viernes, 7 de mayo de 2021

 

REGADIOS: ENERGÍA CADA VEZ MÁS CARA

En el año 1998 se publicaron los primeros decretos tanto a nivel nacional como autonómico que contenían las directrices para modernizar los regadíos españoles. El objetivo era ahorrar agua pues ya se detectaba que el cambio climático, tal y como aseguraban los expertos, iba a proporcionar menos recursos hídricos disponibles.

La modernización consiste esencialmente en sustituir riegos por gravedad, grandes consumidores de recursos hídricos, por métodos de riego de alta eficiencia en el uso del agua, siendo su exponente principal el riego por goteo.

Los regantes entendieron el mensaje y se aplicaron a la modernización poniendo su parte correspondiente en la financiación, la cual se llevaría a cabo a través de los citados decretos y de las cuatro Sociedades Estatales de Infraestructuras Agrarias (SEIASAs) en la actualidad refundidas en una única sociedad.

El resultado conseguido es que ya se riegan en España por métodos de alta eficiencia unos 2 millones de hectáreas. Esto ha supuesto un ahorro de agua en torno al 16 %. Somos el segundo país por detrás de Israel que mantiene un mayor porcentaje de riegos eficientes.

Para conseguir la modernización, es preciso utilizar más energía en las instalaciones porque normalmente el agua ha de ser presurizada en mayor o menor medida y esto exige el uso de energía adicional para conseguirlo.

Hasta julio de 2008 estaban vigentes unas tarifas especiales de riego denominadas R0 y R1 que suponían costes razonables para la energía eléctrica en los regadíos. Con la justificación de que una liberalización del sector eléctrico produciría reducción en el coste de la energía, fueron eliminadas en julio de 2008. Consecuencia para los regantes: el término de potencia se encareció en hasta un ¡ 1.000 % ¡ y, sumando el término de energía, el coste para los riegos se incrementó un 120 %.

Como ven se apremia a los regantes a modernizar sus riegos para ahorrar agua, para lo que es necesaria la utilización de más energía. Una vez en marcha la modernización, a los regantes se les incrementa desmesuradamente el coste de la energía. Inconcebible.  

Los regantes a través de FENACORE (Federación Nacional de Comunidades de Regantes) propusieron diversas soluciones para tratar de reducir estos desmesurados incrementos del coste energético: desde poder contratar sin penalización dos períodos de distinta potencia según sea época de riego o no lo sea, con lo cual se ahorraba bastante en el término de potencia, a pagar por la potencia realmente consumida y no por la contratada, aumentar a julio, mes de máximo consumo de los regadíos, el período P6 el más barato del término de energía o reducir el IVA del 21 al 10 %. Ninguna petición fue atendida.

La nueva normativa reguladora de los peajes y del coste energético que entrará en vigor en junio de 2021, contenida en la Circular 3/2021, de 17 de marzo, de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, por la que se modifica la Circular 3/2020, de 15 de enero, por la que se establece la metodología para el cálculo de los peajes de transporte y distribución de electricidad, y en el Real Decreto 148/2021, de 9 de marzo, por el que se establece la metodología de cálculo de los cargos del sistema eléctrico, encarecerá todavía más el coste de la energía para los regadíos.

El nuevo cambio tarifario supondrá una subida media del 96,7 % en el precio del término de energía, aunque como cuestión positiva está que se reducirá un 16,7 % el precio del término de potencia. Como además se eliminan períodos favorables P6 para el término de energía, como es el caso del mes de agosto que en la anterior normativa sí se contemplaba, el resultado neto será una subida estimada del coste de la energía eléctrica para los regantes que diversas fuentes valoran entre el 20 % y el 50 %.

Los nuevos tramos horarios están diseñados de tal forma que hacen muy difícil que los agricultores puedan agrupar los riegos en los períodos más baratos. Así que les tocará apechugar con nuevos costes que sin duda reducirán la capacidad de pago de muchas explotaciones de riego y sacarán del mercado a un buen número de ellas.

No obstante, pueden arbitrarse algunas soluciones para reducir este impacto tan negativo y hacer más llevaderos los nuevos incrementos del coste energético.

Desde FENACORE se recomienda: adaptarse en todo lo posible a los períodos en que la energía es más barata; evitar los excesos de potencia que serán muy penalizados; adaptar bien las estaciones fotovoltaicas a las condiciones del riego y en el caso de ser posible construir balsas en cotas que dominen la zona regable para llenarlas con bombeo nocturno cuyo coste es menor. Claro que esto lleva a más inversiones todavía.

La administración debería impedir estas notables subidas de coste, teniendo en cuenta el carácter estratégico del regadío que proporciona rentas y empleo en las áreas regadas, fija la población en el territorio, asegura la alimentación de los españoles y de nuestros visitantes, proporciona materia prima a la industria agroalimentaria y es un importante foco exportador que mejora nuestra balanza comercial exterior. Y de paso es un importante sumidero de CO2 de cara al cambio climático.

Sin regadío no habrá posibilidad de una agricultura productiva y viable en España. Y si nos quedamos sin regadíos que son un sector estratégico, nuestro abastecimiento alimentario quedará a expensas del capricho de los suministros que nos realicen países terceros. Alguien por los ministerios concernidos debería reflexionar seriamente sobre esta cuestión. Y dejar de poner zancadillas a nuestros regadíos.

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