IMPRUDENCIAS MINISTERIALES
Lo
de este gobierno de coalición entre el sanchismo ¿dónde se fue el PSOE de la transición?
y Podemos no es precisamente un ejemplo de coordinación en sus actuaciones. El
consejo de ministros semeja una jaula de grillos. En él cada ministro va a su
aire diciendo lo que le viene en gana de cara sus intereses electorales y a lo
que quieren oír sus seguidores, como si fuera un activista en lugar de un
administrador de los intereses generales de España. Se da una permanente
descoordinación que se traduce en continuas rectificaciones y dimes y diretes
lo que termina en una falta de credibilidad del mismo.
Podía
pensarse que la cosa era exclusiva de los ministros de Podemos, pero no son
sólo ellos los que imprudentemente se meten una y otra vez en charcos que minan
la credibilidad de este gobierno que está bajo mínimos.
No
voy a relatar todas las imprudencias cometidas por los ministros sino solamente
algunas de las que afectan al sector agrario que parece ser que está en el
punto de mira de este gobierno. No son conscientes de la importancia
estratégica de este sector para la economía nacional. Son un conjunto de
ministros urbanitas que, salvo alguna excepción, no tienen ni repajolera idea
de lo que es el sector agrario y de su importancia, para la economía y la vida
de los españoles.
La
vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y el Reto Demográfico
le tiene especial inquina al sector agrario.
La
primera embestida, aunque esta afectara indirectamente al sector ha sido su
política energética. Ha conseguido que tengamos los precios más altos tanto de la
energía eléctrica como de los carburantes. El sector agrario está sufriendo
elevados incrementos de precio de la energía que especialmente está afectando a
los regadíos, que ven como día a día sus insumos energéticos crecen en coste
mientras que los precios agrarios están estabilizados. Le obligan a modernizar
sus regadíos para ahorrar agua, lo que supone un mayor uso de la energía y en
pleno proceso de modernización del sector le ponen los precios de la energía
por las nubes.
No
contentos con lo anterior en los planes hidrológicos que el Ministerio ha
redactado para el período 2022 – 2027 y que se encuentran en fase de exposición
pública, hay una auténtica persecución a los regadíos españoles. Se elevan los
caudales ecológicos lo que reducirá la garantía de las dotaciones de riego, se restringen
las dotaciones a las zonas regables, aunque no se hayan modernizado todavía y se
propone gravar con nuevos cánones ambientales el coste del agua lo que
producirá el abandono de muchas explotaciones de riego por falta de
rentabilidad. Parece que el Ministerio de marras está invadido por los
ecologistas que lo único que les importa es el tema ambiental y a él subordinan
todo lo demás incluidos los usos socioeconómicos como el regadío, lo que pondrá
en riesgo nuestro abastecimiento alimentario.
A
Luis Planas un ministro de Agricultura sensato, de quien dependen los regadíos,
aunque no el agua, lo tienen relegado en un segundo término, fruto de la
prepotencia de un ministerio sobre el otro.
En
estos días el ministro de Consumo, Alberto Garzón, siguiendo la senda
ecologista se ha sacado de la manga, sin contar con Luis Planas ministro de
Agricultura, Pesca y Alimentación, competente en el sector ganadero y cárnico,
una campaña sobre reducción del consumo de carne, en base a las emisiones de
metano por los rumiantes y a las necesidades de agua para producir esa carne,
que por otra parte es fuente de proteínas y de otros elementos necesarios en
una alimentación equilibrada.
Usa
los datos a su antojo, sin compararlos con las emisiones de otros sectores y
sin matizar la procedencia del agua necesaria para producirlos. No es lo mismo
el agua de lluvia, la denominada agua verde que constituye la mayor parte (90%)
del agua necesaria para producir la carne, que el agua azul que correspondería
al agua de riego, que sí podría ser objeto de discusión. Y no tiene en cuenta
los esfuerzos investigadores para tratar de que nuevos tipos de alimentos del
ganado reduzcan la emisión de metano.
Este
hombre, urbanita del máximo nivel, no es consciente del daño que puede causar
al sector ganadero primero y a la industria cárnica detrás. Varias
organizaciones interprofesionales de la carne se han visto obligadas a remitir
una carta abierta al ministro rebatiendo una tras otras sus equivocadas tesis y
la bondad de sus datos.
Pedro
Sánchez ha desautorizado de inmediato a su ministro, porque la indignación que
ha levantado esta campaña en el sector agrario y en gran parte de la sociedad
amenazaba con engullirlo a él por apoyarla.
Y
para rematar, otra que tal baila, Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, se
presenta en Extremadura diciendo que el problema del campo español y del
extremeño es la precariedad laboral. Su desconocimiento del sector es de tal
magnitud que no es consciente ni de la importancia del mismo ni de su
problemática. Que no es precisamente la precariedad laboral sino la falta de
rentabilidad por la estabilización de los precios agrarios y el incremento
acelerado del coste de los insumos para los agricultores y ganaderos.
Así
que esto es lo que hay. A ver si en la que parece próxima crisis ministerial
empiezan a salir de este gobierno este hatajo de imprudentes.
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