¿ESTAMOS ANTE
UN NUEVO EPISODIO DE SEQUÍA?
Históricamente
la climatología de España presenta ciclos secos caracterizados por una sensible
disminución de las precipitaciones la cual viene acompañada, en la mayor parte
de los casos, por un incremento de las temperaturas y de la radiación solar.
El
clima en la mayor parte de nuestro territorio muestra irregularidades
pluviométricas tanto en el espacio como en el tiempo. El cambio climático, cuya
certeza está ya avalada por la mayoría de la comunidad científica, parece que
dará lugar a un sensible incremento en la frecuencia de esos períodos secos.
En
tiempos recientes las sequías de los años 1982 – 1983, 1992 – 1995 y 2005, han sido las más intensas que se han
producido en España y en Extremadura.
Los
embalses construidos en nuestro país a lo largo del tiempo, permiten acumular agua
durante los períodos lluviosos para hacer frente a la escasez de ella en los
períodos secos. Merced a los recursos hídricos regulados en estas estructuras
podemos satisfacer nuestras demandas de agua para abastecimiento urbano,
regadíos y usos industriales lo que permite el desarrollo de los territorios y
la mejora de nuestra calidad de vida.
Pues
bien todavía hay “iluminados” que se oponen a la construcción de nuevos embalses
e incluso opinan que no debieran haberse construido los existentes. Argumentan
que a los ríos hay que dejarlos en su estado natural. Si se diera esta
situación las consecuencias en España serían: dificultades permanentes para el
abastecimiento urbano, prácticamente no podría haber regadíos y la mayoría de
los ríos en verano se quedarían secos afectando negativamente este estado a su
biodiversidad.
En
régimen natural la regulación propiciada por nuestros cursos de agua supondría nada
más que entre el 8 y el 9 % de la aportación de lluvia. Gracias a los embalses,
la regulación ha pasado a ser de alrededor del 50 % de las aportaciones en nuestras cuencas
extremeñas del Tajo y del Guadiana por ejemplo. Gracias a esta regulación de agua
podemos abastecernos de ella en nuestros domicilios, regar nuestros campos para
cubrir las necesidades agroalimentarias de España, producir energía
hidroeléctrica o termosolar y aprovecharla para la navegación y el turismo.
En
España ya hay tres cuencas hidrográficas las de los ríos Segura, Júcar y Duero,
en las que hace unos días se ha tenido que declarar oficialmente el estado de
sequía.
La
situación hidrológica actual comienza a ser de cierta preocupación en las
cuencas extremeñas de sus dos ríos principales Guadiana y Tajo aunque todavía
no se den motivos para la alarma.
En
la parte de la cuenca del Guadiana que afecta a Extremadura estamos a fecha 12
de junio con unos niveles de almacenamiento en los embalses de 4.526,1 Hm3
(56,3 %) cuando el año pasado por estas fechas almacenábamos 5.523,2 Hm3 (68,7
%). Tenemos un 12,4 % menos de volumen almacenado. De los grandes sistemas sólo
el Cijara – García de Sola – Orellana está en situación de Prealerta. En Alerta
sólo se encuentra el embalse de Llerena que es de pequeña capacidad (2,26 Hm3).
El sistema en conjunto está todavía en Normalidad.
Respecto
a la cuenca del Tajo en Extremadura la situación es parecida a la del Guadiana.
De un total de 6.407 Hm3 de capacidad total de almacenamiento hay embalsados
3.829 Hm3, es decir el 59,8 %. El año pasado había acumulado el 74,1 %. Tenemos
un 14,3 % menos de recursos hídricos disponibles que el año anterior por estas
fechas.
La
casi totalidad de los sistemas se encuentran en situación de Normalidad,
excepto el Guadiloba de abastecimiento a Cáceres que está en Prealerta camino
de la Alerta y el pequeño embalse del
Salor (14 Hm3) que se encuentra en Emergencia.
El
problema del abastecimiento a Cáceres se resuelve con el trasvase antiguo del
Almonte que está en funcionamiento y en el Salor habrá que reducir
drásticamente el riego ya que sólo dispone de 5 Hm3 embalsados y no hay
alternativas.
Con
un cálido verano por delante y el bajo nivel de precipitaciones que
estadísticamente se espera en esta época del año, la previsión es que al final
del estío la situación no será nada halagüeña, aunque tampoco llegará a ser de
emergencia. Pero puede empezar a ser
preocupante.
Dada
la situación y las perspectivas que existen es preciso realizar un llamamiento a
todos los usuarios del agua para que desde ahora mismo mejoremos la eficiencia
en su utilización a fin de prevenir futuros problemas si se mantiene esta
tendencia de sequía.
Y
esas normas de buen uso del agua hay que aplicarlas desde ya. Precaución en el
consumo en los hogares así como en el de las piscinas privadas o públicas; llevar
a cabo los riegos de jardines y zonas verdes con dotación deficitaria con el único fin de mantener las áreas irrigadas y en los regadíos aplicar el agua con
la mayor eficiencia y extremando la atención en el riego por parte de los
agricultores.
De
este modo es posible que podamos salvar la situación y volver a la normalidad
cuando se recuperen los embalses con las previsibles lluvias en otoño e
invierno. Confiemos en que así sea. Pero hay que extremar las precauciones
desde hoy mismo. Para poder defendernos mejor si se consolida una nueva sequía.
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