LOS BARRUECOS:
FUSIÓN DE NATURALEZA Y ARTE
Próximo
al núcleo urbano de Malpartida de Cáceres se ubica, en plena naturaleza, un
sitio idílico denominado Los Barruecos el cual ocupa una superficie de
alrededor de 320 hectáreas.
Se
trata de un batolito granítico formado por estas rocas magmáticas intrusivas.
Desde el núcleo de la tierra, hace millones de años, emergió el magma que dio
lugar a estas masas rocosas plutónicas de granito constituidas por minerales de
cuarzo, mica blanca también denominada moscovita y feldespato ortosa como
elemento cementante.
En
el transcurso del tiempo este tipo de rocas, muy resistentes a los esfuerzos de
compresión - con ellas se han construido múltiples obras de ingeniería que se
mantienen en pie a lo largo de siglos - pero algo deleznables, han sido erosionadas
por la acción persistente de la lluvia, el viento y el hielo introducido en sus
diaclasas (grietas en la roca), modelando una gran cantidad de formas
caprichosas que constituyen un paisaje único.
En
este rincón tan original se ubican dos charcas: los Barruecos de Arriba y de
Abajo construidas para alimentar de agua a un lavadero de lanas y para servir
de bebida al ganado que se alimentaba de los finos pastos, que crecían en la
época de lluvias en los suelos arenosos derivados del granito y que
posteriormente se agostaban en el estío implacable de la penillanura cacereña.
El
lugar desde siempre constituyó un sitio de expansión y de ocio para los
malpartideños que lo usaron para el paseo, la pesca o el baño en épocas en las
que no existían las piscinas artificiales. Este paraje delicioso fue respetado
por los lugareños que han conseguido que se conservara prácticamente en su
estado prístino con muy pocas alteraciones.
Este
espacio idílico, en el que se puede escuchar el silencio sólo interrumpido por
los cantos de las aves que anidan en sus rocas y por los mugidos o balidos del
ganado, fue descubierto por un artista de vanguardia, el alemán Wolf Vostell,
casado con una extremeña, que se enamoró de este rincón y consiguió fusionar en
él un arte nuevo rompedor de moldes con un paisaje viejo de siglos.
El
éxito ha sido notable y hoy día este paraje es conocido además de por su
belleza natural, por el museo Vostell ubicado en las instalaciones del lavadero
de lanas, que abandonado en el siglo XX por la evolución negativa del precio de
este material, fue convenientemente restaurado, así como por las esculturas al
aire libre que se integran en el paisaje.
Juan
José Lancho, tristemente fallecido, un clarividente alcalde de Malpartida que
apoyó desde el principio y sin reservas la labor de promoción llevada a cabo
por el artista alemán, fue la autoridad que primero impulsó la idea de Vostell,
cuando todavía no se conocía el resultado de su apuesta y en el pueblo no todos
apoyaban la idea de invadir este espacio bucólico con la ruptura que suponía la
introducción de un arte vanguardista de nuevo
cuño.
Afortunadamente
el alcalde mantuvo su apoyo y sus sucesores en el gobierno local y también la
Junta de Extremadura atisbaron que el éxito conseguido iría en aumento y
continuaron apostando por la fusión del arte y del paisaje granítico de los
Barruecos. Acertaron en ello el alcalde Antonio Jiménez que por desgracia no
está ya entre nosotros y Víctor del Moral y Alfredo Aguilera los últimos ediles
de Malpartida.
Recientemente
Los Barruecos han sido declarados con todo merecimiento el Mejor Rincón de
España para el año 2015.
Esta
mención es el reconocimiento a la belleza de un lugar deleitoso en el que la
geología, la variada flora propia de terrenos ácidos y la fauna de áreas secas
y húmedas, con presencia destacada de la cigüeña, conviven con el espacio
artístico aportado por Vostell, ya fallecido, y sus seguidores y es un ejemplo
de integración del arte dentro de un paraje idílico y espectacular que sin duda
merece ser visitado.
¡Enhorabuena
a las gentes de Malpartida de Cáceres por este galardón otorgado a Los
Barruecos¡
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