LOS MANTEROS DE
ISLANTILLA
Islantilla
es un precioso enclave veraniego situado en la costa de Huelva, formado por
urbanizaciones muy bien diseñadas, con alturas limitadas y un campo de golf de
28 hoyos al que acude un importante número de extranjeros, especialmente en
invierno, traídos por avión a Faro y a Sevilla desde las frías tierras del
norte y centro de Europa.
Es
un lugar de veraneo al que acuden mayoritariamente familias españolas pero
también es frecuentado por nuestros vecinos portugueses. Familias de clase
media con niños y también jubilados, entre los que me encuentro, constituyen el
núcleo principal de veraneantes, ya que se trata de un enclave dotado de un
clima muy suave, sin vientos fuertes, excelentes playas y que además
proporciona una gran tranquilidad y seguridad a las familias.
Aproximadamente
la mitad del territorio de Islantilla pertenece al término municipal de Lepe,
la parte este y la otra mitad al de Isla Cristina, la zona oeste. Una
Mancomunidad formada por ambos consistorios se encarga del mantenimiento y
conservación de este enclave.
Islantilla
dispone de un bello paseo marítimo que discurre paralelo al océano Atlántico y
es el lugar de esparcimiento, paseo y cita de los numerosos veraneantes y
turistas que pueblan Islantilla. En la parte central de este paseo se ubica un
centro comercial en el que están instalados un buen número de comercios y
restaurantes siendo el sitio al que acuden con preferencia los veraneantes para
sus compras o asueto.
Desde
hace unos años este paseo marítimo es ocupado por “top mantas”. Al principio
sólo se instalaban en una parte del mismo, la más próxima al mar, pero desde
hace un par de años, al incrementarse su número, ocupan ambos lados del paseo,
lo que supone un serio obstáculo para la circulación de las personas y
especialmente de los cochecitos ocupados por niños pequeños o de las sillas de
ruedas de personas inválidas.
Se
forman unos atascos increíbles, de los que doy fe como paseante frecuente del
lugar, sin que ni la policía local de Lepe, ni la de Isla Cristina tomen medida
alguna para solucionar este problema. El cual empieza tomar el cariz de ser de
orden público al impedir estos puestos ambulantes una circulación fluida de
personas por un espacio público que es de los ciudadanos y que nadie debería
estar autorizado a ocupar en detrimento de la población de turistas y
veraneantes.
Por
otra parte los comerciantes instalados legalmente que apoquinan a la hacienda
pública sus tasas e impuestos, se quejan de que la presencia de estos manteros
está perjudicando seriamente sus negocios. Representantes de los mismos evalúan
en un 25 % las caídas de ventas consecuencia de la presencia de estos puestos
“top manta” en el paseo, en las inmediaciones de sus propios locales. Exigen a
los responsables municipales de los dos ayuntamientos la adopción de medidas de
control de estos vendedores que campan a sus anchas en un número creciente día
a día.
El
asunto ya ha tomado dimensiones nacionales en los medios de comunicación que
han dado cuenta del problema generado en sus informativos. La Cuatro lo ha
tratado en profundidad, exhibiendo diversos reportajes sobre esta situación que
nadie parece querer o ser capaz de solucionar. Los dos ayuntamientos
concernidos, están haciendo dejación de sus funciones de aplicar las leyes y
ordenanzas vigentes que exigen la imposibilidad de ocupar la vía pública salvo
que se obtengan los oportunos permisos de la autoridad.
No
tengo nada en absoluto contra los manteros. Creo que son víctimas de las mafias
que los traen a España sacándoles los cuartos y los explotan con la venta de
estos productos del manta, la mayoría de ellos de procedencia ilegal y
fabricación clandestina fuera del control técnico y fiscal. Son economía
sumergida pura y dura.
Alguien
debiera poner coto a estos desmanes que no sólo existen en Islantilla sino que
ciudades de la importancia de Madrid y Barcelona también los consienten.
Y
es que las dos alcaldesas de las dos ciudades más importantes de España,
confunden la velocidad con el tocino y el culo con las témporas y se dedican a salvaguardar a estos manteros aplicando
principios de falsa solidaridad y protegiendo precisamente a aquellos que
infringen las normas y ordenanzas de sus propios ayuntamientos y a las mafias
que los explotan.
Estas
dos alcaldesas actúan mirando para otro lado mientras las mafias que dirigen a
estos manteros se forran a costa de ellos y están causando un grave perjuicio a
los comerciantes y negocios que cumplen la ley y pagan sus impuestos.
De
momento no he observado incidentes en Islantilla, pero sí los he visto a través
de la televisión en Barcelona en donde un grupo de manteros agredió con saña a
un turista por el hecho de defender a una señora que trataba de pasar con su
carrito a través del bosque de mantas. Aunque en Barcelona en lugar del slogan
independentista de “Barcelona ciudad de paz”, que es falso de toda falsedad,
examinen la historia y verán, deberían haber puesto “Barcelona, ciudad sin ley”.
Es mucho más adecuado a la situación que se vive allí.
Confiemos
en que de una vez por todas se tomen medidas contra esta invasión de los
espacios públicos, que son de todos y no de unos cuantos que además se mueven
en la más absoluta ilegalidad.
Es la inversión de la Ley. Quienes la cumplen siempre, si un día fallan, palo. Quienes la vulneran de continuo, son elevados a los altares. Es eso que se ha dado en llamar "buenismo". Que de bueno no tiene nada. Se ha apoderado de las ciudades, e intimidado a los ciudadanos que tienen miedo de hacer nada, porque nadie les protege.
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