INUNDACIONES
¿CÓMO NOS DEFENDEMOS DE ELLAS?
Parece
que se van confirmando las estimaciones de los expertos respecto de los
posibles efectos del cambio climático. Aseguran los modelos usados que una de
las consecuencias del mismo es que aumentará la frecuencia e
intensidad de los fenómenos extremos: precipitaciones torrenciales y
consecuentes inundaciones y también las sequías.
Las
recientes riadas que han afectado principalmente a dos Lander alemanes y a
parte del sur de Bélgica, con precipitaciones torrenciales que han llegado a
los 200 l/m2 en 24 horas, causando más de 180 muertos y unos 1.300 desparecidos, parecen confirmar las tesis de los expertos sobre cambio climático. Se observa
un incremento de frecuencia de estos fenómenos extremos que causan daños de
gran importancia con pérdida de vidas humanas y considerables perjuicios
materiales.
Esta
situación obliga a buscar métodos de defensa ante estas nuevas e importantes
inundaciones para evitar o aminorar los daños personales y materiales que
pueden producirse. En España tenemos bastante experiencia con las DANAs
(Depresión Atmosférica en Niveles Altos) o gotas frías que frecuentemente
afectan de un modo especial a zonas mediterráneas españolas.
En
mi opinión se debiera actuar en tres frentes: mitigar los efectos del cambio
climático en general disminuyendo las emisiones de Gases de Efecto Invernadero
(GEIs); mejorar los mecanismos de evacuación y laminación de avenidas en los
cauces abordando las obras hidráulicas necesarias ante la nueva situación y en
tercer lugar delimitar las posibles zonas inundables utilizando períodos de
retorno mayores para determinar las precipitaciones de diseño, prohibiendo
nuevas construcciones permanentes en estas áreas y amortizando progresivamente
las que existan actualmente.
Con
la adopción de estos tres tipos de medidas es probable que lleguemos a dominar
los efectos de las inundaciones producidas por las lluvias torrenciales y
paliar los importantes daños que ocasionan.
Estas
medidas conjuntas hay que acometerlas a la mayor brevedad. La disminución de
emisiones de GEIs ya está en marcha con objetivos marcados en París para evitar
que la temperatura se eleve más de 1,5 ºC lo que en opinión de los expertos
aminoraría los efectos del cambio climático y nos situaría en un escenario
favorable. Escenarios con elevaciones de la temperatura por encima de esa cifra
provocarían efectos mucho más graves. Para conseguirlo hay puestas en marcha un
sinnúmero de medidas que pretenden la descarbonización de la sociedad con
horizontes en los años 2030 y 2050 de modo que se reduzcan las emisiones de
dióxido de carbono (CO2) y de otros GEIs (metano, fluorocarbonados…etc.).
El
segundo tipo de medidas a llevar a cabo es el control de las avenidas
producidas por las lluvias torrenciales mediante nuevas obras de regulación,
embalses bien diseñados que laminarían los efectos de aquellas y al tiempo
acumularían agua para usarla en los períodos de sequía que los expertos estiman
que traerá consigo el cambio climático y también asegurarían los caudales
ecológicos necesarios para conseguir el buen estado de las masas de agua que
propugna la Directiva Marco del Agua (DMA).
Se
completaría la actuación con la ejecución de labores de limpieza y
mantenimiento de los cauces de modo que su sección hidráulica se encuentre
siempre expedita para evacuar el máximo de avenida posible y evitar o reducir
los efectos perniciosos de la inundación. La ejecución de estas obras
hidráulicas no gusta a las organizaciones ecologistas que prefieren que los
ríos discurran en su estado natural con el riesgo que esto conlleva en el
control de las avenidas y en los efectos de las inundaciones.
Como
tercer tipo de actuación es conveniente delimitar zonas inundables correspondientes
a valores de períodos de retorno más amplios, teniendo en cuenta las
actuaciones anteriores descritas. El objetivo sería evitar o prohibir que se
construyan instalaciones permanentes en ellas, especialmente viviendas o zonas
habitadas de modo que se aminoren los daños personales y materiales. Esta
actuación habría de ser completada con la progresiva eliminación de las
construcciones existentes, aunque hubiera que dar plazos determinados de tiempo
para hacerlo.
Habrá
discusión sobre la ejecución de estas medidas, pero si queremos evitar
catástrofes como la ocurrida en Alemania y Bélgica y también las acontecidas en
España de las que tenemos tristes experiencias, la sociedad no puede quedarse de
brazos cruzados, a la espera de un nuevo episodio de lluvias que vuelva a
generar nuevos daños personales y materiales.
Dejar
a los cursos de agua que funcionen en su estado natural facilita que las lluvias
torrenciales vayan generando avenidas con zonas inundables cada vez de más
extensión pues las secciones hidráulicas de los ríos y cursos de agua se van
reduciendo al recibir sedimentos y por el crecimiento de árboles y arbustos en
sus álveos, agravado por el hecho de no contar con obras hidráulicas que
laminen las avenidas. Por mucho que les guste a las asociaciones ecologistas,
esta manera de proceder no es eficaz para disminuir los efectos perniciosos de
las lluvias torrenciales.
Hay
que tomar otros tipos de medida como las que antes he descrito.
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