de programa, primero los cargos y el control del cotarro: Interior, CNI, Fuerzas Armadas, RTVE. Y el CIS para Monedero. Vamos como en los mejores tiempos del Soviet Supremo.  

Ante esta tesitura Sánchez hubo de mirar al centro derecha, complemento de la ubicación natural del PSOE que es el centro izquierda, posición que le ha permitido ser el partido que, arropado por millones de votos, más tiempo ha gobernado en España desde la transición y el que ha aportado las políticas más sociales y progresistas a nuestro país.

Allí se ha encontrado con Rivera, un político joven bastante centrado, con un modelo reformista, proclive al diálogo y con una idea muy clara de lo que ha de ser España en su unidad avalada por su experiencia en Cataluña. Y aquí sí que el PSOE ha  hallado posibilidades de hablar y de hacer bueno el mandato de los electores de que los partidos habrían de entenderse. Y a trancas y barrancas los dos partidos - han tenido que ceder ambos -  han llegado a un acuerdo que, con bastantes lagunas, puede considerarse un buen principio para regenerar las políticas aplicadas por Rajoy durante cuatro años y mejorar las condiciones de la población recuperando buena parte del estado de bienestar que tanto han deteriorado los populares.

Este acuerdo no tiene recorrido real pues con 130 diputados es imposible un gobierno estable, pero podría ser el principio de un acuerdo más amplio, si el PP fuese generoso, ya que su situación de corrupción aconseja un tiempo en la oposición para regenerar el partido. Podría realizar un esfuerzo de altruismo para abstenerse y permitir el gobierno PSOE – C’s, apoyando posteriormente las reformas constitucionales a llevar a cabo una vez consensuadas con ellos.

El PP puede argumentar que es el partido más votado (123 escaños) y eso es indiscutible, pero su situación actual y la de su líder - debería haber asumido hace tiempo responsabilidades políticas por la corrupción que invade esta formación - aconsejarían un apoyo al pacto PSOE – C’s (130 escaños) desde una oposición responsable. Seguro que los electores valorarían esta manera de proceder para futuros comicios. Digamos que el PP haría una inversión a medio plazo. Pero dudo que Rajoy aferrado a su cargo tenga ese ataque de clarividencia.

Esto permitiría sacar del juego a Podemos un partido de izquierda radical, disfrazado de socialdemócrata, de fundamentos inmorales pues deja a un lado sus principios con tal de pillar cacho, aplicando de paso métodos maquiavélicos. De este modo evitaríamos: reinas magas, padrenuestros del coño y la vagina, titiriteros,  semana de festividades en sustitución de la Semana Santa, prepotencia, nepotismo, postureo y chupe de cámara con niño mamando y “pico” de Iglesias incluidos, que es lo único que han hecho hasta ahora con el objetivo de conseguir su reflejo en los medios de comunicación.

Pero el nivel de nuestros políticos es bastante mediocre y se avizoran nuevas elecciones con gran alborozo de Podemos. Esperemos que los votantes sepan valorar  a los partidos que en base al diálogo buscaron una salida de gobierno y se hayan dado cuenta del humo y las utopías inviables que vende Podemos.

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