¿CUÁL SERÁ EL FUTURO DEL TRASVASE TAJO - SEGURA?
El
trasvase Tajo – Segura lleva en funcionamiento 42 años. Fue diseñado,
proyectado y construido en su mayor parte durante la dictadura franquista,
aplicando el ordeno y mando de la época.
El
diseño y la justificación del trasvase presentan algunas trampas. La primera de
ellas, la de mayor enjundia, consistió en que en el balance hídrico inter cuencas
solamente se tuvieron en cuenta las aguas superficiales, dejando de lado las
subterráneas de gran importancia en el Levante español.
La
segunda trampa también de gran calado consistió en que se inflaron los datos de
las aportaciones de las lluvias, no sé si por error o a sabiendas, para poder
justificar un trasvase de 1.000 hm3 /año, luego reducido a un máximo de 600
hm3/año. Más tarde en 1985 sería incrementado en 50 hm3/año a trasvasar a la
cuenca del Guadiana para salvar las Tablas de Daimiel, cosa que no se ha
conseguido a tenor de la reducida superficie inundada en la actualidad: 65 ha.
de las más de 2.000 ha inundables. ¿Qué fue del Plan Especial del Alto Guadiana
y de la ingente cantidad de dinero gastado en la compra de derechos de agua?
El
trasvase se proyectó con estudios hidrológicos equivocados. Se demuestra el
error porque la serie hidrológica utilizada que comenzaba en 1941, a partir de 1980
ha sufrido una repentina disminución de aportaciones del 30 %. Lo que demuestra
que se utilizaron datos inflados porque es prácticamente imposible que se
produzca esa reducción tan drástica en las aportaciones en un corto período de
tiempo.
En
los 42 años de trasvase solamente se ha llegado una vez al máximo autorizado de
600 hm3/año y el trasvase medio está en el entorno de unos 320 hm3/año.
El
segundo aspecto a considerar es la legalidad del trasvase. La ley del Plan
Hidrológico Nacional de 2001 establece que una cuenca hidrográfica sólo puede
ceder agua a otra si existen excedentes. Y en la cuenca del Tajo no hay agua
excedentaria.
El
Plan Hidrológico del Tajo 2015 - 2021 que se está revisando para el período
2022 - 2027 reconoce al menos cuatro sistemas de explotación deficitarios:
Henares, Alberche, Tiétar y Árrago, en los cuales los usos de regadío no pueden
ser atendidos con las garantías establecidas en la Instrucción de Planificación
Hidrológica. Pues bien, a pesar de eso y en contra de la normativa vigente se
mantiene el trasvase.
Parece
disparatado que, desde el territorio de la cuenca comprendido entre la cabecera
y Talavera de la Reina, el cual aporta solamente el 45 % de los recursos
hídricos totales, pero que concentra el 85 % de las demandas, se trasvase un
importante volumen de agua a otro ámbito de planificación hidrológica como es
la cuenca del Segura.
El
resultado es que en el tramo Aranjuez – Toledo – Talavera de la Reina, el río
Tajo difícilmente puede mantener un caudal suficiente para conservar el curso
de agua en unas condiciones ecológicas mínimamente aceptables y además
transfiere a Extremadura un agua de muy baja calidad. Aquí también habría de tenerse
en cuenta si la depuración en la conurbación de Madrid funciona adecuadamente.
Si
se resolviera la situación de los sistemas deficitarios del Tajo, cosa que no se
prevé en el borrador del nuevo Plan Hidrológico 22 – 27, podría pensarse en
mantener un trasvase hacia Levante, siempre que a su vez se diera solución al
problema de calidad y cantidad de agua que circula en el tramo Aranjuez, Toledo
y Talavera estableciendo unos caudales ecológicos mínimos que habría que
calibrar muy bien. Y asegurar también que el trasvase no afecta a los 2.700
hm3/año que hay que suministrar a Portugal por el Convenio de Albufeira. Ni condiciona
los abastecimientos y usos de los núcleos de la cabecera del Tajo próximos al
trasvase.
Por
otra parte, habría que exigir a los usuarios levantinos disciplina en el uso
del agua trasvasada. Me refiero con esto a la necesidad de clausurar los riegos
ilegales que se llevaron a cabo a partir del año 1986 en que estaban prohibidos
salvo casos excepcionales. Y eliminar el uso del agua para urbanizaciones y
campos de golf que se han puesto en marcha sin que ese fuera el objetivo del
trasvase.
No
obstante, el asunto presenta una gran complejidad, por los intereses existentes
en el Levante español generados en estos 42 años de funcionamiento, que se
mezclan con el inadecuado uso del agua que se hace cuando esta se aplica a
riegos ilegales, que, en los planes hidrológicos del Segura se tratan de
legalizar, cuando antes se estuvo mirando para otro lado y consintiendo su
ejecución.
La
desalación puede ser una solución complementaria al problema si se lleva a cabo
un estudio racional del uso de todas las aguas: las del trasvase que previsiblemente
habrá que reducir algo, lo que dependerá en gran medida de los caudales
ecológicos que se fijen finalmente en el Plan Hidrológico del Tajo 22 – 27 en
el eje Aranjuez – Toledo – Talavera; las subterráneas levantinas que han de
utilizarse sin sobreexplotar los acuíferos y las desaladas cuyo proceso de
obtención resulta ser más caro.
Aunque
es comprensible la postura de Castilla la Mancha de derogar el trasvase en un
cierto plazo, debería ser revisada y buscar junto con Extremadura, Madrid y las
comunidades autónomas levantinas afectadas, un consenso que permita
salvaguardar todos los intereses. Eso va a exigir cesiones parciales,
solidaridad y generosidad por parte de todos. Y cumplir las condiciones antes
enunciadas.
En
las comunidades favorecidas por el trasvase debieran entender que, aunque
paguen su tarifa, no se puede trasvasar un recurso como el agua, necesario para
el desarrollo de una cuenca cedente deficitaria que, salvo Madrid y entorno,
tiene un marcado carácter rural y unos niveles de desarrollo inferiores a los
de las cuencas receptoras. No se debe desnudar un santo para vestir a otro.
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