viernes, 5 de febrero de 2021

 

VIEJOS DE ESPAÑA: EL TRIAJE HA VUELTO

En una entrada de este blog de hace unas semanas me preguntaba si dada la evolución que llevaba la pandemia y el incremento de ingresos hospitalarios que se estaba produciendo, volveríamos al despiadado “triaje” que se produjo en la primera oleada y en el que los mayores no entraban en las UCIs porque no había sitio, y se daba prioridad a la gente más joven.

Pues bien parece que en esta tercera oleada ya ha comenzado el “triaje” de nuevo y en las UCIs de los hospitales de Granada ya no ingresan los mayores de 80 años porque no son viables. Esa es la denuncia efectuada por el presidente del Sindicato Médico de Granada. Advierte de que se reducirá la edad de los que se ingresan en UCI en función de la demanda que exista.

La sanidad oficial granadina ha matizado diciendo “que se siguen criterios de viabilidad de los pacientes y sus patologías previas” que en el fondo es lo mismo que denuncia el presidente del Sindicato Médico granadino. Que el triaje ha vuelto y a los viejos se los deja a su suerte.

Me malicio que esta misma situación se dará en otras ciudades y hospitales, pero no ha trascendido a los medios de comunicación.

Casi un año después, los mayores vuelven a estar en almoneda y su vida vale muy poco. Eso sí pagan los mismos impuestos que el resto de los españoles. Pero al parecer no tienen derecho a recibir el mismo trato. Una cosa vergonzosa.

Y es que desde que empezó la pandemia no hemos aprendido prácticamente nada. Y por supuesto no culpo al estamento sanitario, el único que ha aprendido algo, que está haciendo lo posible y lo imposible y dejándose la piel y la vida para atender a los enfermos. Del triaje no tienen culpa los médicos ni el personal sanitario. Tienen que llevarlo a cabo porque no hay sitio material para atender a los enfermos con las UCIs llenas hasta las trancas. Nos advirtieron con tiempo de lo que se nos podría venir encima antes de la segunda oleada y de las Navidades. Pero estos políticos que nos mal gobiernan pasan de ellos.

Claro que como en junio ya “habíamos vencido al virus” y “salíamos más fuertes” los políticos y su inexistente comité de expertos se echaron a la bartola y se olvidaron de la pandemia, para centrarse en el veraneo y en la memoria histórica que, al parecer es lo importante ahora. Quitar cruces que se pusieron hace 80 años y de cuya simbología los españoles nos habíamos olvidado, parece ser que es lo que resolverá todos los problemas de la nación, incluida la crisis de la pandemia, las colas en Cáritas y Cruz Roja en demanda de alimentos por parte de miles de familias llevadas a la exclusión por la crisis, los Ertes, el paro galopante que nos agobia y las tribulaciones que están pasando los empresarios titulares de los miles de pequeñas y medianas empresas que están cerrando.

En lugar de aprovechar la tregua que nos dio el virus este verano y mejorar los hospitales aumentando las camas UCIs, buscando colaboración con la sanidad privada para utilizar sus instalaciones redactando los oportunos protocolos de actuación, se dedicaron al veraneo sin pensar que podían venir otras oleadas de ataque del SARS – Cov - 2, como así ha sido. Y eso que el estamento sanitario había advertido de posibles nuevas infecciones masivas del virus.

Se siguen manteniendo 22 ministerios y vicepresidencias para colocar a los colegas podemitas con el fin de asegurar los 35 votos correspondientes. De esta maraña ministerial sobran la mitad de los ministerios y dos o tres vicepresidencias. Los ministerios y la vicepresidencia podemita no cumplen función alguna y se dedican a colocar asesores a manta y a gastar en estupideces a cuál mayor, al marketing y a la propaganda y también a la intriga palaciega y mediática. Su objetivo es cargarse las principales instituciones como la monarquía o el poder judicial, para llevarse por delante la modélica transición que culminó en la Constitución de 1978 que supuso la reconciliación entre españoles que ahora vuelven a estar enfrentados.

Todo ese gasto superfluo se debería haber dedicado a reforzar nuestro sistema sanitario público, de modo que se hubieran mejorado los medios existentes y se hubiera contratado más personal para reforzar a unas plantillas que están agotadas física y psicológicamente y un gran número de ellos atacados por el virus.

La única dirigente que se le ocurre levantar en tiempo récord un hospital de pandemias, que está cumpliendo una estupenda función ante las nuevas oleadas del virus, recibe críticas inmisericordes, de aquellos que en su ineptitud no han sido capaces de mover un dedo ni de invertir un euro para mejorar las condiciones sanitarias de su competencia. Y además se producen sabotajes en este hospital que ponen en peligro la vida de los enfermos. Los que los llevan a cabo o los justifican y fomentan son unos miserables y unos canallas.

Y todo esto ante la mirada inane de un gobierno central que ha abdicado de tener responsabilidad alguna ni de ejercer el liderazgo en la lucha conta la pandemia. La responsabilidad la han trasladado hábilmente a las comunidades autónomas ya que tienen transferidas las competencias en materia sanitarias. Las vacunas son cosa de la UE y no de ellos y si hay problemas de abastecimiento se llaman a andana. Me pregunto qué pito toca el gobierno nacional en todo este asunto.

Las consecuencias las vuelven a pagar los viejos. Los que levantaron España con su trabajo en la dictadura y trajeron el estado del bienestar. Les pagan todos sus esfuerzos con el triaje. Claro que como se sacrificaron tanto, harán un sacrificio más: morirse. De vergüenza.

 

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