viernes, 19 de agosto de 2022

 

LOS REGADÍOS Y LA SEQUÍA EN EXTREMADURA

Veníamos advirtiendo del inicio de un ciclo de sequía que amenaza nuevamente a Extremadura. No es la primera vez que esto ocurre. El clima extremeño es así y con cierta frecuencia aparecen episodios de falta de agua. Recuerdo las sequías de los años 1978, 1980 - 83, 1992 – 95, que ha sido la más grave que yo he conocido y algunas otras en este siglo XXI. Llevamos algunos años de precipitaciones inferiores a lo normal, lo que trae consigo que los embalses acumulen cada vez menos agua.

La situación en estos momentos es muy preocupante en lo que afecta a Extremadura, especialmente en la cuenca del Guadiana, pero tampoco es muy halagüeño el nivel de recursos hídricos embalsados en la cuenca del Tajo.

Las Confederaciones Hidrográficas tienen vigentes Planes Especiales de Sequía (PES), para intentar defendernos de estas situaciones de la mejor manera posible. Conforme a lo indicado en los PES, existen dos calificaciones de sequía, la Sequía Prolongada (SP), que define la sequía de carácter ambiental y está relacionada exclusivamente con la disminución de las precipitaciones y de las aportaciones en régimen natural. La otra es la Escasez (E) que introduce la problemática temporal de atención a las demandas socioeconómicas establecidas en una zona. Dentro esta última se definen los estados de Normalidad, Prealerta, Alerta y Emergencia según las posibilidades de atender las demandas de los diferentes usos socioeconómicos.

Con fecha julio/agosto de 2022, la situación en Extremadura era la siguiente:

Guadiana: 8 unidades territoriales estaban en Sequía Prolongada y una sin ella. Respecto a la Escasez 3 unidades estaban en Prealerta, dos en Alerta, dos en Emergencia y cuatro en Normalidad.

Tajo: respecto de la Sequía Prolongada no había ninguna unidad en este estado. En cuanto a la Escasez 6 unidades estaban en normalidad y dos en Prealerta.

En cuanto a volúmenes embalsados en el Guadiana, a fecha 15 de agosto en la zona que afecta a Extremadura había embalsados 1.926,9 Hm3, el 23,7 % del máximo de 8.122,91 Hm3 que es su capacidad de embalse.

En grandes números en el Guadiana extremeño son necesarios 2.330 Hm3 para atender una campaña anual. Su distribución es la siguiente:  para asegurar el riego se necesitan 1.150 hm3, para los caudales ecológicos 800 hm3, para dos años de abastecimiento urbano 120 hm3, para los cultivos permanentes (frutales principalmente) 80 hm3 y en evaporación de los embalses 180 hm3. 

Con lo embalsado hasta mediados de agosto, no pueden cubrirse las necesidades totales de la próxima campaña. Y ha de tenerse en cuenta que lo previsible es que hasta el comienzo del año hidrológico las cantidades embalsadas sean aún menores.

En el Tajo la situación es un poco mejor, pero los sistemas deficitarios con carácter estructural del Tiétar y Árrago, tendrán problemas para el regadío la próxima campaña y previsiblemente también puede haberlos en el Alagón.

Pero la sequía solamente se solucionará si llueve. Y esto dependerá de la meteorología exclusivamente. Confiemos en que el próximo año hidrológico que comienza el primero de octubre sea lluvioso. Si no es así, la próxima campaña de agua presentará grandes dificultades para todos los usos.

Cuando hay situaciones de sequía aparecen los “listos” de siempre. Suelen ser movimientos ecologistas, casi siempre mimados y subvencionados por los gobiernos, que pretenden salvarnos de las penas del infierno. Y arremeten sin piedad contra los regadíos, pues a su juicio son los causantes de la sequía. Cuando la causa de la sequía es la ausencia de precipitaciones y no los regadíos. La prueba es que en Galicia o en Europa norte y centro en donde ahora tampoco llueve y casi no hay regadíos, también hay sequía.

Es improcedente que altos directivos del Ministerio de Transición Ecológica, con sus imprudentes declaraciones, culpen a los regadíos de la sequía. Esto denota o bien mala fe y sectarismo ecologista en ellos o lo que es más grave aún: no saben lo que tienen entre manos. Tal vez debieran considerar si los excesivos caudales ecológicos introducidos con carácter preferente en la normativa, no tienen algo que ver en las penurias que están pasando los regadíos.

Son incapaces de reconocer el esfuerzo de los regantes para mejorar la eficiencia en el uso del agua, que vienen realizando desde 1998 en los que se iniciaron los procesos de modernización de los regadíos. Hoy día en Extremadura se riegan por goteo el 57 % de nuestros regadíos (la media de España está alrededor del 52 %) lo que supone un sensible ahorro de agua.

En Extremadura arremeten contra nuevos regadíos como el de Barros. Argumentan el gasto de agua, cuando son los regadíos que menos agua unitaria utilizarán. Con 43 Hm3 se regarán más de 15.100 ha con una dotación de 2.375 m3/ha, ya que son riegos de apoyo a cultivos leñosos como el olivar y el viñedo y a otros nuevos que puedan instalarse como el pistacho o el almendro. Estos regadíos podrán ser discutibles por su alta inversión, debido a su complejidad, aunque ese tema lo deben decidir los regantes que la asumen, pero no por el volumen de agua que van a consumir.

Estos talibanes del medio ambiente, también se oponen a la construcción de nuevos embalses, cuando por el tipo de clima que se da en Extremadura y en la mayor parte de España, con una irregular distribución de las lluvias en el espacio y en el tiempo se hacen indispensables para almacenar agua en los períodos húmedos y utilizarla en los secos. Hace años que no se construyen nuevos embalses en España, porque a los ecologistas no les gustan y en el Ministerio competente en agua les hacen caso.

Si no dispusiéramos de la red de embalses construida por los españoles a lo largo del tiempo, y no por Franco como se dice por ahí, estas sequías que se producen con alguna frecuencia, hace tiempo que habrían acabado con nuestro modo de vida.

Solución: que llueva en abundancia cuanto antes y entretanto ahorremos toda el agua que podamos en todos los usos.

1 comentario:

  1. Me refresca la lectura de estos artículos, tan bien escritos, con una información clara y veraz. La definición de "talibanes del medio ambiente" la encuentro rigurosamente exacta, precisa. En definitiva son artículos en los que uno encuentra semillas de esperanza que, ojalá, encuentren su terreno nutricio en gentes del mismo talante como el del propio autor.

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