CAFELITOS A 0,74 €
En
el Congreso de los Diputados de las Cortes Españolas, el que se ubica en el
edificio de la carrera de San Jerónimo en Madrid, que tiene dos leones en su portada
principal, hay instalada una cafetería para deleite y solaz de los señores
diputados. Además del bar podemos encontrar también un buffet y un restaurante
bien dotados para que puedan yantar allí los señores parlamentarios, sin
necesidad de salir del complejo legislativo. Su tiempo es de gran importancia
para España, así que cuanto menos salgan de las instalaciones, mejor.
En
esa fábrica o factoría de leyes el precio de las bebidas para los diputados
resulta ser muy asequible. Por ejemplo, un cafelito, que dirían los castizos
del foro madrileño, cuesta a los padres de la patria la módica cantidad de 0,74
€. Un chollo. Supongo que este precio tan reducido puede conseguirse porque el
servicio está subvencionado directamente o de manera indirecta para que se note
menos. En el país de la subvenciones - yo les invito a que, cualquier día, lean
el Boletín Oficial del Estado o los boletines autonómicos, para que puedan
apreciar la cantidad de cosas que `pueden subvencionarse en España - también
los cafelitos y otras necesidades de los padres de la patria son objeto de
subvención más o menos encubierta.
Al
currito español, ese que se levanta a las 6 de la mañana un día sí y otro
también para ir al trabajo, el tomarse un café no le cuesta menos de 1€ y eso
en bares muy concretos. Lo normal es que tenga que desembolsar entre 1,2 y 1,5
€ del ala. Y eso sin meterse en libros de caballerías o sea en cafeterías de
cierto lujo en donde el precio sube bastante más.
O
sea que, tirando por lo bajo, a un padre de la patria el café le cuesta un 26 %
menos que a un currante y tirando un poco más alto, menos de la mitad. Según
sea el bar o cafetería en donde se tome. Suponiendo una ingesta de dos cafés
diarios y unos 200 días de trabajo al año (de los diputados, claro está, pues
lo currantes trabajan bastantes días más) el ahorro para aquellos oscila entre
104 y 304 € anuales. No está mal tratándose sólo del cafelito.
Las
“cañas”, una tradición española en la que los parlamentarios deben dar ejemplo
y ser líderes en su consumo salen a 0,81 €. Un precio casi de saldo. Por fuera
están entre 1,2 y 1,5 €. Un diputado responsable que sólo se tome una “cañita”
al día se ahorrará al año entre 78 y 138 € al año.
El
menú del día que consta de primero y segundo plato, postre, pan y bebida, se
sirve por la módica cifra de 7,89 € en el buffet. Su precio normal en
cafeterías normalitas de la zona puede oscilar entre 10 y 12 €. En las de lujo
bastante más, claro. De modo que calculando el ahorro en comidas un
parlamentario al uso, el que vaya todos los días de trabajo a las Cortes (200
días, pusimos) puede ahorrarse entre 422 y 822 € año sobre lo que le costaría
si comiera en cafeterías normales. Que no está mal. De cena ni hablamos porque
allí no debe quedarse a cenar nadie. Sería una jornada de trabajo excesiva para
los cuerpos serranos de los diputados.
Así
que como pueden ver el sustento parlamentario no les sale nada mal a sus
señorías. Más bien gozan de unos precios bastante por debajo de los que rigen
en el mercado. Se ahorrarían sólo en el cafelito, las cañas y la comida entre
604 y 1.264 € al año sobre lo que le costaría a un currante hispano.
Como
han podido comprobar, las consumiciones de los congresistas se convierten en
una fábrica de ahorrar para la “buchaca” de sus señorías. Que se lo merecen.
Faltaría más. Por los grandes favores que hacen a la Patria.
Dándole
vueltas y más vueltas al caletre, aplicando varios algoritmos de los que están
de moda y un poco de inteligencia artificial base del futuro de la humanidad,
he logrado averiguar, tras ímprobos esfuerzos, la causa por la cual las bebidas
y comidas de sus señorías les salen tan baratas. Se debe a que ganan poco y
deben ser compensados para evitarles tribulaciones económicas. ¡Esa es la
causa, el poco sueldo que cobran¡
Detallando
que es gerundio. El sueldo de un diputado de base debe de andar por los 6.000 €
(al mes, claro está). A esa cifra se les debe añadir dietas y ayudas para
residencia, además de la gratuidad en sus desplazamientos. El salario mínimo
interprofesional en España está en 900 € y el medio español alrededor de los 1.700
€. Estas cifras explican la razón por la que ha de abaratarse el cafelito, las
cañas y el almuerzo de nuestros padres de la Patria. Con los sueldos de miseria
que perciben no tendrían para subvenir a sus necesidades durante el trabajo. Y
de ahí el chollo.
Por
la misma razón, los bajos sueldos, se les facilita un teléfono móvil y una tablet.
Ambos de última generación. Como ejemplo el Parlamento de una región de cuyo
nombre no quiero acordarme, se va a gastar, dicen las malas lenguas, 485.000 €
(más de 80,5 Millones de pesetas) para dotar a sus señorías de estos elementos
que les permitan estar en cabeza de las nuevas tecnologías.
Para
obtener estos beneficios y privilegios que se votan ellos mismos, los diputados
presentan una gran unanimidad en las votaciones. Siempre el resultado es
favorable a sus intereses.
Pero
hay que matizar: de los precios tan baratos del bar del Congreso se benefician
no sólo los diputados sino los empleados de la institución y las personas que
accedan por la razón que fuere a la cafetería. Así que ya me quedo más
tranquilo.
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