martes, 18 de septiembre de 2018


UN VIAJE POR LA VÍA ROMANA DOMITIA

Acabo de regresar de un viaje que me ha llevado a recorrer la vía romana denominada Domitia a lo largo de las modernas carreteras que la han sustituido, así como a visitar ciudades que estaban en su trazado o en sus cercanías, ubicadas en territorio francés.

La excursión la hemos llevado a cabo un grupo de buenos amigos, y amigas claro está, que anualmente nos desplazamos en un viaje por Francia para practicar el idioma galo que aprendemos durante el curso académico. Somos cuatro matrimonios que intentamos aproximarnos al conocimiento de la historia y de las gentes de algunas regiones francesas destacadas.

El año pasado anduvimos por tierras de cátaros y este año hemos viajado siguiendo las nuevas autovías que han sustituido a la vía romana denominada Domitia, visitando las ciudades por las que la calzada romana pasaba y otras ciudades próximas. Esta vía unía los Alpes con los Pirineos y con Hispania y fue iniciada su construcción en el año 118 a.C.

Comenzamos nuestro periplo en la ciudad de Avignon que no está exactamente en la vía Domitia pero sí próxima a ella, y luego hemos recalado en Nimes, Montpellier, Béziers y Narbonne. De paso nos hemos desviado para contemplar la belleza de ciudades como  Aix en Provence y  Arlés.

Núcleos de gran monumentalidad e historia como Avignon nos han mostrado la fortaleza y el poderío del papado durante los siglos XIV y XV. Siete de las cabezas de la Iglesia, dada la inseguridad existente para ellos en la Roma de la época, residieron en Avignon entre 1309 y 1378. Levantaron, en diferentes fases, una monumental construcción denominada Palais des Papes que se ubica en un promontorio rocoso situado sobre el río Ródano: Rocher des Droms.

Entre 1378 y 1417 en que terminó el Cisma de Occidente,  también residieron allí dos antipapas: Clemente VII y Benedicto XIII, este hasta su huida a Peñíscola.

Antes de abandonar Avignon, hemos dado un paseo en barco por el caudaloso río Ródano lo que nos ha permitido contemplar la consistencia de la ciudad y de sus murallas así como su puente inacabado inspirador de la canción “Sur le Pont d’Avignon”.

Dejada atrás la ciudad papal hemos tomado la vía Domitia propiamente dicha, hoy día sigue aproximadamente su trazado una moderna autopista, para dirigirnos a Nimes. Una ciudad de rancio sabor a Roma con un coliseo muy bien conservado en el que se celebran en la actualidad varias corridas de toros a lo largo de la temporada.

Me sorprendió la gran afición por la tauromaquia que hay en esta bella urbe y en su entorno. Coincidimos en los días en que se celebraban sus Ferias y daban dos corridas de toros al día. Una por la mañana y otra vespertina. Destacados diestros como Enrique Ponce, El Juli, Sebastián Castella, Juan Bautista o el extremeño Emilio de Justo tomaban parte en ella. Y ganaderías de bravo tan destacadas como la de Victorino Martín también.

La Maison Carrée de Nimes es otro monumento de la Roma imperial digno de visitarse. Y no nos perdimos el darnos una vuelta por la Place du Marché en la que reina un gran ambiente en sus terrazas y cafés.

Arlés es otra ciudad muy bella de antecedentes romanos. Se levantan allí un anfiteatro y otro coliseo muy bien conservado en el que también se dan espectáculos taurinos con asiduidad. Ha sido restaurado con gran acierto y dispone de un aforo de 14.000 espectadores. La portada de su catedral románica y el claustro son de una gran belleza.

Aix en Provence, la ciudad de Paul Cezanne, es una urbe de la Provenza que inspirara al autor sus pinturas. El Café des Deux Garçons situado en el Cours Mirabeau trae recuerdos de las tertulias que el pintor mantenía allí. La catedral de San Salvador es otro monumento a visitar en la ciudad. En ella en 1906 se celebraron los funerales por el insigne pintor.

En nuestro recorrido también recalamos en otras tres ciudades por las que pasaba la vía Domitia.

Montpellier, pujante ciudad que posee un acueducto que desemboca en la cisterna que abastecía de agua a la ciudad. Una maravillosa y compacta catedral junto a la Facultad de Medicina, la Place de la Comedie núcleo central de la vida de la ciudad y el barrio más moderno y comercial denominado Antigone obra del arquitecto español Ricardo Bofill.

Béziers nos deparó una majestuosa vista de la ciudad y de su catedral de Saint Nazaire, desde los puentes sobre el río Orb. También disfrutamos de una obra de ingeniería viva y en uso: las 9 exclusas del canal du Midi, obra faraónica que une el Atlántico con el Mediterráneo atravesando Francia.

Por último hicimos escala en Narbona una regia ciudad capital de la Narbonensis que está cruzada por el canal de la Robine y atravesada por la vía Domitia de la que se conservan restos en muy buen estado. Su antiguo ayuntamiento cercano al palacio del arzobispo y su grandiosa catedral son destacables monumentos de la ciudad.

En resumen un periplo cultural y de placer que me ha permitido pasar unos días de ocio con unos excelentes amigos. Habrá que seguir con la tradición de estos viajes en próximos años. Uno conoce personas y sitios. Y eso es muy formativo. Aunque uno ya  tenga su edad y haya visto muchas cosas, sitios y personas. Siempre se aprende.

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