CATALUÑA:
ELECCIONES SIN DEMOCRACIA
En
unas condiciones políticas y sociales que están muy lejos de ser democráticas,
los políticos catalanes que propugnan la secesión de este territorio de la
nación española, han montado unas elecciones a las que, por su cuenta, les han
atribuido el carácter de plebiscitarias, pretendiendo que sus resultados se
conviertan en la expresión, supuestamente democrática, de la voluntad de un
pueblo para separase del resto de España.
La
democracia exige unas condiciones que están muy lejos de darse en Cataluña,
donde la manipulación de los políticos que allí gobiernan aliados en una lista
común con otras formaciones independentistas, están impidiendo que los comicios
se realicen en un ambiente de libertad en el que los electores tengan la
posibilidad de recibir una información veraz e imparcial sobre las
consecuencias de su voto.
La
primera cuestión a considerar es la declaración unilateral por la que a estas
elecciones se les otorga la categoría de convertirse en un plebiscito para
determinar la independencia de Cataluña. Las elecciones plebiscitarias no están
previstas en el ordenamiento jurídico que regula la autonomía de Cataluña y por
tanto las del 27 S no pueden tener dicha condición. Son sencillamente unas
elecciones al parlamento catalán y no puede otorgárseles otros fines ya que
estos serían espurios e ilícitos.
Los
organizadores independentistas pretenden además que, siendo plebiscitarias, lo
que determine el resultado sea el número de escaños obtenidos y no el número de
votos conseguidos, cuando la esencia fundamental de un plebiscito (opinión de
la plebe, del pueblo) o de un referéndum es que todos los votos tengan el mismo
valor.
En
las elecciones catalanas los votos no valen lo mismo, por las diferencias
existentes entre las distintas circunscripciones electorales: por ejemplo, para
obtener un escaño en Barcelona se necesita un número de votos distinto al de
Lleida y, también, por aplicarse la conocida ley D’Hont que favorece en el
proceso de adjudicación de escaños a los partidos más votados. Por estas
razones se puede obtener mayoría absoluta en el número de escaños sin que se
obtenga la mayoría absoluta en el número de votos. No rige el principio de un
hombre, o mujer, un voto con igual valor.
El
partido en el gobierno de Cataluña capitaneado por Más, un ilustre inepto que
trata de escamotear la corrupta y desastrosa gestión que ha llevado a cabo en
su mandato, disfrazándola con la independencia y envolviéndose en la
“estelada”, la bandera independentista, toma partido y apoya las posiciones
separatistas poniendo a su disposición todos los medios y recursos
administrativos de la Generalitat, demostrando de esto modo una absoluta
parcialidad, cuestión que por sí sola ya pondría bajo sospecha que estas
elecciones tengan un ápice de democracia en su desarrollo.
De
igual modo todos los medios de comunicación públicos están volcados y
manipulados para conseguir que los catalanes voten la secesión a toda costa.
Esta manipulación de los medios públicos es un escándalo propio de países
bananeros y no de sistemas democráticos
en los que los electores reciben una información imparcial y rigurosa para que
puedan emitir su voto en libertad y con conocimiento de causa, sabiendo lo que
votan y las consecuencias que asumen con su sufragio.
Pero
es que los medios de comunicación privados con sede en Cataluña se encuentran
también mediatizados porque su subsistencia económica, y más en época de crisis,
depende de las subvenciones y publicidad institucional que reciben de la
Generalitat, por lo que están teledirigidos y tampoco proporcionan una
información veraz al votante.
De
lo antes expuesto puede deducirse que estas elecciones se realizan en un
ambiente de ausencia de democracia y están mediatizadas. Cualquier observador
internacional imparcial no calificaría a estas elecciones como libres y
democráticas.
Siendo
ilegal su condición plebiscitaria al estar fuera del ordenamiento jurídico, las
consecuencias de las mismas conllevan el mismo signo de fuera de la ley y los
dirigentes que opten por rupturas unilaterales a partir de los resultados de
estos comicios están expuestos a que pueda aplicárseles la ley también a ellos.
Eso
no quiere decir que no hayan de buscarse caminos en el marco de un diálogo
democrático para dar solución a las aspiraciones catalanas, cosa que debía
haber sucedido mucho antes de llegar a la situación límite en la que nos
encontramos.
Pero
la cerrazón de Más y de Rajoy lo ha impedido. Y por esta razón estamos donde
estamos.
Estas elecciones se celebran de manera plebiscitaria, porque nadie ha impedido que se prodruzca un fraude de Ley. Nunca debieron consentirse, algo que podrían haber hecho simplemente aplicando la Ley en vigor. Confundir la Democracia, con la Cobardía, es algo muy común en España. Cada vez que escucho las palabras, dialogo, consenso, en el marco de la vida política, siempre leo: cobradía y pasteleo.Este buenismo insitucional y social que nos inunda, lo pagaremos caro. Muy caro.
ResponderEliminarFdo. Angel Sánchez Sánchez-Mora
Los votos en España, no tienen el mismo valor, desde el principio del llamado Estado democrático, y ningún "partido", ni sus "gobernantes" de este país llamado España ha cogido el toro por los cuernos, porque a nadie les interesa, solo quieren poder, y así nos va
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