LAS TRAMPAS DE PABLO IGLESIAS
En
su retorno a la vida política tras el descanso veraniego, durante el cual no se
le ha visto el pelo por los medios de comunicación con lo que a él le gustan,
ha irrumpido con fuerza Pablo Iglesias
para intentar, haciendo trampas una vez más, que los ciudadanos comulguemos con
ruedas de molino.
El
hecho de que el líder de Podemos sea docente de universidad no lo autoriza a
tratar a los españoles como si fuésemos tontos del haba. Su discurso de tinte
profesoral, despachado como si estuviera dando una clase, es un conjunto de
medias verdades, ambigüedades y mentiras como puños. De este modo va
consiguiendo que cada vez menos españoles, que al principio recibieron su
presencia con alborozo, crean en sus posiciones políticas acomodaticias a
situaciones cambiantes aunque sean antitéticas.
En
su desmedida devoción por Tsipras y su partido, a los que apoyó
incondicionalmente en la campaña electoral que le dio el triunfo - hoy ya no puede alentar a Syriza porque esta
formación es una auténtica jaula de grillos - ha tratado de justificar algo que no tiene
justificación, como es la política contradictoria y mendaz para su pueblo que
ha utilizado su amigo el líder heleno.
La
verdad es que resulta muy difícil explicar la actuación de Tsipras, incluso a
un manipulador de masas de la talla de Iglesias.
En
un principio Tsipras y la totalidad de su partido Syriza se oponían a un tercer
rescate para Grecia, ya que ellos sabían que las condiciones que les iban a
imponer desde Europa eran todas contrarias a aquello que prometieron en su
programa, con el que obtuvieron la mayoría absoluta en las elecciones griegas.
Cuando
en el transcurso de las negociaciones con la UE Merkel y los suyos les
apretaron las clavijas, se les ocurrió convocar un referéndum con la esperanza
de que una victoria amplia de los griegos que comulgaban con las tesis de Syriza ablandaría a los europeos. El triunfo rotundo
del No al rescate (casi el 62 %) dio un respiro a Tsipras y el resultado se
vendió como un triunfo político del líder heleno al que se apuntaron de
inmediato Pablo Iglesias y sus huestes.
Pero
como en materia de “pelas” a los europeos les importa un rábano el resultado de
un referéndum más o menos, le pusieron a Tsipras ante el dilema de rescate o
Grexit. Y aquí se acabó la historia. Tsipras hizo todo lo contrario de lo que
había decidido su pueblo y tragó con el tercer rescate y las condiciones
inherentes al mismo. O sea que le temblaron las piernas porque consideró, y aquí sí que estuvo
acertado, que el Grexit era mucho peor que el rescate.
Una
buena parte de Syriza se rebeló ante el cambio de postura y votó en su contra
en la convalidación que hubo que llevar a cabo en el parlamento griego. De modo
que la propuesta de rescate de Tsipras venció gracias a los votos de la
oposición. Como ven todo un despropósito manifiesto. El corolario ha sido la
ruptura del partido y nuevas elecciones adelantadas en Grecia.
Después
de todos estos episodios, Iglesias ha calificado a su amigo Tsipras como un
héroe, desdiciendo a su conmilitona y jefa en Andalucía, Teresa Rodríguez que horas
antes opinaba todo lo contrario. Después, al parecer, la andaluza, que es muy
lista, ha rectificado: disciplina de partido o a la calle. Todo muy democrático
como puede verse.
En
el colmo de la estulticia política, con su apoyo a Tsipras el líder de Podemos
ha conseguido justificar a Zapatero y Rajoy sobre decisiones muy controvertidas
adoptadas en su día por ellos: corrección del artículo 135 de la Constitución
durante el mandato del primero y petición de un rescate financiero para el
sistema bancario español supervisado por la “troika” por el segundo, así como
las reformas y recortes correspondientes llevadas a cabo por ambos y que tanto
daño han causado a una gran parte de los españoles. El argumento que Iglesias
ha esgrimido para apoyar a Tsipras es el de que no había otra alternativa, que es exactamente el mismo que utilizan los
líderes socialista y popular para
respaldar sus actuaciones.
Así
que Pablo Iglesias acaba de entrar en la “casta” con todos los honores, por la
puerta grande y él solito sin que nadie se lo pidiera.
Ahora
trata en vano de tomarnos por tontos para tratar de explicar lo inexplicable.
Con lo que muchos indignados españolitos, antes creyentes en sus tesis, ya
empiezan a atisbar lo que puede ocurrir en España si llegara a gobernar Podemos.
Algo parecido a Grecia, solo que peor.
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