viernes, 23 de julio de 2021

 

INUNDACIONES ¿CÓMO NOS DEFENDEMOS DE ELLAS?

Parece que se van confirmando las estimaciones de los expertos respecto de los posibles efectos del cambio climático. Aseguran los modelos usados que una de las consecuencias del mismo es que aumentará la frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos: precipitaciones torrenciales y consecuentes inundaciones y también las sequías.

Las recientes riadas que han afectado principalmente a dos Lander alemanes y a parte del sur de Bélgica, con precipitaciones torrenciales que han llegado a los 200 l/m2 en 24 horas, causando más de 180 muertos y unos 1.300 desparecidos, parecen confirmar las tesis de los expertos sobre cambio climático. Se observa un incremento de frecuencia de estos fenómenos extremos que causan daños de gran importancia con pérdida de vidas humanas y considerables perjuicios materiales.

Esta situación obliga a buscar métodos de defensa ante estas nuevas e importantes inundaciones para evitar o aminorar los daños personales y materiales que pueden producirse. En España tenemos bastante experiencia con las DANAs (Depresión Atmosférica en Niveles Altos) o gotas frías que frecuentemente afectan de un modo especial a zonas mediterráneas españolas.

En mi opinión se debiera actuar en tres frentes: mitigar los efectos del cambio climático en general disminuyendo las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEIs); mejorar los mecanismos de evacuación y laminación de avenidas en los cauces abordando las obras hidráulicas necesarias ante la nueva situación y en tercer lugar delimitar las posibles zonas inundables utilizando períodos de retorno mayores para determinar las precipitaciones de diseño, prohibiendo nuevas construcciones permanentes en estas áreas y amortizando progresivamente las que existan actualmente.

Con la adopción de estos tres tipos de medidas es probable que lleguemos a dominar los efectos de las inundaciones producidas por las lluvias torrenciales y paliar los importantes daños que ocasionan.

Estas medidas conjuntas hay que acometerlas a la mayor brevedad. La disminución de emisiones de GEIs ya está en marcha con objetivos marcados en París para evitar que la temperatura se eleve más de 1,5 ºC lo que en opinión de los expertos aminoraría los efectos del cambio climático y nos situaría en un escenario favorable. Escenarios con elevaciones de la temperatura por encima de esa cifra provocarían efectos mucho más graves. Para conseguirlo hay puestas en marcha un sinnúmero de medidas que pretenden la descarbonización de la sociedad con horizontes en los años 2030 y 2050 de modo que se reduzcan las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros GEIs (metano, fluorocarbonados…etc.).

El segundo tipo de medidas a llevar a cabo es el control de las avenidas producidas por las lluvias torrenciales mediante nuevas obras de regulación, embalses bien diseñados que laminarían los efectos de aquellas y al tiempo acumularían agua para usarla en los períodos de sequía que los expertos estiman que traerá consigo el cambio climático y también asegurarían los caudales ecológicos necesarios para conseguir el buen estado de las masas de agua que propugna la Directiva Marco del Agua (DMA).

Se completaría la actuación con la ejecución de labores de limpieza y mantenimiento de los cauces de modo que su sección hidráulica se encuentre siempre expedita para evacuar el máximo de avenida posible y evitar o reducir los efectos perniciosos de la inundación. La ejecución de estas obras hidráulicas no gusta a las organizaciones ecologistas que prefieren que los ríos discurran en su estado natural con el riesgo que esto conlleva en el control de las avenidas y en los efectos de las inundaciones.

Como tercer tipo de actuación es conveniente delimitar zonas inundables correspondientes a valores de períodos de retorno más amplios, teniendo en cuenta las actuaciones anteriores descritas. El objetivo sería evitar o prohibir que se construyan instalaciones permanentes en ellas, especialmente viviendas o zonas habitadas de modo que se aminoren los daños personales y materiales. Esta actuación habría de ser completada con la progresiva eliminación de las construcciones existentes, aunque hubiera que dar plazos determinados de tiempo para hacerlo.

Habrá discusión sobre la ejecución de estas medidas, pero si queremos evitar catástrofes como la ocurrida en Alemania y Bélgica y también las acontecidas en España de las que tenemos tristes experiencias, la sociedad no puede quedarse de brazos cruzados, a la espera de un nuevo episodio de lluvias que vuelva a generar nuevos daños personales y materiales.

Dejar a los cursos de agua que funcionen en su estado natural facilita que las lluvias torrenciales vayan generando avenidas con zonas inundables cada vez de más extensión pues las secciones hidráulicas de los ríos y cursos de agua se van reduciendo al recibir sedimentos y por el crecimiento de árboles y arbustos en sus álveos, agravado por el hecho de no contar con obras hidráulicas que laminen las avenidas. Por mucho que les guste a las asociaciones ecologistas, esta manera de proceder no es eficaz para disminuir los efectos perniciosos de las lluvias torrenciales.  

Hay que tomar otros tipos de medida como las que antes he descrito.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario