UN PARACAIDISTA
VALEROSO
Luis
Fernando Pozo, cacereño de nacimiento, es cabo primero de la Brigada Paracaidista
VI Almogávares. El día 12 de Octubre presencié, a través de la televisión, su
salto en paracaídas durante el desfile conmemorativo de la Fiesta Nacional de
España celebrado en el paseo de la Castellana en Madrid.
Iba
por delante de él un compañero guía el cual tomó tierra sin problemas en el
paseo en el que tenía lugar el desfile. Detrás tendría que aterrizar nuestro
cabo que además del paracaídas portaba una bandera española de considerables
dimensiones que sin duda era una dificultad añadida al salto, ya de por sí
difícil por la precisión que entrañaba.
Estoy
convencido de que cuando el paracaidista surcaba el cielo de Madrid, desde los
1.500 metros de altura, y contemplaba la gran urbe madrileña y los miles de
personas que desde el paseo de la Castellana daban vivas a España, imaginaba un
aterrizaje perfecto delante de la tribuna presidencial ocupada por el Rey. Era
lo previsto y su meta a alcanzar.
Una
ráfaga de viento fue la causa de que ya muy próximo a conseguir su objetivo
impactara contra una farola de las que iluminan el paseo madrileño. Como los
buenos toreros, ni se miró para ver si tenía alguna herida. Su primer pensamiento
fue conseguir que la enseña nacional pasara a manos de sus compañeros para
llevarla al mástil donde habría de ser izada. Consiguió el objetivo primordial
de su salto: que la bandera de España fuera enarbolada y presidiera el desfile
con todos los honores.
Después
se procedió a su rescate que afortunadamente se produjo sin que presentara ningún problema de salud tras el
impacto. Aunque sí que se notaba en su rostro la decepción y frustración de no
haber completado su tarea con éxito. Se interpusieron una ráfaga de viento y
una farola. Pero estas cosas pasan y como él sabe mucho mejor que yo, estos
contratiempos son gajes del oficio. Por eso ha de tomarlo con humor y pasar el
incidente a ocupar su anecdotario personal.
Este
hombre ha de estar orgulloso de lo que hizo en el desfile. Fue elegido para realizar
ese salto porque es un magnífico paracaidista que goza de la confianza de sus
mandos. Por algo le eligieron. No vale cualquiera. Se escoge al mejor. Más de
600 saltos le avalan. Lo de ayer fue una contrariedad que en nada ha de empañar
su carrera militar ni menoscabar un ápice su dignidad de soldado de España. Es
un valeroso y digno militar. Esto lo piensan millones de españoles que le
apoyaron al igual que lo pienso yo. Y también los Reyes, el presidente del
gobierno en funciones y su ministra y mandos militares que le animaron tras el
desfile.
Luis
Fernando ha demostrado una dignidad y valentía que le honran. Su actuación fue el contrapunto del
comportamiento de algunos indignos políticos españoles que no acuden al
desfile. Desde una deslealtad institucional que en cualquier otro país sería
objeto de sanción, dos personajes nefastos para España pero que cobran
sustanciosas cantidades, del presupuesto patrio no asistieron al desfile. Lo
vienen haciendo desde hace varios años sin que se les caiga la cara de
vergüenza.
Me
refiero a los presidentes autonómicos de Cataluña y del País Vasco. Dos
sátrapas regionales que piensan que sus comunidades autónomas son reinos de
taifas suyos, como si fueran sus fincas particulares. Dos presidentes de
regiones privilegiadas por los gobiernos centrales de todo color y condición
desde la dictadura a la democracia. Que cediendo y cediendo, a base de paños
calientes y de mirar para otro lado, nos han llevado a las puertas de la
independencia que ambos quieren obtener a cualquier precio. Hasta el precio de
la indignidad. Después de alcanzar las mayores cotas de desarrollo en base a
privilegios como los conciertos fiscales en el País Vasco o la concentración de
inversiones en Cataluña, arrastrando a sus feudos emigrantes de otras regiones
de España. Ahora desde su privilegiada posición quieren la independencia.
Menuda chusma.
Nuestro
cabo Luis Fernando debe estar satisfecho pues con su salto hizo mirar al cielo
a millones de españoles de buena voluntad que veían en nuestra bandera un punto
de unión de pueblos diversos pero que llevan muchos años juntos en la patria
común que es España. Y que en su abrumadora mayoría quieren seguir en ese proyecto
nacional tan sugestivo. Que ha pasado por momentos imperiales y por momentos
duros y hasta crueles de enfrentamientos entre hermanos. Pero que ha escrito
una historia común muy brillante, con gestas como el descubrimiento de América
o la circunnavegación de la tierra que son la admiración de muchos países.
Una
unidad nacional que ahora cuatro indocumentados como Pablo Iglesias, otro
comunista de casoplón, y nómina cuantiosa del presupuesto nacional, que tampoco
asistió al desfile, pretenden romper.
Así
que amigo Luis Fernando mucho ánimo y a seguir entrenando y haciendo saltos de
precisión. Y que en el desfile del año próximo no se produzca un viento
racheado, ni se interponga una farola en su trayectoria. Seguro que saldrá
triunfante. Se lo merece. Por su valentía, por su dignidad y por su humildad.
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