VIOLENCIA PACÍFICA
Voy
a comenzar recurriendo al diccionario de la Real Academia Española de la
Lengua. Objetivo: comprobar el significado de algunas palabras.
Violencia: Cualidad de violento. Violento: Dicho de una persona: Que
actúa con ímpetu y fuerza y se deja llevar por la ira. Que implica el uso de la
fuerza, física o moral.
Paz: Relación de armonía entre las
personas sin enfrentamientos ni conflictos.
Pacífico(a): Que hace referencia a la paz.
Oxímoron: Combinación en una estructura
sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan
un nuevo sentido.
Pues
bien lo que está ocurriendo en Cataluña desde hace unos años y en concreto la
serie de acciones que culminaron en la declaración unilateral de independencia
del año 2017 es, al decir de los soberanistas, un proceso que se ha caracterizado
por ser eminentemente pacífico.
Desde
un principio el movimiento separatista catalán ha tremolado la bandera del
pacifismo a lo largo del “procés”, deplorando las acciones violentas. La trampa
está en que los independentistas condenan la violencia de los demás, pero no la
suya, claro.
El
lavado de cerebro al que durante años ha sido sometida la sociedad catalana y
que ha calado en una parte de ella es de tal magnitud que personas de una
formación intelectual notable, abducidos por el furor independentista,
visualizan lo negro como blanco y en la violencia ven paz.
Y
es que 30 años de bombardeo mental iniciado en la escuela y continuado en
medios de comunicación afines al independentismo, la mayoría de ellos dirigidos
y/o subvencionados desde la Generalitat, ha afectado parcialmente a una
sociedad que sólo asume lo que les predican a diario desde medios como TV3 o Cataluña
Radio, los cuales están al servicio incondicional del separatismo catalán.
El
grado de deformación al que se ha llegado es de tal calibre que, para los
soberanistas, actos como la ocupación de autovías y carreteras con corte de
tráfico durante horas utilizando la quema de neumáticos y otros residuos, bajo
la complaciente mirada de los Mossos, con miles de conductores y usuarios
atrapados, son actuaciones amorosas y pacíficas.
El
corte de vías férreas por el mismo sistema y la toma de estaciones de Metro
impidiendo la circulación de los convoyes y afectando al trabajo y a los
intereses de los ciudadanos también son actuaciones que se hacen en son de paz.
Y
qué decir de los ataques urbanos a bienes de empresas e instituciones causando
destrozos y pérdidas continuadas a los mismos. Eso también es puro pacifismo.
Y
no olvidemos los escraches a diferentes políticos o sedes de partidos
constitucionalistas así como a algunos jueces o a periodistas que cubren las
manifestaciones también son para ellos actos pacíficos. Por supuesto que patear
coches de la Policía o de la Guardia Civil son acciones cariñosas donde la
violencia brilla por su ausencia.
Alguien
con gran ironía, socarronería y un punto de humor, ha definido que estos actos
llevados a cabo por los separatistas y especialmente por los CDR y la CUP son
actuaciones de “violencia pacífica”. Inteligente conclusión con el invento de
este oxímoron.
Lo
último que nos quedaba por vivir es el inicio de movimientos de signo terrorista
como el que ha implicado a miembros de los CDR (Comités de Defensa de la
República). 7 de ellos han sido detenidos y encarcelados, después de un año de
investigación por la Guardia Civil con autorización judicial, y a espaldas de
los Mossos para evitar interferencias. Estos “pacifistas” han sido sorprendidos
con la manos en la masa y se les ha incautado diversos elementos para la
fabricación de explosivos como el amonal y planos de instalaciones de las fuerzas
de seguridad nacionales contra los que se perpetraban posibles atentados.
Incluso parece ser que entre sus objetivos se encontraba la ocupación por la
fuerza del parlamento catalán.
Pues
bien los irresponsables diputados separatistas en el parlamento de Cataluña,
ante estas detenciones, avaladas por el poder judicial, lo único que se les
ocurre es aprobar resoluciones de apoyo a los detenidos y de desobediencia
civil, de petición de expulsiones de la
Guardia Civil del territorio catalán y de una nueva declaración de la República
catalana. Los letrados del parlamento han advertido de la ilegalidad de la
aprobación de estas resoluciones. Pero ni caso. Como siempre hacen.
En
seguida la portavoz del gobierno central en funciones, con la convicción que le
caracteriza, ha comenzado a aplicar paños calientes y a echar pelillos a la mar,
indicando que la cosa no es para tanto y que por descontado no se dan las
condiciones para volver a aplicar el artículo 155 de la Constitución en
Cataluña, para tratar de enderezar la situación. Como es natural no ha
explicitado cuáles serían las circunstancias que justificarían su aplicación.
Tal
vez debería repasar la historia de España, solamente desde principios del siglo
XX y de este modo comprendería que las cosas empiezan con “violencia pacífica”
y suelen terminar de mala manera. Hay
ejemplos varios.
En
resumen, en Cataluña se ha acuñado un nuevo concepto para definir el pacifismo
de los separatistas: la violencia pacífica. ¡Qué cosas¡
Acertadisimo J Ignacio como siempre.
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