ES
IMPRESCINDIBLE RECUPERAR EL FERROCARRIL RUTA DE LA PLATA
Hace
unos días en compañía de un grupo de muy apreciados amigos visité una parte de
la sierra de Béjar. Nuestro cuartel general lo ubicamos en Peñacaballera un
precioso pueblo de montaña cercano a la ciudad bejarana.
En
una de las marchas caminamos por la vía verde en la que han convertido la
otrora importante vía férrea conocida como la Ruta de la Plata. Recorrimos el
tramo entre Puerto de Béjar y Béjar unos 10 kilómetros que resultan muy cómodos
de andar dadas las moderadas pendientes del trazado ferroviario y la
uniformidad conseguida en el nuevo firme del camino antes ocupado por las vías
del ferrocarril.
Los
ingenieros romanos ya advirtieron la importancia de este eje que inicialmente unía
dos urbes muy importantes durante el período de la dominación romana en
Hispania: Augusta Emérita (Mérida) la capital de la provincia romana de
Lusitania y Asturica Augusta (Astorga) una importante ciudad de la provincia
Tarraconense.
La
distancia más corta desde Andalucía Occidental (provincias de Huelva, Sevilla y
Cádiz), Extremadura y Castilla y León hacia los mercados europeos es esta
estratégica ruta. Por eso ingenieros más
modernos la prolongaron por el norte hasta Gijón y por el sur hasta Sevilla,
tanto por carretera (primero la N-630 y más tarde la Autovía A 66) como por
ferrocarril (la Ruta de la Plata que unía Sevilla y Gijón).
Por
el camino reflexioné sobre algunos aspectos de esta última infraestructura hoy cerrada
al tráfico entre Plasencia y Astorga, desmantelada casi totalmente y
parcialmente convertida en vía verde.
La
vía férrea Ruta de la Plata se abrió en 1893 entre Plasencia – Empalme (luego se
denominaría Palazuelo – Empalme y más tarde Monfragüe) y Hervás. El tramo desde
ese último punto hasta Astorga quedó concluido en 1896. Antes ya se habían
construido los tramos entre Plasencia – Empalme y Cáceres al sur y entre
Astorga y el norte de España.
Constituye
un eje no radial, que vertebra España de arriba abajo en un trazado que
resultaba ser estratégico excepto para la consideración de las lumbreras de
Renfe y del Gobierno socialista de la época (cada palo tiene que aguantar su
vela) que procedieron al cierre del tramo Plasencia - Astorga para el tráfico de pasajeros en 1985 y
diez años después para el tráfico de mercancías. Luego se procedería al
desmantelamiento de la infraestructura. Ante este dislate la Junta de
Extremadura no rompió ningún cristal para impedirlo.
Nuestra
incorporación a la UE y el posterior diseño de ejes ferroviarios transeuropeos,
entre otros el Eje Atlántico Irún – Salamanca – Portugal, hace que la Ruta de la Plata ahora
desmantelada, haya adquirido una importancia estratégica aún mayor que la que
tenía antaño y sería un eje de trasporte fundamental para llevar hacia Europa
viajeros y mercancías de las regiones del oeste español y de forma muy especial
desde Extremadura.
Por
esta razón y para enlazar allí con el Eje Atlántico sería de absoluta prioridad
para Extremadura reconstruir como mínimo el tramo entre Plasencia y Salamanca
hoy día fuera de servicio, aunque sería más conveniente todavía hacerlo hasta
Astorga. Y además mejorar también el tramo Mérida – Sevilla. Eso sí habría de
ejecutarse con un trazado y unas características avanzadas propias del siglo
XXI. Tendría que ser una línea doble electrificada para uso de viajeros y
mercancías, que permitiera la circulación de trenes tipo Alvia o Avant con
velocidades en torno a los 200 km.h-1.
Esto
permitiría a las mercancías extremeñas alcanzar a coste y tiempo mínimos los
mercados europeos y también los puertos del norte y del sur de España. La
reconstrucción de esta línea férrea y su puesta en servicio debería ser una de
las prioridades de nuestra administración autonómica.
Pero
no se aprecia un gran interés en la Junta de Extremadura por reivindicar esta
obra, con lo que incurre, en mi opinión, en un gravísimo error que pagaremos
como tantos otros que se han cometido. No nos merecemos esta descomunal falta
de visión por parte de nuestros gobernantes. Deberían estudiar este tema con
detenimiento y rectificar cuanto antes. La recuperación de esta infraestructura
es vital para Extremadura.
Durante
nuestra marcha el paisaje lució esplendoroso con un gran cromatismo fruto de
una variada mezcla de tonos amarillos, ocres y rojizos propios del otoño. A
ello se unía un firmamento de un color azul purísimo sin una nube que anunciara
una lluvia esperanzadora dada la sequía que se cierne sobre España. Finalizamos
la caminata por la que fue vía férrea Ruta de la Plata con un almuerzo en Béjar
durante el cual pudimos degustar el plato típico de la zona: el “calderillo
bejarano”.
De
regreso a Cáceres nos detuvimos en Plasencia para realizar un rápido recorrido
por el casco histórico. Durante el mismo pudimos contemplar alguno de sus
bellos monumentos: las dos catedrales, varios palacios e iglesias y el Convento
de Santo Domingo restaurado con gran acierto y convertido en un parador nacional
de los mejores de la red española.
Quedamos
en volver para visitar con más detenimiento esta majestuosa ciudad que es
Plasencia, la perla del Valle. Merece la pena.
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