viernes, 20 de octubre de 2023

 UN VIAJE A LA TOSCANA Y ROMA

Hace unos días he regresado de un maravilloso viaje a la Toscana y a la Ciudad Eterna: Roma.

La Toscana es una bellísima región italiana en la zona centro – norte de la península itálica, que además de unos paisajes de ensueño, cuenta con un patrimonio artístico de primer nivel.

Hemos disfrutado de un tiempo veraniego, lo que nos ha permitido contemplar un paisaje en el que la luz de un cielo despejado ha contribuido a aumentar su belleza. Alternancias de un relieve de colinas en donde destacan los cipreses como especie forestal típica, con valles muy fértiles, conforman una región con una extensión de 22.994 km2, un poco más que la provincia de Badajoz, pero que alberga una población de casi cuatro veces la de Extremadura.

Ciudades de singular belleza e historia como Florencia, con su imponente catedral (duomo) de Santa María del Fiore, coronada por la cúpula de Giotto y lugares bellísimos como la Piazza della Signoria, el Palacio Vecchio, la galería Ufizzi y las riberas del río Arno con su enjoyado Ponte Vecchio, han generado nuestro éxtasis ante tanta hermosura constructiva e histórica. Los Médicis artífices en gran parte de esta maravilla, siempre presentes en escudos y fachadas.

Miles de turistas pululando por la ciudad, llegando a extremos de encontrar dificultades para caminar, ante la presencia de una muchedumbre ansiosa de contemplar tan destacado patrimonio histórico y cultural.

Pisa, la cuna de Galileo Galilei, cuenta en su recinto histórico intramuros con edificios de gran monumentalidad como son su catedral, su baptisterio y el camposanto, así como la Torre de casi 54 metros de altura, campanario del duomo pisano, retenida en inclinada (4º) erección por adecuadas actuaciones ingenieriles, para que se mantenga erguida y no termine de hundirse en sus débiles cimientos pantanosos.

Lucca la ciudad de Giacomo Puccini autor de óperas tan destacadas como Tosca, que contiene arias tan bellas como “E lucevan le stelle”, nos recibe con su singular belleza y su original plaza del Anfiteatro, el centro neurálgico de su casco antiguo. Su catedral de San Martín y la iglesia de San Miguel son obras de una gran monumentalidad.

Siena deslumbra desde su atalaya que alberga la Plaza del Campo y su Palazzo Pubblico y es sede de su carrera del Palio, que dura menos de minuto y medio y que marca el triunfo y la gloria para alguna de las “contradas” o barrios en que se divide la ciudad. Saborear un spritz de Alperol o Campari en las terrazas de esta hermosa e inclinada plaza en forma de abanico, es un placer indescriptible para el turista.

Y su extraordinaria catedral dedicada a la Asunción de la Virgen, construida con una mezcla de mármol de Carrara y de serpentina, de estructura románica que iniciara su construcción a finales de 1355, es una edificación majestuosa que merece una detallada visita para contemplar toda la belleza arquitectónica y de obras de arte que alberga.

Y pueblos bellísimos dispersos por su geografía como San Gimignano con sus torres esbeltas, que alcanzó notoriedad al encontrase en el trayecto de la Vía Francígena que unía Italia con el resto de Europa, y que conserva su embrujo en sus calles estrechas, llenas de comercios y de turistas buscando sus recuerdos y una botella de Chianti, el vino típico de la Toscana italiana que nace del “coupage” de cuatro variedades de uva, dos negras: sangiovese y canaiolo y dos blancas: malvasía y trebbiano.

Pienza, un pueblo pequeño de menos de 2.000 habitantes, recuerda al papa Pío II, que edificó una bella catedral con algunos problemas constructivos, por asientos diferenciales de sus cimientos y Montepulciano un pueblo con escarpado acceso hasta alcanzar la plaza del ayuntamiento y de su inacabada catedral, que presenta una industria vitivinícola muy importante y es sede de una carrera de toneles de vino por sus empinadas cuestas. Una cata de buenos caldos locales completó nuestra visita a este bellísimo enclave.

Y al fin Roma, la Ciudad Eterna que atesora un impresionante patrimonio arquitectónico y cultural consecuencia de ser la capital del Imperio Romano y centro neurálgico de la Iglesia Católica en el Vaticano, un estado dentro de otro estado, pequeño en extensión, pero de gran importancia social al ser el referente del catolicismo mundial.

Los guías nos hablaron de que ya andan por unos 40.000 los visitantes diarios del Vaticano, la basílica de San Pedro y sus museos, lo que explica el lleno de los pasillos, que hacía casi imposible el deambular de los visitantes y el poder apreciar con calma todas sus bellezas.

Me ha decepcionado Roma en esta visita. Mantiene incólume su patrimonio arquitectónico, pero se revela como una ciudad sucia, llena de turistas pululando por todos sus rincones y con un tráfico que roza el caos. El barrio del Trastévere conserva un ambiente desbordante de gente, pero está lleno de grafitis y de basura. Nada comparable a lo que conocí hace unos 20 años.

En cuanto a hostelería he podido comprobar que estamos muy por encima de los italianos.

Lo mejor del viaje el grupo de amigos que nos hemos movido juntos y que hemos gozado de unos días de verdadera camaradería. Y también los vuelos de Iberia de Madrid a Florencia y especialmente el de Roma a Madrid en un Airbus 320 nuevo, que salió con media hora de retraso y recuperó el horario de llegada con un aterrizaje impecable. Al menos algo de la Marca España, tan deteriorada en otros aspectos, funciona

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