SIERRA DE
CAZORLA, BAEZA Y ÚBEDA: NATURALEZA Y ARTE
Mi
primer viaje de jubilado con el Mundo Senior del IMSERSO (Instituto de Mayores
y Servicios Sociales) me ha proporcionado una agradable experiencia que
recomiendo a quienes todavía no hayan participado de estos viajes, pues estoy
seguro que les resultará muy gratificante hacerlo.
Elegimos
junto a María José y Paco, un matrimonio muy amigo nuestro, ella farmacéutica
en activo y él médico jubilado, un viaje mixto de naturaleza y cultura por la
sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, un inmenso parque natural de 210.000 ha
ubicadas en la provincia de Jaén, completado con una vertiente cultural como ha
sido la visita a dos ciudades cercanas y a cual más bella: Baeza y Úbeda.
En
el grupo coincidimos con viejos amigos: los placentinos Gema y Fernando y los cacereños Paquita y José Miguel.
También otras personas conocidas de Plasencia y Cáceres con las que hemos
estrechados lazos en el viaje.
La
excursión ha sido un éxito desde todos los puntos de vista que puedan
analizarse: un grupo de unas 50 personas que se han dedicado a hacer el viaje
agradable al compañero, una guía Laura y un conductor Juan dos magníficos
profesionales que nos han hecho disfrutar aún más de este periplo, un hotel
estupendo y unas comidas abundantes y bien cocinadas. No se puede pedir más. De
verdad me ha sorprendido la calidad del viaje. Creo que el IMSERSO se está
esmerando con los mayores que en el ocaso de sus vidas tratan de ver y aprender
cada vez más. Como si no hubiera un mañana que se dice ahora.
El
parque natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas es un espectáculo
de la naturaleza salvaje y bravía. Riscos y montañas que albergan lluvia y
nieve en las alturas de las cuales nacen los ríos Guadalquivir y Segura: uno
corre hacia la vertiente atlántica y el otro hacia la mediterránea.
Visitamos
el nacimiento del río Guadalquivir, el río grande de los árabes, en el corazón
del parque. Sus aguas en el tramo alto se despeñan desde las cumbres y los
ventisqueros dando lugar a un líquido elemento cristalino que se mantiene con
sus propiedades en estado prístino. Luego ya en el curso medio y bajo del río
se aprovecha este oro incoloro que es el agua para regar el mar de olivos que
se divisa desde las alturas de Cazorla y de La Iruela y cuyo fruto se
transforma en otro oro de un sabor inolvidable: el aceite de oliva virgen
extra. Ahora se abrevia aove. Una delicia.
Llevamos
a cabo una marcha por el curso del río Borosa un afluente en la cabecera del
río principal por su margen derecha, que corría a raudales con sus caudales
incrementados sensiblemente por las lluvias que descargaron antes y durante
nuestro viaje y que aunque nos incomodaran un poco, las dimos por buenas por la
riqueza que las mismas traían consigo para la economía de la zona. También
visitamos el santuario de Tíscar y la cueva del Agua ubicados en unos parajes
de una gran fragosidad y de excepcional belleza.
La
vertiente cultural culminó con la visita a dos ciudades bellísimas declaradas Patrimonio
de la Humanidad en 2003 con absoluta justicia.
Baeza
es la más pequeña de las dos, unos 18.000 habitantes, con un casco histórico en
el que existen edificios de singular arquitectura: el ayuntamiento, el palacio
de Jabalquinto, la antigua universidad y su catedral con una custodia de gran
valor que se expone al público. La mano del arquitecto Andrés de Vandelvira,
que fue el introductor en España de la bóveda baída o vaída, también conocida
como bóveda de pañuelo, se deja notar en muchos de sus edificios.
Pero
en Baeza sobre todo laten la poesía y la figura de Antonio Machado. A la muerte
de Leonor y en un estado casi de desesperación encontró en los paisajes y en la
tranquilidad de Baeza la calma que necesitaba. Durante el período 1912 – 1919
ocupó la cátedra de gramática francesa en el Instituto de la Santísima
Trinidad. Luego se trasladaría a Segovia y Madrid. Pero esa es ya otra
historia.
Úbeda,
con unos 36.000 habitantes es otra ciudad de gran belleza con unos monumentales
edificios que junto con los de Baeza fueron declarados al mismo tiempo
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003.
Conocida
como la ciudad de los cerros, por aquello de irse por los cerros de Úbeda, es
un centro neurálgico del aceite de oliva y una ciudad de servicios para su
amplia comarca.
Pero
su belleza radica en los numerosos edificios renacentistas que alberga obra del
mecenazgo de Francisco de los Cobos secretario del rey Carlos I, y de Juan
Vázquez de Molina secretario a su vez de este mismo rey y de su hijo Felipe II
y del talento del arquitecto Andrés de Vandelvira que puso su impronta en
muchos de los edificios entre los que destacan: el hospital de Santiago,
Palacio del Deán Ortega, Basílica de Santa María y Palacio de las Cadenas entre
otros. Una maravilla de ciudad.
En
resumen a la vista de la experiencia de este mi primer viaje, no puedo por
menos de recomendar los viajes culturales y de naturaleza del IMSERSO. Están
bien organizados e incrementan los conocimientos de los participantes,
permitiendo además tratar a nuevas personas. Así que, si pueden, apúntense a
ellos. No les defraudarán.
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