viernes, 17 de noviembre de 2017

ES IMPRESCINDIBLE RECUPERAR EL FERROCARRIL RUTA DE LA PLATA

Hace unos días en compañía de un grupo de muy apreciados amigos visité una parte de la sierra de Béjar. Nuestro cuartel general lo ubicamos en Peñacaballera un precioso pueblo de montaña cercano a la ciudad bejarana.

En una de las marchas caminamos por la vía verde en la que han convertido la otrora importante vía férrea conocida como la Ruta de la Plata. Recorrimos el tramo entre Puerto de Béjar y Béjar unos 10 kilómetros que resultan muy cómodos de andar dadas las moderadas pendientes del trazado ferroviario y la uniformidad conseguida en el nuevo firme del camino antes ocupado por las vías del ferrocarril.

Los ingenieros romanos ya advirtieron la importancia de este eje que inicialmente unía dos urbes muy importantes durante el período de la dominación romana en Hispania: Augusta Emérita (Mérida) la capital de la provincia romana de Lusitania y Asturica Augusta (Astorga) una importante ciudad de la provincia Tarraconense.

La distancia más corta desde Andalucía Occidental (provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz), Extremadura y Castilla y León hacia los mercados europeos es esta estratégica ruta.  Por eso ingenieros más modernos la prolongaron por el norte hasta Gijón y por el sur hasta Sevilla, tanto por carretera (primero la N-630 y más tarde la Autovía A 66) como por ferrocarril (la Ruta de la Plata que unía Sevilla y Gijón).

Por el camino reflexioné sobre algunos aspectos de esta última infraestructura hoy cerrada al tráfico entre Plasencia y Astorga, desmantelada casi totalmente y parcialmente convertida en vía verde.

La vía férrea Ruta de la Plata se abrió en 1893 entre Plasencia – Empalme (luego se denominaría Palazuelo – Empalme y más tarde Monfragüe) y Hervás. El tramo desde ese último punto hasta Astorga quedó concluido en 1896. Antes ya se habían construido los tramos entre Plasencia – Empalme y Cáceres al sur y entre Astorga y el norte de España.

Constituye un eje no radial, que vertebra España de arriba abajo en un trazado que resultaba ser estratégico excepto para la consideración de las lumbreras de Renfe y del Gobierno socialista de la época (cada palo tiene que aguantar su vela) que procedieron al cierre del tramo Plasencia -  Astorga para el tráfico de pasajeros en 1985 y diez años después para el tráfico de mercancías. Luego se procedería al desmantelamiento de la infraestructura. Ante este dislate la Junta de Extremadura no rompió ningún cristal para impedirlo.

Nuestra incorporación a la UE y el posterior diseño de ejes ferroviarios transeuropeos, entre otros el Eje Atlántico Irún – Salamanca – Portugal,  hace que la Ruta de la Plata ahora desmantelada, haya adquirido una importancia estratégica aún mayor que la que tenía antaño y sería un eje de trasporte fundamental para llevar hacia Europa viajeros y mercancías de las regiones del oeste español y de forma muy especial desde Extremadura.

Por esta razón y para enlazar allí con el Eje Atlántico sería de absoluta prioridad para Extremadura reconstruir como mínimo el tramo entre Plasencia y Salamanca hoy día fuera de servicio, aunque sería más conveniente todavía hacerlo hasta Astorga. Y además mejorar también el tramo Mérida – Sevilla. Eso sí habría de ejecutarse con un trazado y unas características avanzadas propias del siglo XXI. Tendría que ser una línea doble electrificada para uso de viajeros y mercancías, que permitiera la circulación de trenes tipo Alvia o Avant con velocidades en torno a los 200 km.h-1.

Esto permitiría a las mercancías extremeñas alcanzar a coste y tiempo mínimos los mercados europeos y también los puertos del norte y del sur de España. La reconstrucción de esta línea férrea y su puesta en servicio debería ser una de las prioridades de nuestra administración autonómica.

Pero no se aprecia un gran interés en la Junta de Extremadura por reivindicar esta obra, con lo que incurre, en mi opinión, en un gravísimo error que pagaremos como tantos otros que se han cometido. No nos merecemos esta descomunal falta de visión por parte de nuestros gobernantes. Deberían estudiar este tema con detenimiento y rectificar cuanto antes. La recuperación de esta infraestructura es vital para Extremadura.

Durante nuestra marcha el paisaje lució esplendoroso con un gran cromatismo fruto de una variada mezcla de tonos amarillos, ocres y rojizos propios del otoño. A ello se unía un firmamento de un color azul purísimo sin una nube que anunciara una lluvia esperanzadora dada la sequía que se cierne sobre España. Finalizamos la caminata por la que fue vía férrea Ruta de la Plata con un almuerzo en Béjar durante el cual pudimos degustar el plato típico de la zona: el “calderillo bejarano”.

De regreso a Cáceres nos detuvimos en Plasencia para realizar un rápido recorrido por el casco histórico. Durante el mismo pudimos contemplar alguno de sus bellos monumentos: las dos catedrales, varios palacios e iglesias y el Convento de Santo Domingo restaurado con gran acierto y convertido en un parador nacional de los mejores de la red española.

Quedamos en volver para visitar con más detenimiento esta majestuosa ciudad que es Plasencia, la perla del Valle. Merece la pena.

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