LA DIPLOMACIA
ESPAÑOLA Y CATALUÑA
Es
sabido que en el cuerpo diplomático español prestan servicio unos excelentes
profesionales que acceden a él tras duras oposiciones y que en general han
llevado a cabo y continúan haciéndolo una excelente labor.
También
los agregados de las diferentes ramas en las embajadas suelen ser personas muy
preparadas con una gran capacidad de relación para llevar la mejor imagen de
España al exterior.
La
experiencia que viví en Brasil en el trienio 1987-89 en la que participé como
profesor en los másteres de ingeniería de regadíos que impartimos a ingenieros
brasileños me permitió conocer tanto la embajada española como la agregaduría
agronómica servida por personas de un alto nivel y categoría.
Pero
nuestra diplomacia no es un estamento independiente sino que trabaja según le
ordena el gobierno de España y específicamente el Ministerio de Asuntos
Exteriores de quién depende el cuerpo diplomático.
Y
en el asunto catalán se ha producido por parte de los diferentes gobiernos de
España una dejación de funciones muy notable de modo que se ha permitido que
los voceros independentistas hayan dado su versión al exterior sin que en
ningún momento, nadie de nuestro servicio diplomático, que hubiera sido el más
indicado para hacerlo, haya argumentado en contra. Estoy seguro que no ha
actuado debido a que las directrices ministeriales se lo han impedido.
Tanto
el gobierno popular de Rajoy como el socialista de Sánchez han consentido con
una dejación impropia de políticos con sentido de estado, que los soberanistas,
con dinero público, hayan montado una red de propaganda fuera de España para
difundir sus tesis en los medios de comunicación mundiales y entre
representantes de organismos de diferentes países.
El
resultado de esta acción continuada en el tiempo es que empiezan a asumirse por
bastantes estamentos fuera de España las tesis independentistas: España roba a
Cataluña, el estado español es franquista y represor, los golpistas son seres
benévolos e inocentes y están presos por sus ideas políticas. En fin todos los
mantras que ya conocemos en España pero que han sido difundidos con profusión
por los soberanistas catalanes fuera de nuestras fronteras. Han ganado por la
mano al Estado Español la batalla de la información exterior.
Un
débil y medroso gobernante como Rajoy fue el primero que consintió esta
situación por su pánico a aplicar el artículo 155 en Cataluña en el momento
adecuado, debido a su tendencia a no incomodar a los soberanistas en la
creencia de que volverían al redil. El asunto terminó en un golpe de estado que
hoy se juzga en los tribunales. Los independentistas hicieron de su capa un
sayo e incluso abrieron “embajadas” en el exterior sin que el gobierno español
moviera un músculo para impedirlo. Desde estas legaciones han difundido sus
mensajes sin que la diplomacia ni el gobierno español desmontaran sus ilegales
y antidemocráticos argumentos.
Lo
del sanchismo ha sido todavía peor. A los independentistas se le han reducido
todos los controles, especialmente los de las cuentas públicas y el estado
español ha desaparecido todavía más de Cataluña. Incluso se les ha ofrecido en
una ingenuidad suicida un status de igual a igual con España para una posible
negociación todavía no sabemos de qué.
Claro
que lo que sucede en España, la kafkiana situación que se da en la que el
presidente del gobierno es apoyado y sustentado por los separatistas y filo
etarras cuyo objetivo es destruir nuestro país, estoy seguro que es imposible
que pueda darse en un país democrático de nuestro entorno.
Entretanto
nuestra diplomacia se ha mostrado inerme y pasiva. No se ha usado nuestro
servicio diplomático para desmontar ante medios de comunicación y organismos
diversos las mendaces teorías del separatismo catalán.
Sólo
algún político aislado como Borrell ha intentado desmontar esas tesis. Pero
como Ministro de Asuntos Exteriores no ha utilizado adecuadamente nuestras
embajadas y sus funcionarios para dar cumplida respuesta a los golpistas.
El
corolario de toda esta dejación de funciones es que las tesis golpistas se
extienden como mancha de aceite por medios de comunicación y organismos
diversos, sin que nadie desde España les haga frente. Al mismo tiempo perdemos
fuerza en el contexto internacional en el que cada vez representamos menos.
De
ahí que 41 senadores franceses, curiosamente Francia es el país más jacobino
del mundo, se permitan criticar el juicio del “procés” poniéndose del lado de
las tesis independentistas.
Y
que el presidente de Méjico, país en el que estuvo Sánchez hace bien poco en
visita oficial, nos exija que el Rey pida perdón de nuestra actuación en el
descubrimiento de aquellas tierras. Menos mal que muchos historiadores
nacionales y extranjeros incluidos mejicanos desmontan la falacia.
Y
aprovechando la debilidad de un gobierno cuya principal virtud es la de mirar
para otro lado, el jefe musulmán de Córdoba se permite exigir al Rey que pida
perdón por la Reconquista. Acojonante. Con perdón.
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