viernes, 12 de abril de 2019


SIERRA DE CAZORLA, BAEZA Y ÚBEDA: NATURALEZA Y ARTE

Mi primer viaje de jubilado con el Mundo Senior del IMSERSO (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) me ha proporcionado una agradable experiencia que recomiendo a quienes todavía no hayan participado de estos viajes, pues estoy seguro que les resultará muy gratificante hacerlo.

Elegimos junto a María José y Paco, un matrimonio muy amigo nuestro, ella farmacéutica en activo y él médico jubilado, un viaje mixto de naturaleza y cultura por la sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, un inmenso parque natural de 210.000 ha ubicadas en la provincia de Jaén, completado con una vertiente cultural como ha sido la visita a dos ciudades cercanas y a cual más bella: Baeza y Úbeda.

En el grupo coincidimos con viejos amigos: los placentinos Gema y Fernando  y los cacereños Paquita y José Miguel. También otras personas conocidas de Plasencia y Cáceres con las que hemos estrechados lazos en el viaje.

La excursión ha sido un éxito desde todos los puntos de vista que puedan analizarse: un grupo de unas 50 personas que se han dedicado a hacer el viaje agradable al compañero, una guía Laura y un conductor Juan dos magníficos profesionales que nos han hecho disfrutar aún más de este periplo, un hotel estupendo y unas comidas abundantes y bien cocinadas. No se puede pedir más. De verdad me ha sorprendido la calidad del viaje. Creo que el IMSERSO se está esmerando con los mayores que en el ocaso de sus vidas tratan de ver y aprender cada vez más. Como si no hubiera un mañana que se dice ahora.

El parque natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas es un espectáculo de la naturaleza salvaje y bravía. Riscos y montañas que albergan lluvia y nieve en las alturas de las cuales nacen los ríos Guadalquivir y Segura: uno corre hacia la vertiente atlántica y el otro hacia la mediterránea.

Visitamos el nacimiento del río Guadalquivir, el río grande de los árabes, en el corazón del parque. Sus aguas en el tramo alto se despeñan desde las cumbres y los ventisqueros dando lugar a un líquido elemento cristalino que se mantiene con sus propiedades en estado prístino. Luego ya en el curso medio y bajo del río se aprovecha este oro incoloro que es el agua para regar el mar de olivos que se divisa desde las alturas de Cazorla y de La Iruela y cuyo fruto se transforma en otro oro de un sabor inolvidable: el aceite de oliva virgen extra. Ahora se abrevia aove. Una delicia.

Llevamos a cabo una marcha por el curso del río Borosa un afluente en la cabecera del río principal por su margen derecha, que corría a raudales con sus caudales incrementados sensiblemente por las lluvias que descargaron antes y durante nuestro viaje y que aunque nos incomodaran un poco, las dimos por buenas por la riqueza que las mismas traían consigo para la economía de la zona. También visitamos el santuario de Tíscar y la cueva del Agua ubicados en unos parajes de una gran fragosidad y de excepcional belleza.

La vertiente cultural culminó con la visita a dos ciudades bellísimas declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2003 con absoluta justicia.

Baeza es la más pequeña de las dos, unos 18.000 habitantes, con un casco histórico en el que existen edificios de singular arquitectura: el ayuntamiento, el palacio de Jabalquinto, la antigua universidad y su catedral con una custodia de gran valor que se expone al público. La mano del arquitecto Andrés de Vandelvira, que fue el introductor en España de la bóveda baída o vaída, también conocida como bóveda de pañuelo, se deja notar en muchos de sus edificios.

Pero en Baeza sobre todo laten la poesía y la figura de Antonio Machado. A la muerte de Leonor y en un estado casi de desesperación encontró en los paisajes y en la tranquilidad de Baeza la calma que necesitaba. Durante el período 1912 – 1919 ocupó la cátedra de gramática francesa en el Instituto de la Santísima Trinidad. Luego se trasladaría a Segovia y Madrid. Pero esa es ya otra historia.

Úbeda, con unos 36.000 habitantes es otra ciudad de gran belleza con unos monumentales edificios que junto con los de Baeza fueron declarados al mismo tiempo Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003.

Conocida como la ciudad de los cerros, por aquello de irse por los cerros de Úbeda, es un centro neurálgico del aceite de oliva y una ciudad de servicios para su amplia comarca.

Pero su belleza radica en los numerosos edificios renacentistas que alberga obra del mecenazgo de Francisco de los Cobos secretario del rey Carlos I, y de Juan Vázquez de Molina secretario a su vez de este mismo rey y de su hijo Felipe II y del talento del arquitecto Andrés de Vandelvira que puso su impronta en muchos de los edificios entre los que destacan: el hospital de Santiago, Palacio del Deán Ortega, Basílica de Santa María y Palacio de las Cadenas entre otros. Una maravilla de ciudad.

En resumen a la vista de la experiencia de este mi primer viaje, no puedo por menos de recomendar los viajes culturales y de naturaleza del IMSERSO. Están bien organizados e incrementan los conocimientos de los participantes, permitiendo además tratar a nuevas personas. Así que, si pueden, apúntense a ellos. No les defraudarán.


No hay comentarios:

Publicar un comentario