EL FERROCARRIL
RUTA DE LA PLATA
La
Junta de Extremadura en su irreflexiva deriva hacia las políticas verdes, ha
hecho pública su satisfacción porque la línea férrea de la Ruta de la Plata,
cerrada al tráfico en 1985, vaya a ser transformada en una vía verde en el
tramo comprendido entre Béjar y Plasencia. Esta actuación conllevaría su
definitivo desmantelamiento.
Una
vez más nos encontramos ante un episodio que demuestra una acusada falta de
visión de los políticos extremeños en relación con nuestras infraestructuras
estratégicas de transporte. Esta ceguera favorece el aislamiento de Extremadura
y por tanto se convierte en una apuesta segura para que esta región llegue a
ser un paraje natural casi virgen, en lugar de aspirar a constituirse en un
territorio con una actividad económica suficiente que permita unos niveles de
desarrollo y renta dignos para sus ciudadanos.
Este
alborozo mostrado por la Junta de Extremadura por el inicio de la
transformación de dicha línea férrea en una vía verde, nos lleva a considerar que
a los gobernantes autonómicos les importa un rábano que esta infraestructura
estratégica desaparezca bajo el manto medioambiental y por otro lado es signo
de que no dan importancia alguna a las consecuencias que para la comunidad
autónoma puedan derivarse de su desaparición definitiva.
Los
esfuerzos y presiones de la Junta de Extremadura en lugar de ir dirigidos a la
conversión en una vía verde de esta infraestructura, deberían centrarse en la
recuperación y rehabilitación de un itinerario ferroviario que es estratégico
para la región, exigir su integración en la red nacional, mejorar su trazado,
electrificarlo y abrirlo al tráfico cuanto antes, de forma que se convierta en
la vía de salida de los productos extremeños hacia el norte de España:
Asturias, Galicia, Cantabria y el País Vasco y el enlace con el futuro eje
Atlántico transeuropeo lo que permitiría que nuestras mercancías tuvieran una
salida fácil, rápida y la más barata posible hacia los mercados de la UE. Claro
que para eso hay que producir bienes y equipos, lo que no será el caso
extremeño dado el camino que llevamos.
La
Ruta de la Plata es una vía fundamental y vertebradora de Extremadura y se ha
de luchar por su mantenimiento y mejora. Atraviesa la región de norte a sur y
es una salida importantísima para los productos extremeños tanto hacia el eje
Atlántico y el norte de España como hacia los puertos y grandes plataformas
logísticas del Sur: Huelva, Sevilla o Algeciras lo que permitirá nuestra unión con mercados de
futuro como es África.
Creo
que la Junta de Extremadura y su Presidente deberían oponerse firmemente a esta
conversión en vía verde, ya que sus beneficios serán muy limitados en
comparación con los que para la región supondrían el mantenimiento y
rehabilitación de esta infraestructura de transporte tanto de pasajeros como de
mercancías.
Las
circunstancias que había en el año 1985 cuando se cerró al tráfico la línea, no
son en nada parecidas a las existentes en el siglo XXI, ni las perspectivas de
futuro tampoco. Cuando se decidió clausurar la Ruta de la Plata ni siquiera
España había entrado en la UE. Hoy existen unas condiciones sociales y
económicas muy distintas a las que había entonces.
Por
parte de los dirigentes autonómicos extremeños debería llevarse a cabo una
profunda reflexión sobre el mantenimiento de esta línea de ferrocarril, si de
verdad se quiere que Extremadura no se convierta en un parque natural, con un
desarrollo económico muy limitado y con un futuro de región subvencionada
siempre a expensas de lo que quieran darnos y no de lo que nosotros podamos
generar con nuestra actividad económica y nuestro trabajo.
La
Junta de Extremadura con Fernández Vara a la cabeza debería de inmediato poner
freno a este despropósito. Si no se opone con decisión y contundencia
colaborará a la gestación de un disparate más que se unirá al cúmulo de ellos
que hemos sufrido en la región tales como la refinería o la Marina de Valdecañas,
que están hundiendo en el furgón de cola del desarrollo a esta bellísima tierra,
maltratada a lo largo de su historia por decisiones políticas, que siempre la
han dejado al margen del progreso que experimentaba el resto de España.
Este
dislate de convertir la línea ferroviaria de la Ruta de la Plata en una vía
verde puede ser uno más en nuestra historia, que contribuirá a agravar el
aislamiento que padece Extremadura. ¡Hay
que impedirlo, ya¡
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