viernes, 11 de marzo de 2016

EL FERROCARRIL RUTA DE LA PLATA

La Junta de Extremadura en su irreflexiva deriva hacia las políticas verdes, ha hecho pública su satisfacción porque la línea férrea de la Ruta de la Plata, cerrada al tráfico en 1985, vaya a ser transformada en una vía verde en el tramo comprendido entre Béjar y Plasencia. Esta actuación conllevaría su definitivo desmantelamiento.

Una vez más nos encontramos ante un episodio que demuestra una acusada falta de visión de los políticos extremeños en relación con nuestras infraestructuras estratégicas de transporte. Esta ceguera favorece el aislamiento de Extremadura y por tanto se convierte en una apuesta segura para que esta región llegue a ser un paraje natural casi virgen, en lugar de aspirar a constituirse en un territorio con una actividad económica suficiente que permita unos niveles de desarrollo y renta dignos para sus ciudadanos.

Este alborozo mostrado por la Junta de Extremadura por el inicio de la transformación de dicha línea férrea en una vía verde, nos lleva a considerar que a los gobernantes autonómicos les importa un rábano que esta infraestructura estratégica desaparezca bajo el manto medioambiental y por otro lado es signo de que no dan importancia alguna a las consecuencias que para la comunidad autónoma puedan derivarse de su desaparición definitiva.

Los esfuerzos y presiones de la Junta de Extremadura en lugar de ir dirigidos a la conversión en una vía verde de esta infraestructura, deberían centrarse en la recuperación y rehabilitación de un itinerario ferroviario que es estratégico para la región, exigir su integración en la red nacional, mejorar su trazado, electrificarlo y abrirlo al tráfico cuanto antes, de forma que se convierta en la vía de salida de los productos extremeños hacia el norte de España: Asturias, Galicia, Cantabria y el País Vasco y el enlace con el futuro eje Atlántico transeuropeo lo que permitiría que nuestras mercancías tuvieran una salida fácil, rápida y la más barata posible hacia los mercados de la UE. Claro que para eso hay que producir bienes y equipos, lo que no será el caso extremeño dado el camino que llevamos.

La Ruta de la Plata es una vía fundamental y vertebradora de Extremadura y se ha de luchar por su mantenimiento y mejora. Atraviesa la región de norte a sur y es una salida importantísima para los productos extremeños tanto hacia el eje Atlántico y el norte de España como hacia los puertos y grandes plataformas logísticas del Sur: Huelva, Sevilla o Algeciras  lo que permitirá nuestra unión con mercados de futuro como es África.

Creo que la Junta de Extremadura y su Presidente deberían oponerse firmemente a esta conversión en vía verde, ya que sus beneficios serán muy limitados en comparación con los que para la región supondrían el mantenimiento y rehabilitación de esta infraestructura de transporte tanto de pasajeros como de mercancías.

Las circunstancias que había en el año 1985 cuando se cerró al tráfico la línea, no son en nada parecidas a las existentes en el siglo XXI, ni las perspectivas de futuro tampoco. Cuando se decidió clausurar la Ruta de la Plata ni siquiera España había entrado en la UE. Hoy existen unas condiciones sociales y económicas muy distintas a las que había entonces.

Por parte de los dirigentes autonómicos extremeños debería llevarse a cabo una profunda reflexión sobre el mantenimiento de esta línea de ferrocarril, si de verdad se quiere que Extremadura no se convierta en un parque natural, con un desarrollo económico muy limitado y con un futuro de región subvencionada siempre a expensas de lo que quieran darnos y no de lo que nosotros podamos generar con nuestra actividad económica y nuestro trabajo.

La Junta de Extremadura con Fernández Vara a la cabeza debería de inmediato poner freno a este despropósito. Si no se opone con decisión y contundencia colaborará a la gestación de un disparate más que se unirá al cúmulo de ellos que hemos sufrido en la región tales como la refinería o la Marina de Valdecañas, que están hundiendo en el furgón de cola del desarrollo a esta bellísima tierra, maltratada a lo largo de su historia por decisiones políticas, que siempre la han dejado al margen del progreso que experimentaba el resto de España.

Este dislate de convertir la línea ferroviaria de la Ruta de la Plata en una vía verde puede ser uno más en nuestra historia, que contribuirá a agravar el aislamiento que  padece Extremadura. ¡Hay que impedirlo, ya¡




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